Cuando en verano abandonaron la disciplina blaugrana tres hombres como Márquez, Chygrynskiy o Yaya Touré capaces de actuar como centrales sin que se realizase ninguna incorporación en esta posición, el Barça asumió un gran riesgo. En la plantilla quedaron Piqué, un Puyol superando la treintena, un Milito que venia de una larguísimo periodo ausentado de los terrenos de juego por culpa de una lesión, la opción de mover del lateral a un Abidal que anteriormente no había ofrecido demasiadas buenas sensaciones como central, y un grupo de prometedores canteranos encabezados por Fontàs y Marc Bartra.
El primero en caer fue Milito, pues pese a las buenas sensaciones que ofreció en el último tramo de la temporada pasada donde incluso fue titular en los partidos decisivos, su rendimiento desde el principio de temporada no ha permitido al técnico contar con él como un elemento útil en la rotación para la demarcación de central. Para solucionarlo Guardiola echó mano de Abidal como primer recambio a la pareja Piqué–Puyol dando entrada a Maxwell en banda izquierda, pero los problemas en la rodilla del capitán que le tienen lejos del terreno de juego, ha obligado a que lo que debía ser un recurso se convirtiese en el plan inicial. Por suerte y acierto del cuerpo técnico, la reubicación de Abidal en la posición de central que a priori parecía un recurso puntual no sólo se afianzó sino que dado su espectacular rendimiento se consolidó como una carta ganadora para el equipo. Así, tras la noticia de que Eric seguramente se perderá lo que queda de temporada por enfermedad, el Barça está obligado a encontrar un central.
La opción Milito:
A priori sería la más lógica si tenemos en cuenta que el argentino es, junto a Piqué, el único central de la primera plantilla disponible. Además, hablamos de un perfil de central del agrado del entrenador, es decir, con buena salida, y que siendo zurdo, se complementaria perfectamente con un diestro como Piqué. No obstante, esta temporada el rendimiento del argentino ha estado muy lejos de lo deseable. Físicamente tocado por las lesiones, le cuesta mucho aguantar una carrera al delantero rival que con campo por delante, lo tiene todo a favor para rebasar al defensor únicamente por velocidad. Así pues, Milito debe imponerse por lectura y posicionamiento, pero en este punto, su largo período de inactividad vuelve a hacer mella. Tanto tiempo lejos de un terreno de juego ha provocado que a Milito le suceda algo parecido a lo que les ocurre a los porteros suplentes después de varias temporadas, que pierden las referencias. Medir los tiempos, las distancias, las reacciones de los rivales y de tus compañeros…no es lo mismo hacerlo en los entrenamientos que en los partidos. Por eso se dice que la mejor manera de entrenar es jugando.
La cuestión con respecto a Milito es, primero, si el cuerpo técnico cree que con partidos puede recuperar un estado de forma parecido al de finales de la temporada pasada, y segundo, si se considera que el equipo tiene tiempo y/o mecanismos para sostener el rendimiento del argentino hasta que eso ocurra.
La opción Fontás:
Por si acaso Guardiola contará con el central del filial Andreu Fontàs. Zurdo como Milito y capaz de ocupar el mediocentro, ya sabe lo que es jugar en Primera División con el Barça, y aunque en caso de pasar por delante de Milito en las preferencias del técnico supondría un duro golpe para el argentino, hay que tener en cuneta dos aspectos: uno, que todo parece indicar que, como Thiago, la próxima temporada Fontàs formará parte de la primera plantilla; y dos, que llegado el momento de la verdad, a Guardiola no le ha temblado el pulso para tomar decisiones controvertidas similares, como la reubicación de Touré al centro de la defensa aun contando con un central como Cáceres o la suplencia de Ibrahimovic en favor de Bojan el tramo final de la pasada Liga.
Serán decisivos los próximos partidos para adivinar los planes de Guardiola, pues si el técnico se decide por jugársela con el canterano en los partidos decisivos, antes deberá darle minutos en Liga por delante de Milito.
La opción Sergio Busquets:
Aunque la nombramos en último lugar, ésta es la que, creemos, será la solución escogida por Pep Guardiola mientras no esté Puyol, al menos, en los partidos grandes. Es una alternativa que ya se había probado en algunos partidos, pero que finalmente se confirmó como válida en la vuelta ante el Arsenal. Faltará ver si la decisión de alinear a Sergio como central ante los gunners obedeció a la falta de un central que sacase el balón limpio ante la ausencia por sanción de Piqué, o a que Guardiola estima que es mejor alternativa que Milito. Busquets puede tener problemas si el Barça es superado y la situación requiere que los centrales hagan gala de lectura y técnica defensiva, pero si el equipo domina y los centrales tienen que centrarse más en construir que en destruir, Busquets puede sobrevivir a la posición.
Teniendo en cuanta que esta alternativa permitiría la entrada en el once de Javier Mascherano, no sería de extrañar que en algunos partidos y en determinados momentos, Busquets y Mascherano intercambiaran sus posiciones, como ya sucediera en algún tramo frente al Arsenal. El equipo pierde primer pase -algo posiblemente asumible si se cuenta con Valdés, Alves, Piqué y Maxwell/Adriano– pero gana al mediocentro que más y mejor se adapta al discurso futbolístico del equipo y a un jugador como Mascherano, con una técnica defensiva extraordinaria, capaz de solventar situaciones adversas aun en una posición extraña para él como la de central.