
Guardiola quiso salir a dominar, a tiranizar la posesión. Sentó a Cesc y dio a entrada al ritmo pausado de Thiago junto a Xavi. 1-3-4-3 para imponerse desde la abrumadora superioridad azulgrana en mediocampo frente al doble pivote del Madrid. Mourinho, además, como comentamos en la prévia se lo permitió. Salvo los primeros minutos, el Madrid no salió a presionar arriba la salida azulgrana. Benzema, Özil y un Di Maria recién salido de lesión no parecían los hombres para hacerlo. El planteamiento de Mou fue cerrarse sobre Messi, permitir las recepciones delante de mediocentros pero nunca tras ellos. Los centrocampistas del Barça superaban en número, pero siempre tenían el balón delante de la pareja Xabi-Khedira. El Madrid nunca giró, nunca perdió la espalda de los mediocentros. Alonso y Khedira pegados a los centrales y un trabajo increíble en la defensa de líneas de pase, lograron sujetar a Messi todo lo que se puede sujetar al argentino, que aun así filtro algunas jugadas que podrían haber resultado decisivas.
Como Levante y Chelsea, el Madrid le permitió el discurso al Barça pero los azulgranas ya no pudieron imponerse. Significativo que en los tres partidos Xavi haya sido sustituido, por mucho que pesen los problemas físicos del egarense. Significativo también que por el 6 no entrara Cesc, sino que durante algunos minutos el Barça jugó sin un cerebro. Con su alineación, ayer Guardiola explicitó que el Barça tiene problemas futbolísticos. Aunque no hallara las soluciones, buscó cambiar algo. Veremos como afecta esto al equipo y los movimientos de Pep de cara a un partido del martes que se prevé calcado.
