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Una historia de Champions

Cinco semifinales consecutivas, seis de las últimas siete, y como si de rendir un homenaje se tratara, el Barça retoma la Champions con el enfrentamiento por excelencia de la última década en Europa. Barça y Chelsea renacieron casi a la vez, uno de la mano de Joan Laporta y Txiki Beguiristain y el otro de Roman Abramovich. Los primeros duelos en ese renacimiento de dos clubs centenarios fueron con Rijkaard y Mourninho en los banquillos. Fueron los enfrentamientos de la Gallina Maxi, del duelo Messi-Del Horno, de la pareja Terry-Carvalho, de los goles de Eto’o y Ronaldinho, de las contras de Duff y Robben, de Deco, de Lampard, de Gallas, de Motta… Duelos que ya son historia de la Champions. Pero sin duda, el partido más recordado se vivió ya con Guardiola en el banquillo azulgrana, y con Hiddink en el blue, en ese partido de vuelta de las semifinales, la temporada del triplete, que decidió el histórico gol de Iniesta en el último suspiro.

Tres temporadas más tarde, la Champions vuelve a auto-homenajearse con la reedición de ese duelo. El Barça, que por aquel entonces asentaba las bases de un ciclo triunfal, llega al encuentro tras coleccionar títulos, elogios y la admiración del mundo del fútbol en los últimos años. El Chelsea, por su parte, parece haber vuelto al mismo punto que entonces, a la búsqueda de un nuevo proyecto que pueda dejar atrás el recuerdo de los triunfos de Mourinho. La apuesta parecía fuerte por Villas Boas, pero la propuesta del ex del Oporto, que caminaba contraria a la tradición más inmediata de los éxitos del conjunto inglés, no cuajó y el inexperto Di Matteo tomó las riendas del equipo.

Con el técnico italiano, el Chelsea ha vuelto a un modelo que identifican como propio y que los hace sentirse más cerca del éxito. El equipo de Londres ha recuperado el juego vertical y la contra como discurso principal. El mayor problema, quizá sea que han perdido capacidad de sufrimiento en campo propio. Los otrora Makelele, Carvalho o Essien, ahora son Obi Mikel o David Luiz, jugadores con un menor colchón táctico que les hace más vulnerables al ataque estático del rival. Pudimos verlo ante el Benfica, dónde el equipo capitaneado por Aimar, Witsel y Gaitán hizo vivir al borde del precipicio a los de Di Matteo. Ahora, en frente tendrán a Messi, Iniesta, Cesc y Xavi. Por eso, es esperable que el técnico italiano tome medidas. De entrada, el 4-2-3-1 que ha utilizado hasta la fecha, seguramente sea más 4-5-1 que otras veces, y que la mediapunta, en lugar de para Mata, sea para un hombre de mediocampo, seguramente Lampard. Por detrás del internacional inglés, el trabajo de Meireles completando el triángulo con Mikel o Essien. La mejor opción, entendemos, es este último, pues se adaptaría mejor al escenario defensivo que deberá afrontar el Chelsea. En esa voluntad de fortalecer por dentro el planteamiento defensivo del equipo, no sería descartable que Ramires recuperase la posición que ocupó antes de la llegada de Di Matteo y formase más como interior en una suerte de trivote que como hombre de banda.

Atrás, la línea de cuatro parece clara con Ivanovic, David Luiz, Terry y Cole, pese a la lesión en las costillas del capitán. Sobre David Luiz, si bien comentamos que puede sufrir en un escenario de sometimiento azulgrana -más por inmadurez que por condiciones- también hay que reconocer que su adecuación para defender a Messi es altísima. Potentísimo a nivel físico, dominador de la anticipación, rápido, capaz de salir lejos de la línea y con el punto de pausa en los tiempos de la entrada que tantos problemas genera a Leo en Sudamérica. Por eso, por parte de Guardiola, con tal de liberar a Messi, sería interesante la alineación de Alexis en punta. Un jugador veloz que ante la lentitud de Terry obligue a fijarse a David Luiz y libere al 10 a espaldas de mediocentros. La solución para Di Matteo está en Ivanovic cerrando como central para hacer la cobertura a Luiz, más si la banda izquierda del ataque azulgrana es para un Iniesta que buscará el centro. Eso sí, a diferencia de en Milan, estará Cesc, y el funcionamiento de la banda izquierda y por consiguiente el juego de Iniesta en banda varia notablemente con el de Arsenys sobre el campo.

Si como esperamos, para fortalecer la media, Di Matteo sacrifica a uno de los integrantes de la línea de tres que se sitúa por detrás del punta, el sacrificado será el que ocupa la banda izquierda, posición en la cual han alternado Maoluda y Kalou. Entendemos pues, que sobre ese costado caerá el español Mata. El ex-valencianista, junto a las salidas en conducción de Ramires por banda derecha, deberá ser una de las claves de la transición defensa-ataque de su equipo. Del papel del nueve, su elección y su repercusión en el choque, hablaremos mañana en un segundo artículo previo al partido. Mata, pues, tendrá el papel de recibir a espaldas de los interiores, de ser la continuidad o el inicio, el jugador que permita respirar y salir, y a la vez obligue al Barça a replegar. Seguramente, por posicionamiento y función, tendrá un papel similar al que desempeñó Robinho en el Camp Nou. Así, si el Barça descubre su banda derecha para que sea Alves quien la ocupe en todo el largo, Mata tendrá una posición muy libre para buscar la situación más favorable para recibir cuando el Chelsea recupere y dirigir las contras del equipo.

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