
Caparrós y Djukic quisieron defender el inicio de la jugada. Ambos usaron a dos hombres en la primera línea de presión aunque luego en ataque no formaran con dos puntas. Así, por ejemplo, sin balón, Banega se situaba casi en paralelo a Postiga, creando el dos para dos con la pareja de centrales del Barça. Sucede que este año, el Barça viene presentando alternativas a su típica salida central. Lo apuntamos cuando llegó el Tata. El equipo necesitaba encontrar una solución distinta al circuito central-interior, y Martino ha respondido aumentando el peso de los laterales en esta fase del juego. El Barça gana una salida más segura, quizá incluso más fácil, y plantea al los rivales un escenario distinto del de las últimas temporadas. Podría decirse que tanto Levante como Valencia salieron a defender al Barça de Vilanova y se encontraron al del Tata.
Con los laterales proyectados a la vez y sumándose a la línea de medios, el Barça empareja hombre por hombre a la segunda línea del rival, y deja libre a Busquets para que sea una línea de pase sin oposición para los centrales o el guardameta. Lo vimos ayer: balón en los pies de Valdés, Banega y Postiga tapando la salida hacia los centrales, Alves y Alba fijando por fuera a Pabon y Canales, Iniesta y Cesc haciendo lo propio por dentro con Javi Fuego y Míchel, Piqué y Mascherano se abren separando entre sí a sus pares, y Busquets queda absolutamente solo en el centro para recibir el envío del portero. Salida fácil, dos rivales superados, y superioridad numérica en la media. Si además a Iniesta le da por caer ligeramente a la izquierda para generar el espacio interior a un acercamiento de Messi…
En el otro área el Barça defendió diferente. Defendió como le ha costado que le defiendan, recuperando cuando el pase llega y no cuando sale. Trabajando sobre el receptor y no sobre el emisor, es decir, sobre el centrocampista y no sobre el central. Los dos primeros goles llegaron tras sendas recuperaciones en la medular. De Busquets tras error en el pase de Javi Fuego en el primero, y otra vez con Sergio robando a Ever Banega en el segundo.
Simeone y Schuster defendieron así a los azulgranas. Con intenciones distintas, unos robando y otros esperando al error, ambos plantaron un 1-4-5-1 poco preocupado por la salida y absolutamente enfocado a la batalla en la línea de medios. Con la incursión de un quinto centrocampista a comparación de otras temporadas, debido a la amenaza de la salida lateral culé, el objetivo fue el de reducir al máximo el espacio entre líneas, y obligar a los interiores del Barça a jugar siempre de frente a sus homónimos rivales y nunca a su espalda. Vender barato el balón, pero muy caro progresar con él.
