Competir
Desde que lo entrena Eusebio -con el breve paréntesis de este inicio de temporada-, hay un problema que en el Barça B se repite: el equipo siempre ha tenido problemas para generarse ventajas arriba por puro juego. Cuando un futbolista tiene el balón en la media, no encuentra un contexto favorable por delante sino que tiene que forzarlo. Arriesgar en el gesto, ya sea el pase, el regate o incluso su posicionamiento en el campo. La primera consecuencia es que el Barça B no se asienta en la frontal contraria, la segunda -y están relacionadas-, que cualquier pérdida deja al equipo mal parado para la transición en defensa. La pasada temporada Deulofeu no lo disimuló pero sí que se sobrepuso. No importaba el déficit porque Gerard hacia añicos la categoría, pero ésta sin él, toca meter mano.
Dani Nieto es jugador de fútbol humilde. Se conoce la categoría y encaja muy bien en ella. Al filial azulgrana, además de esos intangibles que rodeado de adolescentes pesan más que otras temporadas, le da una serie de cosas de las que no puede prescindir a día de hoy. Aguanta la bola y sabe esconderla arriba. Tiene regate por insistencia, del que desespera al rival. Del que gira contrarios y los vuelca en su sector. Menos fino que Joan Román y más tosco, Nieto da tiempo a sus compañeros a llegar arriba, a ofrecerse liberados y a juntarse para la presión. Además, aunque la prefiera al pie, es de los que pica al espacio con intención. Con sus desmarques, el extremo abre el hueco al interior-mediapunta para que suba, al lateral para que sorprenda o rompe la línea del fuera de fuego para que el punta se desmarque para recibir entre centrales. Con un sólo movimiento pueden pasar muchas cosas. Y todas llegando de cara, no esperando de espaldas. No es la apuesta más preciosista ni sofictsicada, pero sí que hasta la fecha ha sido la más competitiva. Y eso, ahora el filial, es lo que necesita.