
¡Cúbreme, Sergi!
La noche del hattrick de Neymar, el mejor del partido fue Busquets. El de Badía, que lleva una temporada complicada, protagonizó una actuación magnifica. Sabemos que arrastra una pubálgia que la Copa Confederaciones no le dejó tratarse, que el Tata no ha terminado de encomendarle un rol definido en su Barça y que las situaciones que le rodean en el terreno de juego no terminan de ayudarle. A las lagunas defensivas consabidas de sus acompañantes de línea se une la realidad de que al equipo le cuesta asentarse en campo contrario. Cuando se pierde el balón, toca defender, y las piezas para hacerlo no son las idóneas. Ya no sirve hacerlo sólo con el cuero. Toca cubrir espaldas (I y II) y ahí Sergio está muy sólo.
A vueltas con eso, el debate del doble pivote es recurrente y, como todos, tiene sus puntos a favor y en contra. Implica ganar un hombre atrás pero perdiendo uno arriba, y aquí ya es cuestión de ponerlo en la balanza. Perder a Xavi, Iniesta o Cesc para ganar a Song. Normal tener dudas.”¡Ay! Si pudiera tener ambas cosas…” pensaría Martio, y quizá el argentino haya dado con la solución.
Ayer fue Sergi Roberto y, hace un par de jornadas, ante el Granada, Cesc. El Barça jugó con dos interiores y con dos mediocentros echando mano sólo de tres hombres. Uno de los centrocampistas asumía doble función. En primer lugar, en fase defensiva, ser pareja de Busquets, y así reforzar por dentro, eliminar un jugador al que el mediocentro tiene que hacer la cobertura, facilitar las ayudas a banda y liberar a los cuatro hombres que quedan arriba para que presionen sin mirar atrás. Pero cuando el equipo recupera, ese mismo jugador llega arriba, es un interior más y ahí, tanto Cesc como Roberto, tienen pie de La Masia. El rol, evidentemente, exige un recorrido y un desgaste físico con el que no cualquiera puede: Sergi Roberto, ante el Celtic, fue el futbolista de los veintidós que más kilomeros recorrió (12,7).
El Barça defendió en ventaja. La presión apenas cobraba peaje, ahora Busquets podía salir bien lejos a apretar y el equipo mantenía el orden tras el robo. Como resultado, atacar era más fácil, más fluido. No se partía en posición de inferioridad cada vez que tocaba transitar al ataque. Cada ataque del rival no suponía removerlo todo, sacar a todo el mundo de su posición. Recuperar era más fácil, y salir también.
Ahora viene el Villarreal, y ni Cesc ni Iniesta jugaron ayer. Se espera que estén. Fue la pareja ante el Granada. ¿Repetirá Martino? ¿Insistirá en la fórmula? ¿O por el contrario, faltando también Messi, el de Arenys entrará pero arriba? ¿Formarán, entonces, Xavi e Iniesta la pareja de interiores? ¿Y Sergi Roberto?
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