Detalles de entrenador
Aunque este fin de semana no hemos tenido Liga en España, la pelota no se ha parado en el resto de campeonatos. La jornada a nivel europeo nos dejó partidos interesantísimos, y dos de ellos los tocamos ayer en el blog. La goleada del Bayern de Guardiola y Thiago, y el empate del Everton de Deulofeu en el campo del líder, fueron además, dos duelos con mucho regusto culé. Hoy, volvemos sobre el partido del Emirates y desde Italia sumaremos el Roma-Fiorentina, para, saliéndonos un poco de nuestro trazado habitual, detenernos en dos detalles de dos técncicos presentes en esos duelos: Rudi García y Roberto Martínez.
Uno a uno iba el Roma-Fiorentina cuando Rudi García, ex-técnico del Lille, dio entrada al delantero Mattia Destro. Era el minuto 57 de partido, y sólo diez más tarde el atacante italiano, asistido por un imparable Gervinho, ponía en ventaja a su equipo y hacia enloquecer al Olímpico. A pocos minutos del final y sin que el luminoso hubiese cambiado, no obstante, Pjanic vio la segunda tarjeta amarilla y dejó a la Roma con diez. Con el marcador apretado y las florentinos atacando a la desesperada, Rudi García aprovechó que le quedaba una sustitución para solventar el contratiempo poniendo en juego al estadounidense Bradley. De los hombres de arriba, Gervinho era insustituible y quedaban dos hombres que habían saltado al campo en la segunda mitad: Taddei y el mencionado Destro. García sacó del campo al goleador.
No es nada habitual que esto ocurra. Sustituir a un jugador que ha entrado sustituyendo a otro es tan poco habitual como ver un cambio por mal rendimiento antes de la media parte. No es nada difícil que la decisión desemboque en conflicto. García se anticipó. Aún en caliente, tan buen punto el jugador puso un pie fuera del campo, se le acercó, lo rodeó con el brazo, lo agasajó y le dio las explicaciones pertinentes. Era el momento de aguantar el resultado, de hacer valer su gol.
Unas horas más tarde, en Londres, Lukaku corría desatado por el césped del Emirates. Deulofeu ya había marcado su gol, el partido iba uno a uno y ya no quedaba demasiado para el silbato final cuando los toffees cogieron en una contra al Arsenal. La conducía el belga. Todavía lejos de Szczesny, ‘Deulo’ se desmarcaba pero la defensa gunner no concedía la línea de pase. Lukaku no tuvo paciencia, se precipitó y chutó muy desviado. Desde el mismo instante en que el balón se separó de su bota, no hacía falta que nadie le dijera que en esa situación lo mejor que podía haber hecho era frenar, esperar y dar tiempo a que se sumaran más compañeros. De inmediato se giró hacia su banquillo. Esperaba el chaparrón, pero se encontró a su entrenador aplaudiéndole entusiasta. Falla tranquilo, Romelu, falla más veces. Errar te hará mejor futbolista.