Icono del sitio En un momento dado

Querer, poder, y aun así perder

Las dos primeras tarjetas del partido fueron para dos azulgranas, ambas por un enfado. En el 44 a Neymar por soltar una patada a un rival y en el 64 a Messi por protestarle más de la cuenta al árbitro. Los jugadores no se conformaron con caer, el Barça quiso. Terminó el partido con más de 20 disparos,  y rondó en varias ocasiones un gol que sólo un inspiradísimo Karnezis evitó. El Barça pudo. Y aún así perdió, porque así tenia que ser. Perdió el partido que pierden los proyectos agotados, los equipos sin rumbo ni plan. El punto final.

El capitán no lo merece, pero la temporada, el momento y los últimos tres años se resumen en ese «Puyol es el fichaje», metáfora perfecta de la realidad de la institución. Sin centrales en la convocatoria, el Tata retrasó a Busquets y metió a Song en el mediocentro. Tres problemas de un plumazo que permitieron al Granada llevar peligro a la portería de Pinto sin necesidad de forzar la máquina. Busquets fuera de posición, Song en su segundo año de adaptación a un equipo al que nunca se adaptará, y el Mascherano más inseguro de toda su carrera. El argentino, ahora mismo, tiene tal nivel de nerviosismo que en cada acción que debe defender cerca del área, comete algún fallo. Por si fuera poco, como con balón no hubo plan, no existía estructura que lo sostuviera. Iniesta y Cesc no dieron orden, temple ni sentido, y en una de las incontables pérdidas que protagonizó el equipo, en esta ocasión de Song y en la zona donde no se debe, el Granada lanzó la contra y con muy poco encontró el gol. Como el Valladolid hace unas semanas, los de Lucas Alcaraz no necesitaron un partido perfecto para derrotar al Barça. Aguardaron al error culé, que siempre llega, para adelantarse, y después se limitaron a resistir ante un equipo sin sistema.

Desde lo colectivo, más allá del acierto habilitando a un Montoya que entraba por banda como debía y erraba en el último toque como acostumbra, el Barça se limitó a colgar centros desde la banda buscando el remate improbable de un bajito o el rechace que pusiera el balón en los pies de uno de los hombres con más calidad de los que había sobre el césped. Por suerte para los visitantes, a nivel individual la paleta era más rica, y Neymar y Messi lo buscaron con ahínco. El brasileño con otra meritoria actuación, insistente, desequilibrante y exhibiendo personalidad en plena zozobra, y el argentino peleando por zafarse de la vigilancia granadina para ser solución desde antes de lo que sería recomendable. El planteamiento de Alcaraz lo permitía pues no ató demasiado en corto, pero centrales y portero comandaron la resistencia.

El Barça perdió porque no acertó, porque no podía pasar otra cosa, porque tocaba. Unos terminaron el partido cerrando con Pinto, Song y Mascherano, y los otros con Karnezis, Tiago Ilori y Murillo. Ganaron los segundos.

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