
La temporada con los dragones empezó en la línea de su pasado de azulgrana, pero en una liga menos exigente que la española y rodeado de compañeros que le sacaban menos distancia, su una o dos jugadas empezaron a traducirse en números. El contador de Cristian Tello empezó a sumar en todos los partidos que el extremo disputaba algún minuto, y una inoportuna lesión lo castigó justo cuando recibía el premio de la titularidad. Sin embargo, lejos de frenar su evolución y adaptación al equipo, tras su vuelta al verde Tello ha dado un paso al frente, no ya en importancia, sino también en fútbol. Se va difuminando aquel jugador que se definía a partir de un reducido número de acciones, y emerge un Tello que ahora ha añadido registros a su juego. Aparece por zonas interiores, mezcla el desborde veloz con cierta pausa para otear opciones de pase y hasta se ofrece como un recurso atrás cuando el equipo trata de iniciar la jugada con el cuero a ras de césped. La aparición de esta nueva y sorprendente riqueza futbolística en el jugador, le ha permitido, además, aportar en la derecha casi tanto como en la izquierda, lo cual, en un equipo donde Brahimi es uno de los puntales desde la orilla siniestra, le abre de par en par las puertas para aspirar a un puesto más o menos fijo en el once de gala de Lopetegui.
Así ha sido en tres de los cuatro partidos de Champions disputados por su equipo, con actuaciones especialmente destacadas ante el Athletic de Valverde. Con cinco asistencias y otras tantas intervenciones decisivas en lo que va de curso, a Cristian sólo se le resiste el gol que hace sólo unos meses le legitimaba casi en exclusiva. Ahora tiene más que eso.
