
Insuficiente
Lo antiguo no alcanza, lo nuevo no funciona y, esta vez, Messi no obró el milagro. Después del experimento de Champions ante el Paris Saint Germain, el Barça de Luis Enrique saltó al Coliseum Alfonso Pérez con una presentación más reconocible. El regreso de Dani Alves al lateral derecho devolvió el 4-3-3, Pedro ocupaba el sitio de un Neymar descartado con molestias y los interiores, en esta ocasión, iban para Rakitic y Xavi. Como viene siendo la línea con los dos en el campo, el croata actuó en el interior derecho y el catalán en el izquierdo, pero como novedad, durante los primeros minutos de partido ambos con un rol bastante parecido. Ninguno jugaba en la base y ambos buscaban la espalda del mediocampo del Getafe cuando era el Barça quien tenía la pelota. Esto sucedía la mayoría del tiempo, pues no sólo Contra planteó un módulo defensivo muy bajo, sino que además pidió a su equipo más intención cerrando líneas ajenas y manteniendo juntas las propias que agresividad en la recuperación del esférico.
Poco duró este primer planteamiento de Luis Enrique, pues ante la defensa pasiva getafense el trío Piqué-Mathieu-Busquets apenas eran origen de ventajas, con lo que, como en Mestalla, Xavi acabó por aparecer atrás. El técnico asturiano aseguró hace poco que apenas encuentra diferencias en jugar como interior a un lado u otro del mediocentro, pero lo cierto es que a Xavi se le ve bastante más potenciado en el derecho que en el izquierdo. Aún así, se las arregló para darle cierta estructura a la posesión en mediocampo y, apoyado en la poca voluntad de quite en su rival, favorecer el control de los culés. Un control que fue lento, muy lento por momentos, y que extrañó la capacidad que en este tipo de situaciones tiene Neymar para acelerar la jugada y cambiarle el ritmo. Tampoco estaba Iniesta, que el sábado empezó en el banquillo, otro jugador con cualidades para conseguir el mismo fin. Por lo tanto, pese a la dirección del seis, el juego del Barça recordó por qué se lleva insistiendo algún tiempo en la necesidad de pasar página del Xavismo, ya que pese al control, el ritmo de la posesión apenas se traducía en oportunidades de gol.

Arriba, el posicionamiento de Rakitic y Xavi a la espalda de la línea de medios del Getafe. En la imagen central, Xavi bajando a recibir de los centrales. Abajo, Xavi -izquierda- y Messi -derecha- como interiores por detrás de Sergio Busquets.
Así, más o menos alrededor del cuarto de hora de juego, el Barça volvió a echar mano de un Messi a quien, daba la impresión, se habría preferido no tener que necesitar tan atrás. A partir de entonces, Leo apareció recurrentemente en la zona del interior derecho o incluso más abajo, lo cual derivó en ese posicionamiento y función tan difusos con los que nos viene obsequiando Ivan Rakitic en su etapa azulgrana. Desplazado hacia la derecha o hacia arriba, da la sensación de que su único cometido es no obstaculizar el movimiento de aproximación de Leo. Poco peso más se observa.
Esta vez, el Messi centrocampista no fue suficiente, en parte porque sin él ni Neymar al ataque le faltaba ese punto de brillantez individual que se antoja indispensable ante la ausencia de mecanismos colectivos que potencien algún tipo de automatismo en los metros finales, y en parte también debido a la gran actuación de la zaga local -no así de su portero- especialmente del prometedor Emiliano Velázquez. Entre ellos y el pobre juego de ataque del Barça se las arreglaron para desactivar a un abandonado Luis Suárez y a las ventajas que pudiera generar Messi, que no fueron pocas. Sin embargo, como el control era culé, se jugaba de forma clara en la mitad que defendían los hombres de Contra y al Getafe le faltaba salida porque Sammir apenas alcanzaba área cuando Lafita o Yoda progresaban por banda, la impresión era que, de llegar, el gol iba a caer del lado de los visitantes. De todos modos, la más clara del primer tiempo la tuvo Lafita con un disparo cruzado que Claudio Bravo, puntual de nuevo, desvió a saque de esquina.
En el segundo tiempo entró Andrés Iniesta para subirle el ritmo a la pelota. Durante un tiempo lo logró, pero su principal aporte fue que apareciendo entre líenas juntó al Geta por dentro y habilitó espacios por banda. Dani Alves y Jordi Alba -también Pedro- llegaron mucho, centraron más, pero no conectaron con la cabeza de ningún rematador, mientras los minutos se le escapaban a un Barça impotente. Cosmin Contra, por su parte, dio entrada a Álvaro, que profundizó más que Sammir y dejó ver que el flojo primer tiempo con balón de Mathieu, era general y extensible, también, a las fases defensivas. A punto estuvo el ex delantero del Espanyol de arrebatarle al conjunto de Luis Enrique el insuficiente punto final.