
El planteamiento inicial de Luis Enrique sorprendió juntando a Busquets y Mascherano en el mediocampo, no formando un doble pivote sino con el canterano actuando de interior derecho. El mismo Sergio, tras el pitido final del árbitro, declaró que la medida buscaba sumar defensa a un lado derecho en el que se pretendía soltar la correa a Dani Alves para que ocupara el espacio que la diagonal de Messi hacia dentro descubría. Lo cierto es que tanto el brasileño como Jordi Alba disfrutaron de más vuelo del que venían disfrutando el último mes -sobre todo Dani, pues en los últimos dos partidos sobre Jordi ya había recaído un peso mayor en ataque-. Venimos hablando en el blog de que quizá el nivel de los laterales del Barça no alcanza para la responsabilidad que les quiere poner su técnico, y si Dani no fue el culé más flojo del encuentro es porque Jordi Alba -además, en su caso, con tarjeta- le discute este deshonroso honor. También Sergio Busquets.
El 5 del Barça fue interior, pero la prueba apenas reportó ventajas. En defensa se demostró que si no puede defender en campo contrario o, al menos, hacia adelante, su aportación no queda muy lejos de la que pueden ofrecer Xavi o Iniesta, y con el cuero, su pareja con Mascherano se mostró demasiado plana y produjo un juego de idéntico calificativo. El Barça activó muy poco a su tridente de ataque hasta bien entrado el segundo tiempo a causa, en parte, de que con Xavi claramente enfocado a la espalda de Dani Parejo en un rol muy de Iniesta, de frente al mediocampo valencianista el esférico quedaba en las botas de dos futbolistas no excesivamente creativos ni dotados para la organización. De hecho, del tridente, el que más apareció fue Neymar, quien jugaba más cerca de Xavi, y el brasileño se multiplicó por su sector, abrió banda, amenazó entre líneas y amonestó a Barragan y Mustafi. La única solución que encontraron los visitantes sin mover el banquillo fue que Xavi pasara a influir, también, por detrás de la línea de balón, lo que eliminó cualquier posibilidad de escalonamiento en la medular y facilitó la defensa al Valencia.
Los de Nuno, por su parte, llevaron peligro con el tridente formado por Parejo, André Gomes y Negredo. El portugués, con Busquets sin su escenario, encontró ventajas para conducir la transición defensa-ataque por un costado que no tenía extremo ni casi lateral rivales, mientras el punta libró una emocionante batalla contra los centrales del Barça que sólo se decantó por el número de contendientes. Hay que señalar, también, que como muchas veces Xavi partía como el centrocampista más adelantado y su retorno no es el más generoso, las ayudas de Mascherano se repartieron entre el carril central y la banda izquierda, lo que por momentos dio apariencia de doble pivote a su relación con Busquets, como sucediera entre semana pero con los roles intercambiados.
De cara al segundo tiempo, como Luis Enrique no parecía dispuesto a renunciar a su pareja de contención y Xavi también se estaba revelando como imprescindible por detrás de la línea del balón, la solución fue mandar más arriba a ambos laterales para que bien ellos bien un Messi ya totalmente liberado y moviéndose por dentro, giraran al mediocampo ché. De un único disparo a puerta, el Barça en la segunda mitad pasó a diez; ocurre que los del Valencia ganaron peligrosidad y obligaron a atajadas de mérito de Claudio Bravo en el 71 y el 78. Lucho movió el banquillo en busca de un resultado más positivo que el empate alterando su mediocampo y sacó del campo a Mathieu, Xavi y Luis Suárez para incorporar a Rakitic, Rafinha y Pedro. Ninguno de los tres, por aportación neta, alteró demasiado el discurso del partido si bien es cierto que con el croata las posiciones en mediocampo se escalonaron de forma más lógica.
Sin embargo, la salida de Xavi dejó sin cerebro alternativo al juego, lo que esta temporada es sinónimo de que Messi asuma esa función. El argentino volvió a participar abajo, recibiendo incluso por detrás de interiores y laterales, y ni que fuera por eso y el empuje de quien hace más ascos al empate que el rival, el equipo empezó a adentrarse en campo rival de forma más sostenida. Además Busquets, a la postre héroe e imagen de la victoria, como jugaba más retrasado -ahora de mediocentro- pudo defender hacia adelante, algo que no había podido hacer como interior porque la situación de partida de la pérdida era distinta. Ganó brillo, empujó y con su tanto ganador maquilló su desafortunado partido y el de su equipo. Una prueba no demasiado satisfactoria que se salda con tres puntos y algunos interrogantes más, justo cuando parecía haberse encontrado el ovillo del que seguir tirando.
