Perder la normalidad
Después de que el pasado fin de semana lograra, por segunda vez en los últimos trece partidos de Liga, los tres puntos, al Barça B se le presentaba el domingo la oportunidad perfecta para discutirle la curva descendente a su dinámica actual y cosechar un segundo triunfo consecutivo que tiñera de normalidad a la victoria. Repetía jugando en casa, y si bien el Osasuna de Jan Urban no llegaba al Mini con los problemas en la clasificación que sí tenía el Recre, la disputa en estas fechas de la Copa de Africa y la Copa de Asia dejaban al técnico visitante sin la opción de contar con cinco futbolistas más o menos habituales en las convocatorias rojillas: Raoul Loé (16 participaciones), Cedrick (14 participaciones), Cadamuro (12 participaciones), Nekounam (11 participaciones) y Karim (8 participaciones). Los jóvenes Mikel Merino y Miguel Olavide, dicho sea de paso, disimularon a la perfección las ausencias de los internacionales.
Eusebio Sacristán, por su parte, insistió en el once que venciera al Recreativo pero no pudo hacer lo mismo con el planteamiento. Su rival no se lo permitió. Repitió con la pareja Ié-Costa en defensa, Gumbau en el mediocentro, Munir en uno de los interiores y el tridente Dongou-Sandro-Joan Roman arriba, de modo que al lado del técnico en el banquillo quedaron, entre otros, Sergi Samper, Halilovic o Adama Traoré. A diferencia del último rival que visitó el Miniestadi, Osasuna presionó el inicio de la jugada culé con dos hombres -Nino y Kodro-, y aprovechando la ausencia de Samper localizó sus esfuerzos en Edgar Ié, el futbolista que la semana pasada comandó la salida blaugrana y la dirigió hacia el perfil izquierdo de Grimaldo. Ensuciado el primer pase y con Gumbau metido entre centrales sin poder pesar como pesa el mediocentro titular del B, la conexión con los de arriba fue escasa. Munir y Cámara, dos delanteros, tendían a acercarse a los atacantes en busca de un balón directo que por regla general fue rojillo en la pelea, lo que implicó que el centrocampista del Barça con más presencia en la medular fuera, de hecho, su lateral izquierdo.
Por tercera semana consecutiva el filial demostró haber crecido en seguridad atrás, y parecen quedar lejos las fechas en las que Ortolá se vestía de salvador para evitar males mayores, pero el azulgrana es un conjunto pensado y diseñado para atacar. Asegurar el cero en su propia portería no siempre está a su alcance, y la raquítica propuesta ofensiva que en el primer tiempo el domingo prácticamente se limitó a las ocasiones aisladas en que Dongou se imponía a Sisi en la derecha, hace que el gol culé se sienta muy lejano. Esto es así hasta el punto que cuando el Barça B enfiló el descanso por debajo en el luminoso merced a un gol de Nino, en el estadio se respiraba la sensación de que, aún con 45 minutos por delante, al filial le iba a faltar tiempo para conseguir los dos goles que voltearan el marcador.
Algo parecido debió sentir Eusebio, que para la reanudación disponía un doble cambio y ponía en liza a Samper y Adama en lugar de Juan Cámara y Joan Roman. Con el balón en juego, Samper en la salida y Gumbau ocupando un escalón intermedio de la medular, la idea era poder contactar con los delanteros de forma regular. Sin embargo, como de la teoría a la práctica va un trecho, y aunque una disposición que juntaba a Sandro con Dongou por dentro y proyectaba muy arriba a Grimaldo parecía dotar a la delantera de una mayor dosis de intimidación, sobre el césped la ofensiva local se redujo en gran parte al intento individual de Adama ante la marca de hasta tres rivales. Tan cierto es que el extremo apenas aprovechó la libertad creada a sus compañeros como que aún así logró escabullirse en más de una ocasión y poner el balón definitivo, pero un desafortunado Dongou no acertó a concretar el peligro cuando hacerlo parecía lo más sencillo.
Hasta el final, la impotencia conocida del Barça B a la hora de generar peligro y la entrada de Bicho por Jean-Marie que mandó al gallego a la banda izquierda, a Sandro a la punta de ataque y que mantuvo a Munir en su papel de interior. Una nueva derrota que convierte en excepción la victoria ante el Recreativo de Huelva. Una oportunidad perdida para cambiar la dinámica. Cinco partidos perdidos de los últimos seis. Caer vuelve a ser lo normal.
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Martín 27 enero, 2015
Pues bastante mal Eusebio. Hay que ver cuanto más lo aguantan.
Saludos.