
La paciencia de Messi en banda
Como si de un play-off baloncestístico de tratara, superado el Atlético de Madrid, al Barça ahora le llega el turno de enfrentar al fabuloso Villarreal de Marcelino García Toral, en una serie también de tres partidos el primero de los cuales se disputó ayer en el marco de la jornada 21 de Liga. Antes de cambiar de competición y trasladar el duelo a la Copa, catalanes y castellonenses midieron fuerzas en el Camp Nou y protagonizaron uno de los encuentros de lo que va de temporada en España. El equipo de Luis Enrique, con plan y cada vez más firme, y el Villarreal, proyecto asentado y uno de los conjuntos de la Liga que más regularmente logra jugar bien o muy bien. Su partido, anoche, no fue excepción. Los visitantes, con Jonathan dos Santos en la derecha, dieron entrada a Pina en el lugar de Trigueros, pues el ex mallorquinista le da al doble pivote más esfuerzo, despliegue y recorrido en defensa, aunque a cambio la salida amarilla se resienta. También fue relativa novedad la presencia de Gio acompañando a Vietto, en pos de juntar en la delantera a los dos atacantes más hábiles a la hora de conducir una contra que en principio debería iniciarse muy lejos de Claudio Bravo. Lucho, por su parte, formaba con el teórico once de gala con el único cambio de Rafinha en el interior derecho que venía ocupando Ivan Rakitic.
El inicio de partido del Barça, con Messi clavado en la derecha y Neymar en la izquierda, fue muy potente. El sistema está asentado y con él los dos cracks abiertos reciben el cuero con suma facilidad. A partir de ahí, su desequilibrio o amenaza individual genera la ventaja directa o indirecta haciendo bascular al sistema defensivo contrario de lado a lado, hasta que aparece el desajuste o el vaciado interior aprovechado por un compañero que generalmente es el extremo del lado contrario, al que ayer en el tramo inicial también se sumó Iniesta. Leo y Ney, en banda, son el interruptor que enciende el fútbol de ataque fluido de los azulgranas, su origen. Su fin, tal y como funciona hoy por hoy el sistema, es un Luis Suárez que sujetando a los centrales aleja a la defensa para que los hombres de banda tengan más libertad, y un Jordi Alba que ocupando la orilla cuando Neymar va al centro a nadar y entrando por sorpresa al espacio, es el receptor de muchos de los pases cruzados que lanza la bota izquierda de Leo Messi cuando ésta se orienta hacia el interior. Sucede, no obstante, que por un lado el uruguayo no está acertando en el último remate y por el otro el lateral no acostumbra a decidir con claridad en zona de finalización, de ahí que los locales no tradujeran en goles su buen juego y superioridad en los primeros minutos.

A la izquierda los mapas de calor de Neymar (arriba) y Messi (abajo) durante el primer tiempo. A la derecha los de Jordi Alba (arriba) y Luis Suárez (abajo).
Quizá por este motivo, anoche Messi aguantara menos tiempo abierto a banda. El de las últimas semanas es un Messi que recibe y desequilibra fuera para desencadenar el resto, pero ante el Villarreal se trasladó a zonas más centradas tras la recepción o incluso antes. Como consecuencia, y visto que Rafinha que durante el primer tiempo cayó menos al costado de lo que lo estaba haciendo el interior derecho durante el mes de enero, Dani Alves fue quien asumió el carril. El lateral, así, modificó su comportamiento de las últimas fechas en las que había sido más iniciador que corredor, y aunque de este modo el Barça equilibró el dibujo, le abrió una puerta para salir al Villarreal. Además fue la de Cheryshev. Los de Marcelino, seguramente el conjunto que mejor contragolpea de toda la Liga, cuando lograba superar la primera presión local, con el ruso y Vietto al mando encontraba vía libre para transitar hasta las inmediaciones del área de Bravo, bien por esta banda que ahora Alves descubría, o por un carril central que sigue pareciendo un grifo abierto. En uno de los partidos más dubitativos con la camiseta del Barça del guardameta chileno, Cheryshev lanzado y Vietto y Giovani haciendo sangre del Mascherano central, pusieron el asterisco sobre una teórica seguridad defensiva culé que amparan más las cifras que las sensaciones, y subrayaron de nuevo el extraordinario talento defensivo que es Gerard Piqué aunque el central fallara en el segundo gol visitante.
El inicio del segundo tiempo volvió a ser del Barça, que además ajustó sobrecargando sobre la izquierda donde Jonathan era una salida a la contra menos peligrosa, e Iniesta tenía el camino más libre hacia la frontal. En la derecha, por su parte, Rafinha insistió más en el dentro-fuera, permitiendo el intercambio con Messi sin que Alves tuviera que perder su posición atrás. Pese a la contra del 1-2, los azulgranas rápidamente le dieron la vuelta al marcador y se pusieron por delante por primera vez en el partido. Durante los siguientes minutos y con un Messi cada vez más centrado, el Villarreal abrió el partido y empezó a volcar el campo gracias a Luciano Vietto. Marcelino lo leyó y dio entrada a Trigueros en lugar de Pina para reconstruir el doble pivote habitual del equipo y el que mejor trato da al balón, aunque desgraciadamente para el técnico del submarino amarillo, su primer cambio no fue el primero de la noche. Seis minutos antes Luis Enrique había sustituido a Busquets por Jérémy Mathieu, lo que introdujo a un central más académico para formar a la izquierda de Piqué y, sobretodo, permitió adelantar a Mascherano hasta el mediocentro para que el argentino fuera el tapón de la transición defensa-ataque de los castellonenses.
La serie empieza por todo lo alto y con la emoción de las eliminatorias promete ir a más. Para empezar, en Liga, el Villarreal dejó otra vez unas sensaciones excelentes jugándole de tú a tú al Barça, mientras Luis Enrique pudo volver a mirarse a su equipo a contraluz para descubrirle los agujeros.