Cómodo a esta altura
El Barça regresará un año más a las semifinales de la Copa de Europa con solo uno de impasse. Una altura de competición que frecuenta con una asiduidad espléndida y a la que llegará tras eliminar previamente a dos candidatos que aspiraban, también, a alcanzarla. En el cómputo general, la autoridad mostrada por el cuadro de Luis Enrique ante Manchester City y PSG ha sido grande, demostrando pese a las lagunas de sus oponentes una versión competitiva distinta a la del día a día. La impresión es que en Europa los azulgranas han querido y han podido controlar más, y anoche lo hicieron de principio a fin. Salieron al campo los locales con dos ideas muy claras. Primeramente, evitar una agitación inicial que contagiara al Paris Saint Germain de un ritmo alto y dibujase un alocado intercambio de golpes que abriera una eliminatoria ya bastante decidida. En segundo lugar, buscar la superioridad defensiva posicional manteniendo las líneas juntas pero lejos de los dominios de Ter Stegen. No es tanto que el Barça saltara a la presión como que ya de inicio defendía arriba.
En frente los parisinos sorprendieron con un planteamiento también pausado del que no quedó muy claro el objetivo. La voluntad primera de los de Blanc era salir con el balón controlado y en corto, pero más allá de eso, ni un mediocampo que en esta ocasión se organizó en rombo ni el tándem de delanteros encontró el camino para llevar el peligro al área culé. Sin balón, defendía atrás y sin pretensión de robo, esperando un error que apareció en los pies propios pero no en los del rival. Empezando las transiciones desde muy atrás, sin bandas por las que diversificar las atenciones ni intentos por buscar en largo y al espacio a sus delanteros, los ataques galos fueron perfectamente controlados por Busquets y los suyos. En la salida en corto Verratti no encontraba apoyos que dieran continuidad con acierto a su testarudez, y el Barça, que defendía junto y arriba, y solo debía hacerlo sobre el carril central, dominó con tiranía los rechaces y robó en superioridad. Sergio Busquets, claro está, sobresalió en este aspecto, pero puede decirse con justicia que la contribución a la tarea fue coral. Participaron todos porque todos estaban cerca del balón suelto. Más allá de esto, en las pocas ocasiones que su rival cruzó con posibilidades la divisoria, la lección estaba aprendida, y los azulgranas formaban dos líneas de cuatro muy claras donde Neymar se situaba como segundo escalón en la izquierda.
Dominado el escenario a nivel defensivo, con balón el equipo estuvo suelto y preciso. Ya desde el inicio de la jugada, como la dupla atacante visitante se repartía las funciones en un 1+1 que emparejaba a Cavani con Busquets, la pareja de centrales del Barça tenía superioridad numérica ante Ibra para salir cómodamente, y cuando el horizonte se nublaba porque el PSG puntualmente subía la intensidad, Ter Stegen habilitaba con suficiencia al compañero libre a cualquier altura. Espectacular el alemán con el balón en los pies. Por delante, Busquets tocó rápido e Iniesta condujo entre Cabaye, Pastore y Verratti para alcanzar zona de tres cuartos. Estuvo presente, pesó por dentro, liberó por fuera y firmo la jugada que dio origen al tanto inicial de Neymar. El brasileño, de nuevo, vio portería en una noche señalada, y junto al multifuncional Luis Suárez marcó las diferencias en ataque, uno castigando a David Luiz y el otro a Van der Wiel. Nótese que hasta el momento no se ha mencionado a Leo Messi en el funcionamiento culé, y es que el argentino, tras su exigido y meritorio partido del sábado ante el Valencia, en el que tuvo que solucionar individualmente problemas colectivos de su equipo, apareció poco. No significó esto que su equipo perdiera una de las dos orillas en ataque, pues con el carril despejado y nadie que pudiese atacar su espalda, Dani Alves se prodigó por banda con inteligencia y tanto fútbol como tiene, sin oposición hasta alcanzar la posición de Maxwell, y poniendo incluso el centro que permitió el segundo gol de Neymar.
Si la primera mitad había tenido poca historia, menos tuvo la segunda, que además contó con la entrada de Xavi como recurso para terminar de sellar la clasificación alargando el control de los primeros 45 minutos. Con el 6 a modo de sentencia, concluía la eliminatoria. Brazos caídos del PSG y dominio total del equipo de Luis Enrique que dio más de media hora a Sergi Roberto en el mediocentro, y el canterano volvió a responder, esta vez en un contexto más severo de lo que dispusieron Eibar y Almería en sus anteriores escarceos con la posición. Prueba o recurso, el caso es que el técnico tuvo margen para eso y para dar descanso a hombres importantes ante lo apretado que viene el calendario. Para el Barça no se aligera. Vuelve a estar en semifinales.