El Bayern de Guardiola atacó distinto
En 45 minutos de un juego primoroso, el Bayern de Múnich dirigido por Pep Guardiola se exhibió, dio la vuelta y sentenció una eliminatoria que se trasladó a Alemania comprometida por el resultado de la ida. El fútbol de los bávaros durante la primera mitad fue incontestable por parte del Porto, barrió del mapa al desbordado conjunto de Lopetegui y entusiasmó al público agolpado en las gradas del Allianz Arena. Lo hizo, eso sí, con una propuesta distinta a lo que ha venido siendo la línea del Bayern esta temporada, con la que Guardiola buscó y encontró soluciones a los males que habían sembrado dudas sobre el juego y competitividad del equipo y enrarecían el ambiente a su alrededor.
Saltó al campo sin más novedad que la suplencia de Dante, pues lo concurrido de la enfermería del Bayern no dejaba mucho más margen de maniobra, pero sí cambió la distribución de las piezas. Guardiola organizó a los suyos en un 1-4-4-2 poco utilizado desde que está en Alemania, con Lahm y Götze abiertos a las bandas, Thiago acompañando a Xabi Alonso por dentro y Müller revoloteando por el centro del ataque cerca de la posición de Lewandowski. Por lo que se refiera al dibujo, por lo tanto, lo expuesto sí era nuevo, multiplicando el peso ofensivo de las bandas respecto a los precedentes más inmediatos. Sin Robben ni Ribery, el equipo venía evidenciando problemas para repartir las atenciones de los planteamientos defensivos rivaleas, que acumulaban efectivos por dentro a la espera de un robo o un error que les permitiera lanzar la contra. El martes, sin embargo, la cal la trabajaban tanto el lateral como el centrocampista que jugaba por delante suyo. Más abierto Lahm que Rafinha en la derecha, y Bernat que Götze en la izquierda, los costados, además, eran protagonistas en muchas ocasiones del inicio de la jugada. Una salida que descansó fundamentalmente en las botas de Boateng y Badstuber y menos que otras veces en las de Xabi Alonso, y que cuando no buscaba las bandas, por el centro tendía a saltarse la parada del tolosarra. Y es que Thiago, otras veces muy próximo a ese primer escalón en el que también se encuentran los centrales y el mediocentro, contra el Porto esperó arriba, a menudo en la mediapunta, receptor de un inicio más vertical por parte de los centrales.
Desde zona de tres cuartos, bien juntándose con Müller como, sobre todo, activando las bandas, fue el director de la ofensiva bávara. Hasta el dos a cero prevaleciendo sobre todo el perfil zurdo, donde la energía de Bernat empujaba al ritmo que pretendía su equipo mientras castigaba junto a Götze y Thiago la zona del desubicado Diego Reyes. Mientras en la derecha, fijo en amplitud, esperaba Lahm para activarse tan pronto como alguno de los centrocampistas cambiara la orientación del ataque. Tras ponerse en ventaja en la eliminatoria, merced a lo planificado y a una superioridad en el área que personificaba el duelo entre Marcano y Lewandowski, el Bayern no cambió de idea pero sí le sumó algo más de reposo. Intervino Xabi Alonso para tocar en la base, Thiago apareció más por la zona y un mayor volumen de juego se volcó sobre el siempre clarividente Lahm. El Porto siguió sin poder dar respuesta a un planteamiento que obligaba a otro central reconvertido a lateral, en este caso Martins Indi en la izquierda, a salir hasta la línea lateral del campo, sorteaba a Casemiro y mandaba el balón al área con comodidad. Fue un cambio que pareció otro recurso del Guardiola más estratega para darle la vuelta a un momento complicado y a una eliminatoria que se había puesto cuesta arriba, y que desembocó en una de las victorias más importantes de Pep en Alemania. Para alcanzar de nuevo unas semifinales en las que, probablemente, recupere a hombres importantes. Por si dentro o fuera había alguna duda, el Bayern será tan candidato como el que más.
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