
Suárez como Carreras
A primera vista no parecería que pudieran tener mucho en común. Por un lado un tenor catalán y por el otro un goleador uruguayo. En sus respectivos escenarios, además, se desenvuelven de forma muy distinta: Discreto y prudente uno, vehemente e impetuoso el otro. Sin embargo, igual que en su día hiciera Josep Carreras, Luis Suárez suele desempeñar en el ataque del Barça el papel de quien todo lo equilibra, procurando que tres piezas rutilantes que en solitario iluminarían noches enteras, funcionen como unidad. Ahora una caída a banda derecha, ahora una hacia la izquierda, más tarde un apoyo y a continuación un desmarque de ruptura. Cuando toca, pelear con los centrales para sujetar la defensa, despejar la entrada al área o apretar en la recuperación. A veces secundario, a veces principal, aplicado en el trabajo oscuro y siempre generoso cediendo el protagonismo. Lo que sea para que en ningún momento se rompa el fino hilo que lo conecta todo. Por suerte, en ocasiones esta labor opaca tiene también su parte de recompensa más explícita, cuando todos los focos apuntan al centro y aquel que normalmente está en segundo plano se lleva los aplausos de todos.
El Eibar le empezó discutiendo la tarde a Luis Suárez. Por su tempranero gol y por la excelente actuación de los de Mendilibar durante los cuarenta y cinco minutos iniciales. La primera vuelta del equipo armero el año pasado fue algo así como un milagro, pero la actual, en la que ya suma trece puntos en nueve jornadas, es una pequeña joya. También con recursos modestos, el técnico vizcaíno ha dado forma a un conjunto compensado, con presencia y hasta cierto punto riqueza futbolística que ayer por momentos logró mandar en el Camp Nou merced a una debilidad conocida del campeón muy bien explotada por su parte. Sin el socorro de Messi ni Iniesta, y con Mascherano ocupando el mediocentro, el Eibar se sirvió de las dificultades del Barça para salir con el balón jugado para ponerse en ventaja en el marcador y el juego. Verdi, Keko, Escalante o Dani García defendieron con seguridad y conocimiento, y atacaron con intención y motivo. Además de las ausencias que presentaban los locales también ayudo que el nuevo camino emprendido desde la lesión de Leo sitúe el foco ofensivo más lejos de Dani Alves, lo cual no es tanto un problema en campo rival -Busquets reproduce esa pieza de continuidad, en este caso, cerca de Neymar- sino para llegar a él.
Dani, además del compinche predilecto, era el principal suministrador del 10. Sin el lateral metido a centrocampista, pues, al mediocampo azulgrana le faltó peso y facultades para conectar con continuidad a sus piezas más decisivas de ataque. El paso de los minutos y las lesiones de Dani García y Verdi, sin embargo, rebajaron la eficacia de la presión sobre el primer pase del Barça, y la comunicación entre las líneas del conjunto catalán se activó. Neymar pasó a entrar mucho más en juego, en su nuevo rol de líder liberado de la cal y con tendencia a la mediapunta, y junto a Suárez empezaron a sacarle el jugo a los espacios que poco a poco se estaban abriendo en el entramado defensivo eibarrés. Ayudaron también los cambios, sobre todo la entrada de Munir El Haddadi, que si bien tácticamente no introdujo muchas novedades a lo que estaba proponiendo su equipo, sí sirvió para situar un elemento de más calidad asociativa en el sector de Dani Alves, lo que permitió ver al lateral más involucrado en las cadenas de pases y poder aparecer, a través de ellas, por el carril central en más ocasiones.
Lo del hispano-marroquí, igual que le sucede a Sandro, es complicado. El del Barça es un ataque construido a través del talento puro de los hombres que lo integran, precisamente para que éste no encuentre impedimentos para expresarse y relacionarse con sus compañeros de línea. Es un escenario, por lo tanto, pensado para tres cracks, ya que justamente su sostén es la calidad en bruto. Cada acción resulta distinta, demanda un gesto nuevo y una interpretación diferente. El delantero que pertenece a un escalón inferior no disfruta de balizas que le sirvan de guía ni descansos en los que apoyarse, y tiene muy difícil seguirle el ritmo a los otros dos atacantes. La brecha se agranda. No es este un problema para Neymar y Suárez, más bien al contrario, y de ello se sirvieron ambos para finiquitar el encuentro, con intervención decisiva del brasileño y gorgorito final del uruguayo. De los que se llevan los focos, los vítores y las flores. Compartiendo escenario con dos compañeros tan vistosos, sucede solo de vez en cuando. Pero es justo y muy merecido.
dribleador 26 octubre, 2015
Espléndida nota. Precisamos recuperar el Medio Campo cuando allí no se encuentra Busquets y se nos dan las bajas que estamos sufriendo. Incertidumbre. Tiene claro Lucho las dificultades de la falta de Xavi? Parece ser que hay planes de compra para diciembre, que se eligirá? Iniesta, Rafinha,se notan sus ausencias.Se piensa en Arda Turán como en el nuevo Xavi? Como extraño a Messi! Su juego minimalista, su técnica de cirujano. El Messi estratega de la madures, lo extraño.