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El día que Rafa Benítez pudo con Leo Messi

El marcaje de Arbeloa a Messi durante el enfrentamiento entre Barça y Liverpool en 2007. No era el mismo Messi pero La Pulga ya estaba tomando el relevo que demasiado pronto Ronaldinho iba soltando. De hecho, solo unas semanas después de aquel 21 de febrero, el argentino le endosaría tres goles al Real Madrid de Capello para amarrar el empate ante los blancos. El equipo tenía problemas. Coqueteaba con el 3-4-3 más como medida desesperada que por convicción, Ronaldinho no brillaba igual, había perdido a Samuel Eto’o y sus relevos no convencían. En la defensa del cetro europeo que por entonces ostentaba, los octavos de final le deparaban un hueso duro de roer que a la postre se le atragantó: el Liverpool de Rafa Benítez, y Messi era una de las principales armas de los de Rijkaard a la hora de enfrentarlo. Un delantero que en 2007 sustancialmente era todavía regate pero uno de los más infalibles en esta suerte, contra una de las fortalezas más difíciles de penetrar de Europa. Para el técnico español, que en aquel equipo disponía a su escuadrón de soldados según la batalla que se librara en cada ocasión, Messi también iba a ser uno de los puntos clave del planteamiento ante los culés. Contra pronóstico, Álvaro Arbeloa estrenó titularidad con los reds en una demarcación hasta entonces nueva para el futbolista. Él, que había sido central y catado alguna vez el mediocampo y el lateral derecho, pero nunca la banda izquierda.

Benítez le encargó un marcaje prácticamente al hombre que contaría con la compensación por delante del noruego Riise. Arbeloa podía perseguir a Leo despreocupado por si la zona quedaba desuda, pues sería responsabilidad de su compañero ocuparla. El marcaje fue estrecho, próximo, impidiendo en la medida de lo posible que el argentino se girara de cara a portería y con una premisa innegociable: cederle siempre a Messi la salida hacia su derecha. Jugando a pierna cambiada, la zurda era la salida natural y entonces casi única del argentino. El inicio del camino que Benítez pretendía vallar: «Rafa me insistía en que le tapase su salida natural por la izquierda, la que embocaba al centro. Si me cogía la derecha, mala suerte, pero por ahí se iba por banda. El peligro era que enfilase el área por el centro. Fue casi un marcaje al hombre«. «El principio es relativamente simple» explicó el entrenador: «Messi, jugando pegado a la derecha -siendo zurdo-, favorecía su diagonal fuera-dentro. Al jugar Arbeloa -diestro- en el lateral izquierdo, sería capaz de impedir sus peligrosos slaloms (…) Preparamos a nuestro nuevo e improvisado lateral izquierdo ampliamente días antes del partido (…) En el entrenamiento jugaba en la banda izquierda, contra un jugador zurdo, reproduciendo el trabajo que tendría que hacer en Barcelona«. Le salió bien la jugada, y a los suyos la medida les valió para superar la eliminatoria.

 

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