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En zona peligrosa

Jean Marie Dongou dispara a portería ante un defensor del Atlètic Balears.

En zona peligrosa

No era muy radiante pero al menos era ascendente. La línea de juego que siguió el Barça B desde la jornada uno hasta el descanso de su partido ante el Llosetense, avanzaba despacio, a pasos cortos y, si se quiere, demasiado temerosos, pero iba hacia adelante. Mejoró sensiblemente la seguridad defensiva a base de insistir en la pareja de centrales Costa-Tarín y de reforzarla con un lateral como Godswill y un mediocentro como Ros o Gumbau. Más vistoso resultó el progreso en cuanto al balón parado defensivo, que en la línea de la temporada pasada empezó costando casi un gol en contra por partido pero progresivamente se fue atajando hasta tener muy controlada la fuga. Con el balón, irregular y algo tierno, no obstante, el equipo fue ganando definición y la sensación de que era capaz de reconocerse en su nuevo plan. Hasta el entreacto de tan fatídico encuentro, la gran asignatura pendiente estaba siendo el gol, pues sin importar cuántos esfuerzos se volcaran en ello siempre estuvo demasiado lejos. No sirvió ninguno de lo intentos de Gerard López por acercarlo. Ni el adelantamiento o libertad de Grimaldo, ni los experimentos soltando a alguna de las piezas de ataque, ni la reubicación de Samper en el interior para pesar algunos metros por delante ni la inclusión de un segundo lateral ofensivo también en la banda derecha. Nada. Y sin gol no había respuesta al golpe, que llegó sonoramente y sin misericordia jugando en casa contra el colista. Desde entonces, la línea es curva y hacia abajo.

El ánimo y la confianza parecen haberse desplomado, los nervios regresado y las dudas apoderarse de un Barça B que hoy ya se muestra deslavazado. El domingo, ante el Atlètic Balears, la involución se hizo manifiesta ante un rival con las ideas claras y la línea adelantada. La pareja de centrales, sin Costa y con Quintillà en su lugar, tuvo algunos problemas para dar limpio el primer pase aunque ese día Samper volviera al mediocentro. Quizá para dotar de seguridad al grupo o al jugador, Gerard López le devolvió a Sergi su demarcación de cuna y alineó a Gumbau junto a Kaptoum en los interiores. También dio continuidad a Palencia, desafortunado protagonista del primer gol por llegar éste desde su lado justo cuando estaba siendo atendido fuera del terreno de juego. Medidas, todas, aparentemente enfocadas a facilitar el cruce de la línea de medios que no tuvieron continuidad más allá de la divisoria. Cierto que la salida era más atropellada de lo esperable, pero también que finalmente se lograba. Sin embargo, alcanzada la zona más adelantada, al filial le faltó cualquier mínimo atisbo de pausa y contención con la pelota. Transmitiendo cierto punto de desesperación, alcanzados los tres cuartos, las jugadas se precipitaban en línea recta sin que ningún atacante pisara el cuero y mucho menos lo mandara de vuelta a un compañero situado por detrás. Anhelando el gol como receta. Pero el tanto no llega fácil, como no lo está haciendo desde que dio inicio el curso, y sin él y con una plantilla reducida en posibilidades, se hace difícil pensar en un cambio de dinámica por impacto, o en una solución que no llegue despacio, a pasos cortos y, si se quiere, demasiado temerosos.

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