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Juntar las sillas

Juntar las sillas

Messi_Neymar_GranadaEs una escena bastante repetida en películas y series de televisión. Se nos muestra a dos parejas cenando en un restaurante, y en un determinado momento de la noche un miembro de una de ellas se disculpa para ir al servicio. De inmediato, otro de los protagonistas, en esta caso integrante de la otra pareja, aprovecha la ocasión para hacer lo propio sumándose a la excursión y obligando a la cámara a elegir entre seguir a los dos ausentes o permanecer con quienes siguen sentados a la mesa. Si ocurre lo segundo, como si la interrupción y el trajín de sillas liberara de algún tipo de grillete imperceptible, la conversación, ahora ya más estrecha y en un tono distinto, usualmente avanza con los dos comensales mostrando una cara distinta de ellos mismos y revelándonos algún rasgo de su personalidad que hasta entonces no habían dejado ver. Quizá por eso, a la hora de hablar del Barça-Granada del sábado, debamos empezar por exponer que al once de Luis Enrique le faltaron Dani Alves e Iniesta. O lo que es lo mismo, los principales socios de Messi y Neymar cada vez que el Barça ha sido de alguno de ellos.

Posicionalmente, los candidatos a nuevo compinche en el once fueron los inscritos Aleix y Arda, aunque el perfil distinto del lateral catalán respecto al ocupante habitual de la posición ya hiciera presagiar novedades más hondas que el mero cambio de piezas y nombres. Con el balón, difícilmente Aleix se relacionaría con Leo de la misma forma que suele hacerlo Alves, ni en cuanto al acierto ni a la forma, y Rakitic, el tercer elemento en el carril derecho azulgrana, tampoco sobresale por esa continuidad asociativa en la que a menudo se apoya el argentino para avanzar. Como en la izquierda Neymar, Arda y Jordi Alba era posible que sí trataran de construir con el esférico una relación de este tipo, no era aventurado imaginar una posición centrada de Leo, en la línea de las últimas semanas desde su regreso, para aproximarse a ellos, de modo que si en su demarcación original no tenía socios cercanos, sería él quien viajaría para encontrar unos nuevos. Lo que sucedió, sin embargo, es que también faltándole Iniesta a Neymar, el viaje lo emprendieron los dos hasta encontrarse en el centro.

Suárez, Messi y Neymar por dentro, Aleix Vidal para abrir la banda derecha y Arda Turan haciéndolo en la izquierda.

Suárez, Messi y Neymar por dentro, Aleix Vidal para abrir la banda derecha y Arda Turan haciéndolo en la izquierda.

Tanto  Ney como Messi tuvieron esa libertad de dieces para delegar la banda. Más allá de lo que esto implique en el conjunto catalán en primera persona, la situación centrada de los dos cracks tuvo un muy relevante impacto en el partido ya desde el comienzo. Sandoval insistía con la línea de cinco atrás, pero para que ese zaguero extra no supusiese un agujero en otra parte, combinó el dibujo con una actitud presionante de todos sus hombres que se hizo especialmente evidente en el doble pivote. Tanto Rubén Pérez como Krhin encimaban muy arriba a Rakitic y Turan, situación que explotaron Leo y Neymar para recibir fácilmente a su espalda. Sobre todo el argentino, cuando lo hacía desnudaba todas las vergüenzas que pudiera tener el planteamiento visitante activando desde el pase cualquier rincón del campo que un nazarí hubiese dejado desprotegido por anticipar la defensa. Con tal de que toda ayuda sobre esta recepción entre líneas de los cracks resultara infructuosa o un nuevo fuego que socorrer, Luis Suárez barrió toda la horizontal del frente de ataque implicando a los tres centrales del Granada en su defensa, al tiempo que Aleix y Turan sujetaban a los carrileros en banda.

El catalán y el turco, de esta forma, tuvieron parte de culpa en que la idea de Sandoval de sumar un defensa más fuera en realidad restar uno, pues sin otras ayudas en banda que sirvieran de relevo para Edgar y Biraghi, por dentro los poco coordinados tres centrales granadinos siempre jugaron en igualdad numérica contra la MSN. Es decir, sin ayudas, y tras el primer gol culé, además, concediendo espacios a la delantera del Barça ya que su equipo adelantó las líneas. Poco sacó de ello el cuadro visitante más allá de los primeros minutos de la reanudación, por su desacierto, el buen hacer colectivo del rival que tenía en frente e individualidades como la de un Thomas Vermaelen que exhibió jerarquía ante el inexperto Peñaranda. Fue uno de los otros protagonistas, junto a un Jordi Alba comedido y táctico que por momentos concedió la banda a Arda con tal de poder auxiliar a sus centrales e impedir que, como los del Granada, defendieran en igualdad numérica; y Sergi Roberto, de nuevo en el mediocentro que le valió para aferrarse a la plantilla y en el que ahora, de nuevo, exhibió lectura, conocimiento y prestancia.

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