Alen Halilovic y el Sporting más austero
Cuando en verano el Sporting incorporó cedido a Alen Halilovic, lo hizo porque lo necesitaba. No habían destacado los rojiblancos en Segunda por su brillantez ofensiva ni por su facilidad para generar y materializar ocasiones de gol. Los de Abelardo venían de conseguir el ascenso a la máxima categoría del fútbol español anotando “sólo” 57 goles en 42 partidos, guarismo lejano del que firmaron sus acompañantes hacia la Primera División -Betis y Las Palmas-, que lograron 73 cada uno. Guerrero, el máximo goleador sportinguista, apenas superó la decena de tantos, y tras él sólo Carlos Castro, Jony y Pablo Pérez marcaron más de cinco. La clave del milagro gijonés, sin duda, estuvo en los escasos 27 goles recibidos. En su retorno a la máxima categoría, pues, el Sporting iba a necesitar nuevas y mejores soluciones ofensivas que pudieran imponerse, también, en escenarios tan exigentes como los que a partir de agosto se encontraría, y de hacerlo prácticamente sin ayuda, casi de forma individual.
Y es que la operación tenía el riesgo, quizá inesquivable, de que la manta fuera en realidad demasiado corta. Que los kilos de más que se sumaran en el plato del talento ofensivo, terminaran por desnivelar la balanza e hicieran perder al Sporting la fortaleza defensiva a la que debería seguir encomendándose para mantener la categoría. Algo así sucedió. La presencia en el once de un Halilovic protagonista de las acciones más brillantes de su equipo, y posibilitador de un nuevo horizonte en el ataque gijonés, demandaba, también, un sobreesfuerzo colectivo para compensar sus lagunas defensivas. Era un precio que, no obstante, estaban obligados a pagar. Sin embargo, la explosión goleadora de Tony Sanabria, la utilidad de Ndi y, sobre todo, el peligro que es capaz de generar Jony Rodríguez desde el carril izquierdo, han relegado al croata a la suplencia durante las últimas semanas. Su equipo está siendo capaz de generar ocasiones de gol y de materializarlas sin necesidad de desplegarse demasiado ni de renunciar a ninguno de los 10 peones con los que ambiciona proteger la meta de Iván Cuéllar. Tanto que últimamente hasta Nacho Cases, la otra pincelada libre sobre el lienzo de El Molinón, ha cedido su lugar en el once a un no tan brillante Rachid.
Con la salida del equipo del centrocampista asturiano el porcentaje de acierto en el pase del Sporting se ha resentido considerablemente, pero este dato que debería ir en el debe de los de Abelardo, lo está aprovechando el técnico para fortalecer los cimientos de su estructura. Como el Sporting toca menos el balón y lo pierde antes, sus ataques no dan tiempo a que las piezas se muevan mucho al son de la pelota, de modo que cuando no la disfrutan mantienen las posiciones que requiere su parapeto defensiva. La circulación no se dilata lo suficiente como para perder el sitio. Todo esto convertido en sostenible por las certezas ofensivas que están suponiendo Sanabria y Jony. Probablemente, con el paso de las semanas la efectividad de sus actuales y austeras armas se resienta y El Pitu vuelva a necesitar que alguien invente algo distinto. Alguien que se salga del guión para dar lustre al ataque. Volverá a necesitar a un Halilovic que, debido a las bajas, podría tomar la alternativa contra el Barça esta tarde. La ausencia de Jordi Alba en la convocatoria de Luis Enrique puede resultar, a la postre, la mejor coartada para que el croata justifique su importancia ofensiva sin que sus limitaciones en defensa le afeen la actuación.
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