
Con las normas de Jémez
Las reglas las pone Paco Jémez. Jugar contra el Rayo de Jémez, más si se es Barça, Real Madrid o Atlético, implica asumir una lógica interna en los encuentros distinta a la de las restantes 36 jornadas del campeonato. El guión es conocido y los rivales no tienen forma de alterarlo, pues la respuesta rayista discurre ajena a las situaciones y mecanismos que normalmente van dando forma a la línea argumental del juego. A la hora medirse al Rayo Vallecano, pues, es clave asumir este punto de partida para convivir con la incomodidad en la que se sitúan equipos habituados a llevar la iniciativa en sus duelos de un modo u otro. Porque aceptada la premisa y sin desfondarse en tratar de nadar contra una corriente que inevitablemente va seguir su curso, el grande sigue teniendo más opciones de vencer que el pequeño, incluso acatando las normas de éste último. Se suceden las alternativas, se descubren los espacios, las opciones para los mejores pasadores, los duelos uno contra uno y las posibilidades de dejar al delantero ante el guardameta. Si la avalancha vallecana no les hace hincar la rodilla, muchas veces es cuestión de aguardar su momento.
Aleix Vidal vs. Bebé. La posición de lateral derecho en el Barça no es ningún caramelo. Le toca lidiar con un costado en el que Messi es descargado de responsabilidades en el retorno para aprovecharlo en su beneficio cuando se recupera el balón, y con que a Piqué, su central más próximo, se le pide que priorice la defensa del carril central y el área aun a costa de perder la orilla. Es un contexto ingrato en el que Dani Alves ha resistido con más mérito que reconocimiento gracias a su excepcional calidad defensiva y al que ahora se está familiarizando Aleix Vidal, que es lateral desde hace muy poco. Sancionado el brasileño por acumulación de tarjetas, todo parece indicar que será el ex-sevillista sobre quien recaerá la responsabilidad de atacar y de defender el carril de Bebé. Desordenado, precipitado y repentino, el ex del United, pese a todo, es un dechado de virtudes físicas que ya la temporada pasada, militando en el Córdoba, demostró ante el propio Barça que bien enfocadas pueden resultar dañinas para los culés. El conjunto de Luis Enrique, entonces, saltó al Nuevo Arcángel con la idea clara de aprovechar la candidez de los centrales califales con centros desde las bandas, motivo por el cual modificó sensiblemente el rol que venía cumpliendo Dani Alves. El lateral azulgrana, desde que Messi mudó a la derecha, había estado desarrollando su juego más por dentro que por fuera, lo cual repercutía en una una mayor población del mediocampo tanto en ataque como en defensa. Como sin balón su nueva tendencia central lo mantenía por detrás del punto en que se perdía el esférico habilitándolo, así, al mismo tiempo para la presión y para recuperar antes su posición defensiva, la variación que ante el Córdoba le llevó a rescatar su versión de lateral-extremo facilitó que a su espalda Bebé se encontrara la puerta abierta. Aleix Vidal, que es un tipo de lateral derecho distinto al que ha sido Alves el último año y medio, podría tener el mismo problema.
El descanso de la MSN. Dada la brecha que el Barça ha logrado abrir en Liga y el margen de maniobra en el día a día que con ello ha conseguido para pensar en la Champions, la cuestión de las rotaciones y, concretamente, de las que pueden implicar a su brillante delantera, vuelve a estar sobre la mesa. Más allá de si Luis Enrique opta por dejar en el banquillo a alguno de los integrantes del tridente, bien sea para descargarlo de minutos o para incrementar el ritmo de competición de Munir, hace ya dos jornadas consecutivas que el técnico asturiano le está dando descansos a Messi, Suárez y Neymar. Tanto en el duelo de los culés ante la Unión Deportiva Las Palmas, como en el que protagonizaron recientemente ante el Sevilla de Emery, a los tres hombres más adelantados del esquema se los desconectó del retorno defensivo. No es que habitualmente se les reclame un aporte especialmente significativo en estos tramos, pero sí que, por ejemplo, Neymar suele completar en la izquierda una segunda línea de cuatro por delante de la defensa y a Suárez en ocasiones se le requiere cierto trabajo de compensación en la derecha cuando el lateral rival profundiza por la banda de Leo Messi. Ante canarios y sevillanos no fue así, quedando los tres descolgados para aprovechar una posible contra que en el tipo de encuentro que suele favorecer su rival esta noche es más fácil que aparezca. Teniendo en cuenta los retos que todavía quedan por delante, es otra forma de aligerar la carga física y mental de sus tres futbolistas más determinantes.
Sin Jozabed para Trashorras. A menudo cuando se piensa de manera abstracta en la figura del mediapunta se vienen a la mente aspectos muy relacionados con la asociación y la creación de juego. Toma forma ante nosotros la estampa del clásico enganche, de la magia que suele llevar incorporada la camiseta con el 10 en la espalda. En el Rayo Vallecano, sin embargo, el playmaker vive unos metros por detrás y el futbolista que habita la medialuna mira hacia él. Como Jose Mari Bakero en aquel Dream Team que tenía a Cruyff en el banquillo y a Pep Guardiola en el cuadro de mando, Jozabed es pieza fundamental jugando de espaldas al arco para servir de frente el balón a Trashorras. Es quien permite que cuando el balón vuelve al organizador del equipo, le llegue de cara y unos metros por delante de donde había salido en un inicio. Jozabed encuentra la mejor zona para habilitarse y descarga de primeras, acto seguido el balón suele volar desde los pies de Trashorras a uno de los hombres de banda, momento en el que, ahora sí, el mediapunta andaluz del Rayo se da la vuelta y carga el remate, suerte con la que roza ya la decena de goles esta temporada. Su ausencia esta noche será un problema para Jémez, que perderá tanto su aportación finalizadora como, sobre todo, a quien alimenta de juego al encargado de marcar el estilo.
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