
La comodidad del Barça
Yoda y Wanderson sólo fueron momentos. Para sobrevivir a un partido contra el actual F.C.Barcelona no existe una receta de mágica aplicación, pero cualquiera que se emplee debería tener como objetivo incomodarles el partido a los culés. Que no puedan jugar como quieren, porque si lo hacen, el rival se queda con muy pocas opciones de evitar la derrota y el revolcón. No lograron lo primero pero sí lo segundo, en base a esto, Málaga, Sevilla, Las Palmas, Athletic o Espanyol, pero no el Getafe de Fran Escribá pese a un par de insinuaciones de sus estiletes más veloces. Las dos carreras cortando el armazón defensivo azulgrana, no fueron suficientes para impedir un partido cómodo de los de casa y de sus principales figuras. Messi y Neymar, los dos grandes protagonistas por parte del Barça, hasta que el segundo gol puso el encuentro en bajada, empezaron relacionándose entre ellos de forma significativamente distinta a como lo hacen esta temporada. En varios momentos de la temporada, sus encuentros han estado siendo más cercanos, con el carril central y la frontal como principal lugar de intercambio, pero ante el Getafe recuperaron automatismos más localizados en la orilla, troncales durante buena parte del curso anterior, que entre otras consecuencias provocaron una reaparición caudalosa del famoso alley-oop de Messi hacia la punta izquierda.

Resumen de los pases cruzados del F.C.Barcelona a lo largo del primer tiempo. (vía squawka.com)
El conjunto visitante, con una línea de medios integrada por cuatro futbolistas, tenía complicado llegar a tiempo de lado a lado tras un cambio de sentido y cubrir una salida de balón que con Aleix y Jordi Alba se desarrolló por fuera. Cuando avanzaba por la izquierda, sin embargo, entre la vigilancia de Juan Rodríguez a Iniesta y la intensidad con la que Yoda y Emi compensaban su falta de conceptos defensivos, sí consiguió el Getafe, al menos en un inicio, avinagrarle la jugada a los de Luis Enrique. Por esto y por Leo Messi, el Barça insistió en empezar desde el carril derecho, donde el triángulo formado por Pedro León, Álvaro Pereira y Medrán, estaban permitiendo al argentino mucha continuidad entrando en contacto con la pelota tanto escorado como en zonas algo más interiores. A partir de ahí, podían suceder dos cosas. La primera era un envío cruzado hacia la banda contraria, a las entradas al espacio tanto de Neymar como de un Jordi Alba que se soltó más que otros días para explotar junto al brasileño la débil espalda del lateral getafense. Si Yoda y Emi, por energía, estaban sabiendo competir cuando la jugada de ataque local tenía su inicio y su desenlace en su mismo carril, cuando tras empezar en la lado derecho el balón volaba a su sector, se evidenciaron las lagunas a la hora de defender su parcela e interpretar situaciones atrás con las que no están familiarizados.
La segunda derivada que podía tomar la acción tras hallar acomodo en los pies de Leo Messi abierto a la derecha, era el desplazamiento del diez a zonas más centradas, un trayecto en el que no tuvo que sortear demasiada oposición. Además, con coral sincronía, cuando el fenómeno arrancaba las piezas que lo rodean se coordinaban de acuerdo a su decisión. Arda Turan caía a banda, Sergi Roberto sumaba en el apoyo y Munir despejaba la entrada al área tanto para Leo como para un Neymar que, entonces sí, había acudido al centro. El partido del delantero canterano, de nuevo positivo y reconciliado con el gesto técnico que tanto le había afeado sus actuaciones esta temporada, resultó muy amable para los dos acompañantes de línea, a los que ofreció constante compensación en banda, apoyos por delante de la línea de balón e incluso cierta pelea con los centrales que, sin ser la de Luis Suárez, mantuvo a éstos exigidos y más incómodos de lo que pudo estarlo ningún jugador culé a lo largo del encuentro.