
Messi de cerca y de lejos
En la previa del inicio liguero del Barça, en una entrevista de Natalia Arroyo a Sergi Roberto para el periódico Ara el canterano planteaba una cuestión sobre su nueva demarcación de lateral que no por evidente pierde valor: “Jugar de lateral en el Barça no es lo mismo que jugar de lateral en otro equipo, porque estás atacando prácticamente todo el partido“. Por eso a veces para los culés formar defensa de cuatro es más ofensivo que formarla de tres, ya que proyectando a ambos laterales se permite cerrar atrás con un hombre menos; y por eso, también, proponer contra ellos una zaga compuesta por cinco jugadores, puede ser una medida que vaya en contra de la seguridad defensiva de quien lo hace. Sobre todo si como fue el caso del Betis de Poyet en el Camp Nou el sábado, este efectivo de más atrás es producto de ocupar las bandas con un sólo jugador en cada una de ellas. Así, el marco táctico del encuentro, desde el minuto inicial dibujaba un escenario en el que la proyección por su carril tanto de Sergi Roberto como de Jordi Alba no era contenida por nadie hasta que alcanzaban la altura de la defensa andaluza, planteándole a la zaga visitante, pues, una cuarta y una quinta referencia a la que hacer frente y dibujando, así, de partida, un emparejamiento en igualdad numérica entre cinco culés y cinco béticos en la última línea de contención de éstos últimos. Con Sergi Roberto y Jordi Alba adueñándose de las orillas, Arda y Luis Suárez centrados y Leo Messi con total libertad. Cualquier desajuste era ventaja.

– El movimiento de arrastre de Denis Suárez llevándose a Cejudo para limpiar la diagonal Messi-Alba en la jugada del primer gol del Barça.-
Fijadas las bandas, con Suárez y Turan trabajando sobre los centrales, y el mediocampo barcelonista también igualando en número la batalla frente al del Betis, el argentino no encontró demasiado impedimento para recibir el balón. Quizá no en el área, y no tanto en los picos pese a la excelente lectura de Sergi Roberto en los metros finales aprovechando la profundidad tanto para el centro raso como para regalar espacios de cara con el pase atrás. Pero Messi cada vez necesita menos recibir arriba para provocar peligro. Su bota izquierda llega a cualquier rincón desde cualquier parte. Ya no es suficiente con negarle un espacio concreto, ahora hay que negarlo a él y eso está por ver si se puede. De este modo, ante una medular verdiblanca de sólo tres hombres y con la posición adelantada de Roberto fijando la atención de Durmisi, Leo entró en acción con frecuencia y comodidad, viendo al mediocampo rival de cara y amagando la conversión en centrocampista sin haber dejado de ser delantero. Messi, lejos del área, sigue siendo atacante, sigue siendo la ocasión de gol. En este caso, ésta vino en gran medida con el retorno del pase cruzado desde la banda derecha a la izquierda. El receptor principal fue Jordi Alba, físicamente por llegar pero que en un rol síntesis de la versión punzante de la 14-15 y la más cerebral de la 15-16, se benefició tanto del dispositivo del rival como del trabajo de Denis Suárez desde el interior izquierdo.
Lo primero implicó que sin más hombres para defender la banda, cualquier otra referencia a la que tuviera que atender Cejudo desviara la vigilancia del cordobés, y lo segundo resultó ser esa segunda referencia. Cuando Messi recibía el cuero y se orientaba para examinar con atención los movimientos de la orilla contraria, Denis Suárez trazaba un desmarque sin balón llegando al área desde la segunda línea. El resultado del mismo no era la recepción del gallego sino que, con los centrales pendientes de Arda y Luis Suárez, su entrada obligaba a Cejudo a responder, cerrar su posición y, enfocándose en lo que sucedía delante suyo, liberar lo que ocurría en la retaguardia. El costado izquierdo, libre de defensores visitantes, se presentaba desnudo para las carreras de Alba al espacio, hacia el interior del área y a la espalda del jugador del Betis más escorado. En pase diagonal de Messi hacia el desmarque hondo de su lateral, no sólo encontró el Barça una vía abierta por la que generar con continuidad ocasiones de peligro, sino también profundidad, la capacidad de girar hacia a Adán a todas las líneas verdiblancas y, producto de ambas cuestiones, un contexto propicio para defender arriba. Piqué y Umtiti pudieron defender hacia adelante por anticipación en un escenario defensivo de poca complejidad, y sólo las caídas de uno de los dos delanteros de Poyet -inicialmente Rubén Castro y luego Sanabria- buscando dañar la espalda de este Sergi Roberto tan presente arriba, dieron aire a los visitantes mientras hubo partido.
– Foto: Pau Barrena/AFP/Getty Images