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Sólo Ter Stegen detuvo a Ceballos

Sólo Ter Stegen detuvo a Ceballos

Marc-André ter Stegen está llamado a ser un coloso de las porterías. Una presencia intimidante bajo palos. Una ventaja no sólo competitiva sino, también, estratégica. La pieza que los demás no tengan y que, en consecuencia, permita a quien lo disfrute posibilidades inaccesibles para el resto. Sus condiciones, y especialmente aquellas que tienen que ver con la técnica jugando el balón con los pies, son únicas. Las últimas semanas, además, su crecimiento en la línea de gol ha sido manifiesto, con intervenciones decisivas en Eibar y, de nuevo, el domingo ante el Betis. En el Benito Villamarín, asimismo, con un Barça obligado a jugar buena parte del encuentro en su propia mitad y a mostrarse sin la pelota mucho menos solvente que en recientes fechas, Ter Stegen ejerció de salvador sobre la línea y de autoridad lejos de ella. Su actuación condicionó el marcador, del mismo modo que su presencia hizo lo propio con el planteamiento de Víctor Sánchez del Amo.

El técnico madrileño, que entrenando al Deportivo sorprendió a Luis Enrique con un rombo cerrado en el Camp Nou que le regalaba la banda a los laterales y que a Alves y Jordi Alba les costó descifrar, en esta ocasión, apercibido de la capacidad del portero culé para encontrar a los hombres libres de banda y sobre cómo esto le había permitido al Barça, por ejemplo, esquivar la presión de la UD Las Palmas dos semanas atrás, reajustó su plan dando mucha importancia a lo que sucediera en las alas. Fue uno de los puntos principales de su estrategia de presión. Asentando a su equipo muy arriba, dificultando el inicio de la jugada barcelonista por dentro ante las ausencias de Umtiti, Iniesta y Busquets, y controlando en el exterior, con Piccini y Durmisi, las potenciales soluciones de Digne y Aleix Vidal. Si no lo fueron resultó en parte al apabullante encuentro que realizaron los carrileros béticos y, también, a que ambos laterales del Barça adoptaron en la construcción posiciones muy adelantadas que simplificaron la tarea a un Betis con un sólo efectivo por banda. De ahí que la reacción azulgrana, ya en el segundo tiempo, fuera de la mano del cambio a 1-4-2-3-1.

La presión adelantada del Betis y lo desnudo del carril derecho del Barça en ataque.

– La presión adelantada del Betis y lo desnudo del carril derecho del Barça en ataque.-

Antes de eso ya habían tenido los visitantes un tramo inicial muy esperanzador. Con la inspiración de quien se sabía renacido y espoleado por las recientes buenas sensaciones, a lo largo de los primeros minutos los de Luis Enrique fueron capaces de sobreponerse al planteamiento verdiblanco y salir con peligro más de una vez. Con Messi y Luis Suárez por dentro y Denis y Neymar por fuera, descubría los riesgos de la idea local que amenazaban con truncar sus intenciones. Presionar arriba al Barça de la MSN cuando la MSN demuestra la entonación de las últimas semanas, puede ser letal por los espacios que se le conceden. Sin embargo, la creciente imprecisión culé en el pase y el control, la perfecta ejecución de su plan por parte del Betis y la inseguridad defensiva azulgrana en la que desembocaban ambas cuestiones, fueron dando la vuelta a las constantes del juego. El debutante Rubén Pardo filtraba pase tras pase, Piccini y Durmisi los recogían y golpeaban por el exterior, Rubén Castro castigaba a un Piqué sobreexigido, Álex Alegría descargaba de espaldas y Dani Ceballos, que firmó una actuación colosal, mandaba sobre un centro del campo en el que ni Rakitic, ni Denis, ni Arda Turan dieron la réplica. El partido era bético y el mago de Utrera su guía.

El dominio verdiblanco contó, además, con dos prebendas. Una referida a su aplicación y la otra a la ausencia de contrapartidas. La primera fue la total ausencia de juego y amenaza por el perfil diestro del ataque barcelonista, con un Aleix poco productivo, un Denis poco presente y un Messi que, esta vez, jugó por dentro para disimular las ausencias de la medular. Liberado de tener que mandar demasiadas atenciones a uno de los tres carriles, pues, la presión del Betis pudo concentrar esfuerzos en los otros dos. La segunda facilidad que hallaron los locales tuvo que ver con el decaído encuentro de la delantera culé, que redujo el nivel de peligro al que se exponía su adelantada presión. Con un calendario que, inmerso en las tres competiciones, deparará un mes de febrero abarrotado, la sensación es que, del mismo modo que hubo rotaciones en el once inicial, también a los titulares habituales se les concedieron licencias. La presión que ha venido marcando parte de la recuperación azulgrana fue más relajada y la formación del 1-4-4-2 en fase defensiva, más difusa. Con todo, de la delantera fue el empate y la posibilidad real de remontada, en unos últimos minutos que el Barça alcanzó con vida gracias a su guardameta.

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– Foto: Laurence Griffiths/Getty Images

Comments:1
  • michel 30 enero, 2017

    El mayor problema fue las nulas posesiones largas, ni en campo propio ni en campo rival. Todo iba muy rápido, transiciones de pelota rápida que se perdían en esas imprecisiones que comentas. Con ello imposibilitaba lograr una recuperación tras perdida y montar contras béticas ante un medio campo inexistente y una defensa desguarnecida. De nuevo LE sólo supo reaccionar tras el gol y solucionar el problema tan simple que le estaban creando con un cambio de juego hacía la izquierda. En líneas generales este mismo partido lo vimos en Anoeta tan sólo hace unas semanas y se puede decir que es un pequeño resumen de todos los males de este año, que el cuerpo técnico no es capaz de hallar soluciones.

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