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Ipurúa vio a un gigante

EIBAR, SPAIN - JANUARY 22: Lionel Messi of FC Barcelona walks onto the pitch prior to kick-off during the La Liga match between SD Eibar and FC Barcelona at Ipurua stadium on January 22, 2017 in Eibar, Spain. (Photo by David Ramos/Getty Images)

Ipurúa vio a un gigante

Leo Messi es la estrella futbolística de la era de internet. El primero de los grandes de quien sus coetáneos han podido seguir la evolución y cada una de sus actuaciones sin necesitar para ello un esfuerzo desmedido. Desde casa, a un golpe de clic. El debut oficioso en Oporto, el oficial en Montjuïc, su primer tanto anotado al Albacete, y desde entonces cada uno de sus pases milimétricos, de sus regates y de sus celebraciones de gol. No siempre fue así. Hubo antes una época dada a las leyendas en la que el conocimiento de las grandes estrellas resultaba más limitado, reducido en ocasiones a ámbitos geográficos concretos y en la que, incluso, para los seguidores de su propio equipo era complicado hacerse una imagen del crack cuando no jugaba en casa. Una en la que los aficionados contrarios entraban en contacto por primera vez con el rival, cuando éste aparecía sobre el césped de su estadio. Un primer y a veces último impacto, como origen de un mito construido por quienes lo presenciaron. De haber coincidido el fútbol de Leo Messi con aquel tiempo, pocos campos hablarían de él como Ipurúa. Con misterio en los labios de quien lo contase y una audiencia abarrotada de ojos abiertos de par en par. En tres ocasiones lo ha visitado y en todas ellas, sin excepción, ha exhibido una brillantez y un dominio escénico incluso por encima de la media de lo que en él es costumbre. Las leyendas, en Eibar, cuentan que el argentino es un gigante.

Ayer, además, volvió a estar especialmente bien secundado por sus compañeros de delantera. Tres futbolistas que, unidos, forman el mayor reto futbolístico de nuestro tiempo, y que en 2017 no han parado de acumular sensaciones positivas. El Barça de la MSN tiene a la MSN de vuelta. Se trata de un hecho que lo cambia todo. Evidentemente por lo que concierne a un equipo diseñado por y para sus tres delanteros, pero también para unos rivales que a lo largo de los últimos meses habían encontrado un alivio en los bajos momentos de forma de Neymar y Luis Suárez. Con ambos a su nivel y junto a Messi, no hay descanso. «Te agotan mentalmente porque de cualquier fallo te hacen un gol«. Lo describía a la perfección Pedro León tras el pitido final. La presión adelantada que tan buenos resultados estaba dando a los adversarios de los culés, por ejemplo, de repente se descubre como una concesión de espacio insostenible ante la delantera barcelonista. No es tanto que el Barça de Luis Enrique en otros momentos de su ciclo no hubiese sufrido cuando le incomodaban la salida, sino que recientemente extrañó a quienes transformaban todo ese sufrimiento en un festín. En constantes golpes de ánimo propio y desánimo ajeno como forma de actuar sobre las constantes de los partidos. Así sucedió anoche contra un Eibar, de nuevo presionante, que se valió de la temprana lesión de Sergio Busquets para dificultarle la construcción desde atrás a un Barça al que, además, también faltaban Iniesta y Piqué.

Sin ellos, de inicio le costó más llevar el peso del encuentro. Los primeros pases no hallaban en mediocampo el segundo escalón, y por momentos se vio jugando en su propia mitad. Cuando así fue, de nuevo pudo apoyarse en el repliegue defensivo para no sucumbir a una fase del juego que no es su predilecta. Con Mathieu y un buen Ter Stegen en el área, y Umtiti en el apoyo a Sergi Roberto sobre la derecha, respondió a los ataques de su adversario. El Eibar es un conjunto en cuya ofensiva tienen un peso muy importante tanto los centros laterales como las sobrecargas en el perfil izquierdo, y Luis Enrique orientó a sus centrales teniendo en cuenta ambas situaciones. Habitualmente, cuando Piqué forma en el once junto a Umtiti o Mascherano, en defensa el catalán acostumbra a ser el zaguero más anclado en el centro y el central izquierdo el que más cae a banda. En Ipurúa, sin embargo, con Umtiti como central diestro, los papeles se intercambiaron. Samuel decantaba una y otra vez su posición hacia la cal para acompañar los apoyos de Adrián González sobre el perfil de Inui -de forma especialmente extremada en los saques de banda- mientras Mathieu, más preparado para la disputa aérea con Enrich, aguardaba el centro en el interior del área.

El guión pertenecía a Mendilibar, pero en todo momento lo sobrevoló la amenaza de una MSN que dio muestras de inspiración desde el comienzo. Abiertos Messi y Neymar a bandas, las transiciones visitantes terminaban dando con ellos, y bien desde el desborde, el pase o el desplazamiento a la frontal, sus botas servían de interruptor a un ataque que tuvo a Luis Suárez como bombilla. Las recepciones escoradas de los extremos abrían sobre sus respectivas posiciones a los pivotes del Eibar, minando con ello la efectividad de la presión armera y dando como resultado un escenario de defensa adelantada local pero libertad para los pasadores del Barça. Uno para todos y todos para uno, los desmarques en profundidad de los más adelantados se aliaron con los envíos de Lionel como solución permanente y aparentemente sencilla de llevar el peligro a los dominios de Yoel. La movilidad y capacidad al espacio del uruguayo, tan desbocado como controlador a la espalda de Lejeune y Dos Santos, la insistencia, despliegue físico y amenaza al segundo palo de un Neymar ilusionado e ilusionante, y un Messi de tres metros de altura, capaz de cambiar con su bota izquierda el material de que está hecho el balón, resolvieron con diversión el partido y certificaron su reencuentro.

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– Foto: David Ramos/Getty Images

Comments:1
  • FERNANDO H LOPEZ 23 enero, 2017

    Muy buen artículo!!

    Todo muy lindo contra el Eibar, pero después te cae un Atlético, Bayern o hasta el Madrid y no alcanza con los tres monstruos. El Barca, aunque mucho mejor en las últimas fechas, todavía tiene mucho por mejorar. El funcionamiento del equipo deja mucho que desear.

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