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La banda derecha del nuevo Barça

BARCELONA, SPAIN - MAY 23: (L-R, TOP-BOTTOM) Adriano Correia, Marc Bartra, Sergi Roberto, Rafinha, Jeremy Mathieu, Jordi Masip, Pedro Rodriguez, Lionel Messi, Neymar Santos Jr, Thomas Vermaelen and Xavi Hernandez of FC Barcelona pose for a team photo before the La Liga match between FC Barcelona and RC Deportivo La Coruna at Camp Nou on May 23, 2015 in Barcelona, Spain. (Photo by Alex Caparros/Getty Images)

La banda derecha del nuevo Barça

Uno de los rasgos más identificativos de la reacción que tanto a nivel anímico como futbolístico ha experimentado el Barça tras el desastre de París, tiene que ver con su banda derecha. Si el 1-3-4-3 representa la generalidad del cambio, y el abastecimiento de la MSN la más positiva de sus consecuencias, el perfil diestro del juego culé guarda buena parte de sus explicaciones tácticas. Es donde más se han alterado tanto los nombres como las funciones que ahora éstos realizan. Piqué, Sergi Roberto y Rafinha, simbolizan el cambio, dibujando entre los tres una suerte de escalera que rellena un carril que antes apenas ocupaba el lateral en solitario. Un carril huérfano de Dani Alves y de un Messi ya definitivamente centrado, en el que también para el interior se habían roto los equilibrios que daban forma a su sentido y sentido a su forma. Una banda ahora reinventada en la que todas las posiciones que la habitan están siendo ocupadas por futbolistas distintos a los de hace unas semanas.

Una de las novedades más trascendentales, y quizá la que mejor resume el espíritu del 1-3-4-3, ha sido el desplazamiento de Gerard Piqué del centro a la banda. Quien a lo largo de las últimas tres temporadas ha sido el gran baluarte defensivo desde el gobierno del carril central, como última barrera infranqueable a la que tarde o temprano debía enfrentarse el ataque rival, hoy decanta su posición hacia el costado en una zona que le permite una menor influencia defensiva y que expone su cadera a zonas de más exposición donde si es encarada puede sufrir más. La razón de ser del 1-3-4-3, sin embargo, desde el momento en que renuncia a un efectivo atrás para sumarlo en otra línea más adelantada, asume que la clave defensiva de su concurso no sucederá cerca del área de Ter Stegen, sino cuanto más arriba mejor. Que la ventaja tiene que producirse antes y con balón, y desde ella edificar un escenario favorable para la recuperación en el que sus tres hombres de cierre no tengan que gestionar en campo propio el riesgo de los espacios. En el 1-3-4-3, los zagueros no están pensados para defenderse sino para atacar. Por eso Piqué en la derecha, porque si bien cerca de la banda, sin balón, su impacto es inferior y puede resultar más conflictivo, con él su calidad en el pase y, por lo tanto, su capacidad para llevar un mayor caudal de fútbol al perfil que se necesitaba repoblar, refuerzan las posibilidades de la ofensiva barcelonista. La mejor ayuda que puede recibir Piqué cerca de la banda, es el juego de ataque al que puede contribuir un Piqué cerca de la banda.

El caso, pese a las evidentes diferencias entre los protagonistas, tiene similitudes con la alineación de Jordi Alba en la banda contraria de esta defensa de tres. El lateral izquierdo, defendiendo cerca del área, probablemente encontraría problemas, pero tanto con balón como sin él se antoja perfecto para un juego que se desarrolle volcado sobre la mitad de su adversario. Más que pensar en cómo tapar el peligro de los extremos rivales, pues, el 1-3-4-3 piensa en cómo evitar que éstos puedan ser activados. Por eso, para cuando no sea posible, Luis Enrique ha diseñado un sistema híbrido que forzado a contener en su propio campo recupera la línea de cuatro atrás a partir de la pieza maestra de Sergi Roberto, que fluctúa entre el lateral derecho que ha ocupado esta temporada y el centrocampista que ha sido hasta este año. El de Reus seguramente es el futbolista más exigido a nivel físico del nuevo Barça, pues el comportamiento posicional que lo lleva a estar en dos posiciones distintas y alejadas según el momento de la jugada, se combina con unas funciones desde el interior que no lo anclan cerca del mediocentro, sino que lo dirigen hacia adelante, bien en dirección a la frontal del área o a la banda. Es un interior que sigue manteniendo atributos de compensador, tanto de los acercamientos de Messi al mediocampo, como de la profundidad en la derecha, y que contribuye al objetivo compartido de presionar arriba cuando se pierde el balón. Además, como el objetivo de la medular azulgrana continúa siendo entregar el balón lo más rápido posible a alguno de sus delanteros, su relación con la pelota tiene menos que ver con la posición y el pase que con la conducción y el movimiento.

Desde el interior derecho, es un futbolista muy relacionado con la figura más nueva de cuantas ha introducido el 1-3-4-3, la de un futbolista de ataque, de inicio fijo en banda derecha, como respuesta al final establecimiento de Messi en la mediapunta. Encargada a Rafinha, la suya es una misión que tiene que ver tanto con la activación de un volumen de líneas de pase hacia la cal que ensanchen al sistema defensivo rival y lo fuercen a generar espacios en el interior, como con la conexión de nuevo con el carril central para que, tras la desviación, el esférico regrese a donde se lo quiere, o con un trabajo de desgaste en defensa clave en el perfil más exigido a nivel posicional cuando la pelota cambia de manos. Habilitando desde su pierna izquierda tanto le pase a la espalda de un contrario como la profundidad de un desmarque aliado, bien nazca de la izquierda, del centro o de la derecha, es el tercer elemento que hoy acoge el perfil diestro del ataque culé con tal de generarle una nueva preocupación a su adversario. Una con capacidad de generar fútbol y peligro, y que con ello potencie las casillas calientes del tablero. Un Barça a 3 carriles, que multiplique la exigencia de quien intente detenerlo.

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– Foto: Alex Caparros/Getty Images

Comments:1
  • Antonio 8 marzo, 2017

    Gran texto. Creo que poca gente se está dando cuenta de la importancia de Rafinha y su pierna cambiada en esta situación.
    Además de lo comentado, habilita la posibilidad de “comba” o cualquier pase al espacio a Neymar o Iniesta con mayor peligro que cuando rompían Sergi Roberto, Rakitić y compañía, por ser mejor finalizador que éstos, además de ser zurdo.

    Buen análisis!

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