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Mandzukic, ese extraño elemento

TURIN, ITALY - NOVEMBER 02: Mario Mandzukic of Juventus gestures during the UEFA Champions League Group H match between Juventus and Olympique Lyonnais at Juventus Stadium on November 2, 2016 in Turin, Italy. (Photo by Valerio Pennicino/Getty Images)

Mandzukic, ese extraño elemento

Siendo Mandzukic un nueve muy claro, de área y remate, a muy pocos les encajó que Allegri viera en él al hombre con quien ocupar la banda izquierda tras su apuesta por el 1-4-2-3-1. Ni es un atacante especialmente veloz, ni posee la gracilidad en sus pies como para enfocarse al desborde. No parecía, en definitiva, el tipo de delantero al que alejar del área. Sin embargo, el traslado del croata a la punta izquierda del dibujo ha resultado ser una de esas apuestas programáticas de su entrenador que por simples pero efectivas terminan aparentando, a posteriori, tener todo el sentido del mundo. Mandzukic no ofrece en banda más de lo que cabría imaginarse, pero justamente eso es lo que necesitaba de él su equipo en la demarcación, hasta el punto de que su hipotética ausencia el martes supondría un notable contratiempo para la Juventus. Es esclarecedor, en este sentido, cómo para sobrellevar su baja ante el Chievo Verona el pasado fin de semana, Allegri alineó en el extremo izquierda a otro futbolista también antinatural en la demarcación como Stefano Sturaro, rastreando en el mediocentro italiano algunas de las singularidades de Mandzukic que tan bien se acomodan en el nuevo esqueleto bianconero. Su contribución no se explica en verso, sino en prosa cartesiana. Como la que se refiere a su impacto en el balón parado en ambas áreas. Consta, en primer lugar, de un retorno abnegado corriendo en dirección a su propia portería, que al equipo le permite contar con la presencia de parejas defensivas en ambas bandas y de un perseguidor esforzado para el lateral rival. Además, con un centrocampista interior menos, poder ocupar el ancho del mediocampo con hasta cuatro futbolistas dispuestos en paralelo, permite a los turineses reducir el espacio a abarcar por parte de Pjanic y Khedira, concentrando a ambos sobre la deshabitada zona del mediocentro.

De cara a la transición, Mandzukic representa un punto de apoyo, tanto para aguantar el balón de espaldas y servirlo de cara a los centrocampistas o muy especialmente al crack Dybala, como para erigirse en una solución muy accesible sobre la que buscar un tipo de salida más directa desde atrás. Si finalmente el Barça salta al Juventus Stadium enfundado en su traje de 1-3-4-3 y pretendiendo con él, por lo tanto, que el partido se localice en la mitad de campo italiana, buscará una presión adelantada que deje sin oxígeno a los envíos rasos de Bonucci, Miralem Pjanic y compañía, de modo que la alternativa simplificada de superar por arriba a todo el bloque culé en busca de la descarga de Mandzukic, puede resultar clave no sólo para cortarle el ritmo de juego a los catalanes, sino también para trasladar las coordenadas del partido a la mitad que menos preparados para defender pueden estar los de Luis Enrique. Un sencillo servicio en largo hacia un sencillo Mario Mandzukic, puede suponer ante Mascherano una forma accesible de sacudirse y alejar los problemas. El duelo de Mario contra el Jefecito o el hombre que finalmente elija el técnico azulgrana para formar a la derecha de la defensa, se reproducirá también en zona de remate, espacio donde el croata contribuye con uno de sus aportes más claros. Si Juan Guillermo Cuadrado y el lateral diestro estiran por el perfil derecho del ataque bianconero con tal de ganar línea de fondo y poner el centro al área, Mandzukic carga el punto de penalti aumentando el poder finalizador de la Vecchia Signora a partir del desmarque fuera-dentro y de su prácticamente inevitable superioridad física con respecto al encargado de cerrar el segundo palo por parte del rival. Tan simple que se hace extraño.

– Foto: Valerio Pennicino/Getty Images

Comments:1
  • Michel 11 abril, 2017

    Esas jugadas que comentas, tipo a la de Cuadrado, en la que el juego se desarrolla por el sector derecho para acabar cargando el interior izquierdo a la espalda del lateral derecho del Barsa las hemos visto en infinidad de ocasiones con Alves. Y alguna que otra con Sergi Roberto.

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