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La batalla por la Zona Messi

BARCELONA, SPAIN - SEPTEMBER 10: Lionel Messi of FC Barcelona competes for the ball with Marcos Llorente of Deportivo Alaves during the La Liga match between FC Barcelona and Deportivo Alaves at Camp Nou stadium on September 10, 2016 in Barcelona, Spain. (Photo by David Ramos/Getty Images)

La batalla por la Zona Messi

El Barça de Luis Enrique puede convertirse en el segundo en la historia del club que levanta tres títulos de Copa consecutivos. El primero fue el de Daučík, Ramallets y Kubala, que lo logró entre 1951 y 1953. Argumento principal, futbolista emblema e hilo conductor de los éxitos presentes que pueda celebrar el club, Leo Messi terminó decidiendo las dos anteriores finales. La primera, ante el Athletic, con dos goles -uno de ellos legendario-, y la segunda con tres asistencias de tiralíneas que sirvieron, por orden, para expulsar a Ever Banega, para que Jordi Alba adelantara a los suyos y para que Neymar sentenciara la Final. La temporada del argentino es el resumen de las dificultades que ha atravesado el tercer año del proyecto Luis Enrique, desasistido en la banda derecha y huérfano de una solución que durante buena parte del curso le permitiera hacerse con el balón cerca del área contraria. Ha sido el Messi más centrocampista y, aún así, uno con enormes y decisivos efectos sobre el arco rival. Especialmente brillante y preclaro durante los últimos meses en la frontal, 2017, como un deseo cumplido, le trajo un remedio al sacrificio en forma de altura sobre el campo que tuvo que asumir como auxilio a los problemas del equipo para avanzar con el balón controlado.

Así pues, si hasta entonces Leo se había erigido en el cartero encargado de transportar el juego de un fondo del campo al otro en pos de servir al conjunto, el nuevo año le entregó a un Neymar que, sustituyéndolo, se orientaría a su beneficio. Permutaron alturas. Quienes años atrás se habían relacionado desde el pase del 10 en primera instancia y la definición del brasileño como colofón, pasaron a intercambiar el orden. Ahora es Ney quien muchas veces recibe abajo, conduce, sortea y transporta la pelota hasta las inmediaciones del área, permitiendo a Leo recibirla en su zona favorita y en aquella donde lo inalcanzable de sus gestos más directamente impactan sobre el marcador. Se trata de un espacio al que su rival esta noche, el Deportivo Alavés, dedica una especial atención defensiva con tal de que el oponente no la alcance. El de Pellegrino es un conjunto que se hace fuerte en la defensa del área y del centro lateral gracias a la autoridad de su guardameta y al desempeño de sus centrales en este tipo de acción, motivo por el cual su planteamiento atrás guarda la intención de expulsar al oponente hacia las bandas, y ahí privarle de cualquier otra salida que no sea un balón colgado.

Pretende construir, pues, una suerte de barrera en el carril central que por encima de todo impida el acceso a la zona de la mediapunta, con Marcos Llorente como protagonista principal en la tarea. El canterano del Real Madrid se ha revelado este curso como uno de los mediocentros más dominantes a nivel defensivo de la Liga, habiendo mostrado una afiladisima lectura en el corte y un comportamiento posicional muy ventajoso para su equipo. Su principal singularidad en este sentido, estriba en que el espacio que desea resguardar no lo custodia desde dentro, sino por delante. Funciona como un escudo, un obstaculo en el camino del pase que debe introducir el cuero entre líneas, obligándolo siempre a tomar un desvío. Su posición, pues, pendulea alrededor de la corona del área como si una cuerda sujetara su eje sobre el punto exacto donde en el equipo rival situaríamos al enganche, haciendo de su espalda una pantalla que lo mantenga permanentemente oculto a ojos de quien debe conectar con él. Su reto, en este caso, tendrá que ver con lo lateral del acceso que de un tiempo a esta parte viene hallando el Barça para filtrar el esférico a Messi, de pies de un Neymar que atrae desde la orilla, desde un espacio escorado alejado de aquel en el que, por norma, Llorente prefiere fijar su influencia.

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– Foto: David Ramos/Getty Images

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