El parón de selecciones, justo en el arranque de temporada, suele tener varios efectos sobre los equipos de la Liga. Para quienes han empezado mal el campeonato, representa la opción de un segundo comienzo; para los que han inaugurado con buen pie la competición, un paréntesis con doble filo, y para los grandes, por lo común, una diáspora nada productiva. Un cambio de localización para buena parte de sus futbolistas que en estados tan tempranos del curso suele desembocar, prácticamente siempre, en un retorno desenfocado al ponerse de nuevo la camiseta de sus clubes. La temporada pasada, sin ir más lejos, al Barça le costó un traspiés ante el extraordinariamente meritorio Alavés de Pellegrino, y esta jornada ni Real Madrid ni Atlético de Madrid han podido amasar los tres puntos a que aspiraban en sus respectivos partidos. Sí lograron hacerse con ellos los hombres de Ernesto Valverde, en un partido emocionalmente muy productivo para los intereses culés, y que aunque en los futbolístico resultara más trabado que sus antecedentes más recientes, dejó lecturas y rendimientos que rescatar.
Con toda seguridad, la nota táctica más destacada fue que incluso con el retorno de Luis Suárez al once titular, Leo Messi permaneció en la posición de falso nueve que Ernesto Valverde le está entregando en el arranque liguero. Se movió libre y disfrutó del balcón del área (tiró a puerta hasta en ocho ocasiones) con Gerard Deulofeu primero y Ousmane Dembélé después decantados a la derecha, y Suárez acostado sobre el perfil izquierdo. Al uruguayo, en esta primera prueba, no se le vio especialmente cómodo en un rol que está por descifrar, y en el que sin ser extremo ni delantero centro, sino un poco de ambas cosas, necesita ajustar los tiempos de sus caídas hacia un sector u otro.
La ecuación en banda izquierda, por lo tanto, escondió cierta complejidad, pues no cabía esperar la presencia fija de ningún futbolista sino la armonía entre tres de ellos para mantener ocupado el carril. El citado Luis Suárez, un Iniesta más adelantado que los últimos cursos, aupado a la mediapunta y atraído por la banda izquierda, y finalmente un Jordi Alba sin barreras para incorporarse y llegar a pisar área. Como el manchego agradece más que le abran espacios hacia el costado, y el lateral los agradece si se le presentan por delante, el segundo disfrutó de un escenario más favorable para el brillo.
Hoy, equilibrado el reparto zonal sin necesidad de grandes compensaciones, y necesitado como está Ernesto Valverde de encontrar nuevas piezas que involucrar y hacer constar desde un vínculo estrecho con el balón, el peso específico y directo del croata al respecto del control que es capaz de ejercer el equipo sobre la posesión ha aumentado significativamente [gráfico de la derecha]. En salida de balón dinamizando la parcela del lateral derecho, como trampolín para Sergio Busquets, conectando desde su golpeo y habilitando la zona Messi desde un posicionamiento más retrasado que antaño, Rakitic gana valor en una medular que parece haber recuperado parte de su protagonismo perdido.
Ante el Espanyol, un conjunto de solidez en el repliegue más que acreditada, limitada la capacidad azulgrana en el desequilibrio y encorsetada la fluidez que piezas como Iniesta o Busquets pudieran dar a la circulación, el mero control del tempo y la posición que hasta abrir la lata demostraron los locales, les regaló una iniciativa más o menos cómoda. El partido se jugaba arriba, la falta de ocasiones no desesperaba y las contras blanquiazules fueron escasas hasta que a los de Valverde se les deshilachó el ritmo pretendido. Messi a parte, pero relacionado con el argentino, tanto en los tramos más cerrados como cuando el encuentro se rompió, Alba ofreció a los suyos una vía más o menos constante de peligro para acceder al área, y una lectura para la ejecución que Leo suele cobrarse sin poner demasiadas pegas. De sus botas salieron dos de los tres tantos del argentino. Ya lleva cinco en tres partidos. Con la Champions como prueba cercana, no hay solución más devastadora que encontrar al diez cerca de donde suelen estar los nueves.
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– Foto: Lluis Gene/AFP/Getty Images

