
El listón del Metropolitano
El Barça de Ernesto Valverde saltó al césped del Metropolitano como el único equipo de Primera División que, hasta ahora, contaba todos sus sus partidos de Liga por victorias. El Txingurri, en sus primeros meses al frente del cuadro azulgrana, ha dado forma a un conjunto ideado para que sumar de tres en tres en el día a día no le obligue a esfuerzos exagerados. A la plantilla que tiene entre manos, seguramente, no le pueda pedir eso. La fórmula del éxito doméstico culé viene marcada por la decisión de acercar a Leo Messi al área, multiplicando de forma exponencial las posibilidades de que el argentino canjee por triunfos sus gestos más definitivos. Consecuencia de este punto de partida, además, teniendo a La Pulga en el centro el sistema ha podido racionalizar y simplificar las tareas de buena parte de sus integrantes, desembocando en una puesta en escena de lógica estable. Sobre este Barça, atendiendo a lo visto durante los últimos años y a los acontecimientos del verano, sin embargo, planea la duda legítima de su respuesta en las grandes plazas. Aquellas en las que mirando todos los protagonistas hacia el 10, los demás deban constar con la autoridad de un candidato a todo. En particular, puesto que el último mercado de fichajes no llevó a Barcelona nuevos armadores de juego, una de las incertidumbres más claras es si este Messi definitivo va a poder seguir siendo alimentado ante rivales de la máxima exigencia, o si por el contrario deberá ser él quien, alejándose de las funciones que actualmente desempeña, lleve la cuchara a la boca de sus compañeros. El sábado, ante un Atlético de Madrid volcado sobre Leo y que firmó una actuación muy solvente en el repliegue defensivo, no fue éste el problema, pues el argentino mantuvo su influencia en la frontal, participó en el área y apenas redujo en un disparo a puerta el volumen que viene promediando en Liga, pero el encuentro sí descubrió algunas de las realidades que, en su cara más cruda, debe tomar en cuenta Valverde para preparar a su equipo de cara a las citas más difíciles del curso.
El duelo entre catalanes y colchoneros se desarrolló en su mayor parte en la mitad de campo que custodiaban los segundos. Con Griezmann y Correa más pendientes del balón cuando lo tocaban Busquets e Iniesta que cuando se lo repartían Umtiti y Piqué, El Cholo ordenó un ejercicio defensivo especialmente concentrado en la zona que debía frecuentar el futbolista clave de los guarismos azulgranas. Gabi como pivote derecho, Saúl como pivote izquierdo y Godín como central zurdo fueron la cara más visible de un planteamiento que estrechó su despliegue para contener a Messi. Especialmente el más joven de los tres fue el encargado de seguir más de cerca las evoluciones del 10, aguantarle el quiebro y ensuciarle el slalom. Detrás suyo, según fuera la dirección emprendida por las conducciones de Leo, esperaba bien Gabi o bien Godín como escuderos en caso de que Saúl fuera sorteado por el argentino. Este punto fundacional de lo que fue el partido, dejó como gran noticia las actuaciones de sus principales protagonistas. Por un lado el 8 atlético, que no sólo firmó un fantástico trabajo defensivo sobre Messi sino que además, de tan cerca que vio al argentino, se descolgó con una de esas jugadas marca de la casa del día a día del 10 y que el alicantino parece reservarse para las noches de gala, para firmar el 1-0. Por el otro lado Messi, que evidenció un momento de forma y confianza especialmente afinado, en un escenario que llamaba a su intermitencia y al que respondió con eléctrica actividad y una continuidad en la participación impropia de la treintena. Esto, que para todo aquel que no tiene a Messi no es posible, al Barça durante muchos minutos le fue insuficiente, debido a la soledad de su estrella, para generar ocasiones de gol. Su equipo tuvo el control del balón de forma descarada y, por momento, también el dominio territorial, pero su ataque posicional no halló el cambio de ritmo, el desequilibrio o la velocidad en el juego necesarios para derribar el muro atlético.
El conjunto visitante llegaba arriba a lomos de unos centrales libres o de un Sergio Busquets adelantado, pero con la mesa puesta el Barça no acertó a clavar el cuchillo. La ruta era clara y bien ejecutada, pero en los picos del área faltó una marcha para desencadenar la revolución. Jordi Alba fue el visitante que más balones tocó a lo largo del partido (121) como respiro recurrente en una banda izquierda medio desatendida por ambas partes, y aunque estuvo poco claro y fallón en la salida sus servicios de tres cuartos de campo hacia arriba fueron de ayuda para que Iniesta se asomara al balcón. También el juego de espaldas de Luis Suárez, por encima tanto en participación como en acierto de lo que viene promediando, y quien más allá de su gol, en cuanto al juego ofreció sensaciones positivas de repunte. El tercer delantero, en este caso, fue André Gomes, mejor en el segundo tiempo que en el primero, y en quien es posible que Valverde intuyera un viable aporte físico tanto en la conducción vertical como en el juego aéreo, así como una capacidad de desborde nada desdeñable contra la estructura defensiva que levantó el Atlético (empató con Suárez en número de desbordes completados, sólo por detrás de Messi). La cantidad de balones que llegaron al punta uruguayo, así como los que recibió André en la derecha, sirven como pista de que el problema de Leo no fue de abastecimiento, sino más bien de que, salvo él, nadie más podía generar la ocasión de gol. En esta ocasión no bajó para llevar el balón arriba, sino para crear peligro.

– A la izquierda, los pases y el mapa de calor de Luis Suárez contra el Atlético (vía squawka.com). A la derecha, la comparativa entre sus datos de intervenciones y acierto en el pase del sábado y los del resto de la temporada.-
Tampoco generó mucho peligro su rival, que aunque obligó a lucirse a un Ter Stegen providencial, durante muchos tramos del partido tuvo cerradas las vías de acceso al área del alemán. En primer lugar, jugando tan arriba el Barça la presión culé surtió efecto limitando las salidas rápidas del conjunto local, comandada por Busquets cuando el mediocentro pudo estar más cerca del área contraria que de la propia, y secundada por el buen posicionamiento colectivo a la hora de librar la segunda jugada. Además, como segundo factor, el Atlético careció de una figura en punta a la que poder alimentar en el juego directo sorteando por arriba el pressing azulgrana, toda vez Griezmann y Correa conforman una pareja poco idónea para realizar esas funciones, y la demarcación de Saúl como mediocentro alejó al canterano de poder librar contra Jordi Alba la batalla física que tantas veces ha exprimido Simeone contra el Barça. El tercer factor fue Umtiti, sobresaliente desbaratando las contras rojiblancas pese a convivir con las erráticas actuaciones de Piqué y Jordi Alba a sus flancos. Donde sí pudo hacer daño el Atlético de Madrid fue a través de ataques más largos que implicaran cadenas de pases en campo rival que, apoyados en un extremo por Filipe Luis y en el otro por Koke Resurrección, castigaron la defensa posicional barcelonista, desorganizaron a Busquets y evidenciaron el conflictivo momento de forma que atraviesa Gerard Piqué.
Fueron situaciones que principalmente dibujó el primer tiempo, y en especial antes y después del tanto de Saúl. Ya tras el descanso, las opciones de los colchoneros de acercarse al área rival se redujeron notablemente a medida que avanzó la segunda mitad, un poco por el cansancio rojiblanco, un poco por las salidas de Correa y Yannick Carrasco, y un poco (mucho) por la entrada al campo de Deulofeu y Sergi Roberto. El doble cambio de Valverde fue el impulso definitivo para que su equipo sumara un punto y merodeara los tres en su primera visita al Metropolitano. Empezando por el lateral, ya sin un extremo profundo y encarador del que preocuparse, su juego mezclando la amplitud con la administración del pico del área como cuarto centrocampista de facto, le brindó a su equipo una superioridad numérica y posicional que contribuyó tanto al ataque como a la defensa, sumando energía a lo primero y recuperación a lo segundo. Por su parte, Deulofeu redobló la actividad del carril ensanchando las atenciones del adversario, dio la réplica a Messi en la corona y buscó situaciones de uno contra uno que aunque no fructificaran agrietaban la fortaleza atlética. Además, el ingreso de ambos canteranos fue agradecido también por Rakitic y André Gomes. El primero porque desde entonces, ocupado el carril con un extremo natural, recobró presencia en el centro para activar desde el pase y la llegada la frontal del área; y el segundo porque trasladado a la banda izquierda sumó intención de verticalidad al teórico perfil débil de la defensa del Atlético. Si Simeone logró la iniciativa entregando las alas a su oponente, Valverde la recuperó obligando al Cholo a atenderlas a riesgo de descubrirse dentro.
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– Foto: Javier Soriano/AFP/Getty Images
vi23 16 octubre, 2017
Muy buen análisis. Lo comparto aunque me parece que tú conclusión es menos optimista que la mía. Creo que el equipo fue mejor que el rival en un campo top. Y esto es una diferencia con el año pasado.
El partido de Suárez, sobre todo la segunda parte, fue muy, muy ilusionante
Hay que ver que le pasa a piqué. Cómo siga así no sé si acabara quitándole el sitio el jefecito
Peana que deulofeu no acompañe su actividad con más acierto…
Marc* 16 octubre, 2017
Robert y Urbano fueron a ver un Leverkusen -Wolsburgo, la prensa habla que fueron a ver varios jugadores del Bayer, puede ser, pero creo que el principal interes podria ser Max Arnold interior organizador creativo del Wolburgo, hizo un gran sub21 y no juga competiciones europeas, por lo q podria llegar en enero. Es la pieza que mas urge al equipo, Arnold tiene 23 años, aun no es top, pero sin serlo puede aportar mucho al equipo.
Se habla del SR lateral, si deberia ser titular, pero creo q solo puede serlo en determinados contextos, entonces si puede aportar, pero hay otros contextos donde penaliza al equipo tenerle de lareral, la pena es que le falte esa pzca de finura, de talento, para ser un gran interiror.