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Cuando a Pep le regalen las bandas

Manchester City's English midfielder Raheem Sterling (L) celebrates after scoring with Manchester City's German midfielder Leroy Sane during the English Premier League football match between Manchester City and Crystal Palace at the Etihad Stadium in Manchester, north west England, on September 23, 2017. / AFP PHOTO / Oli SCARFF / RESTRICTED TO EDITORIAL USE. No use with unauthorized audio, video, data, fixture lists, club/league logos or 'live' services. Online in-match use limited to 75 images, no video emulation. No use in betting, games or single club/league/player publications. / (Photo credit should read OLI SCARFF/AFP/Getty Images)

Cuando a Pep le regalen las bandas

El City atraviesa el mejor momentos desde que lo entrena Pep Guardiola. Cabe poca discusión sobre ello. Líder imbatido y aparentemente intratable en el día a día de la Premier League, marca mucho, encaja poco, disfruta de inspiraciones individuales espacialmente afinadas y transmite la sensación de que, gran parte del tiempo, cada una de sus piezas está exactamente en el lugar que debería. Fluye muy fácil. Tácticamente, desde la lesión de Benjamin Mendy, la vuelta de tuerca posicional del segundo año del de Santpedor en Manchester se explica fácil por clara y por reiterada. A medida que los citizen avanzan metros con el balón controlado, Fabian Delph, teórico lateral zurdo en el 1-4-3-3 de partida, asciende hacia el interior hasta ocupar la zona a la izquierda de Fernandinho, permitiendo con ello mandar a David Silva cerca de la corona del área. El conjunto skyblue cimenta así un rombo por dentro del que extrae control, superioridad numérica y un reparto de alturas que dibuja siempre una salida para la pelota. Con el punta participando desde el apoyo de este músculo central que tanto bien le está haciendo al dominio de Guardiola en la liga inglesa, los delanteros de banda desempeñan un papel fundamental a la hora estirar al rival hacia los costados.

Sterling y, sobre todo, Sané, hasta que la pelota llega a los últimos metros, son chinchetas encargadas de clavar a los laterales contrarios tan lejos de los centrales como sea posible. De desactivarlos de la defensa sobre zonas interiores. De restar al adversario efectivos con los que responder a la acumulación de jugadores que por dentro propone el City. Así lo subrayaba recientemente el propio Kevin de Bruyne en una charla con el ex futbolista Jamie Redknapp, haciendo referencia a cómo en su último enfrentamiento contra el Chelsea de Antonio Conte, los extremos del Manchester City debían mantenerse muy abiertos para, de este modo, fijando las marcas de Azpilicueta y Marcos Alonso, liberar los carriles interiores tanto para él como para David Silva o Gabriel Jesus. A partir de estas funciones de ala, los rendimientos de Sterling y Sané derivan en aportaciones diferenciadas, habiendo destacado el primero hasta la fecha por la buena relación con el gol y la profundidad, mientras que el segundo interpreta al dictado los requerimientos posicionales de un costado en el que los cambios de demarcación de Delph y Silva complejizan los equilibrios.

*Muévete sobre la siguiente imagen con el deslizador.

Pese a que la disposición de las piezas sobre la pizarra y la influencia que en el interior tienen los futbolistas más determinantes del City permiten dibujar a los citizen numerosos escenarios de uno contra uno en banda, ninguno de sus dos extremos titulares se está destacando en dicho menester. Aun con el abusivo volumen ofensivo que es capaz de desplegar su equipo con tal de sumar minutos de posesión y juego en campo contrario, ni el inglés ni el alemán figuran entre los diez hombres más regateadores de la Premier League. La del extremo regateador siempre había sido una figura muy ligada al estilo de juego que abandera Pep Guardiola, puesto que pretendiendo alargar los partidos cerca del portero rival sin voluntad de correr hacia atrás para golpear a la vuelta, que un futbolista logre superar a su par implica zarandear un sistema defensivo que por lo general ha tenido tiempo de organizarse. Antes de sentarse en el banquillo del Barça, el de Santpedor defendería aquello de que “en el fútbol, cuando ‘muñeco’ supera a ‘muñeco’el equipo que defiende está perdido” como prolongación de la máxima de Johan Cruyff según la cual “si todos vamos a tomar muchos riesgos para llegar al uno contra uno, necesitas gente que gane esta batalla“.

En Barcelona, no obstante, disponer de la carta Messi le permitió una irrealidad, que al no mantenerse en Múnich le invitó a potenciar a hombres como Robben o Douglas Costa. A día de hoy, sin embargo, sus dos extremos coinciden en promediar 1,7 dribblings por partido, una cifra corta que de momento el conjunto está pudiendo salvar gracias a las posibilidades que brinda la Premier para correr y poder, así, atacar con algo más de espacios. Pero es en la cima cuando se concentran más miradas, y en Inglaterra todas empiezan a dirigirse hacia el equipo de Guardiola. Es probable que, más pronto que tarde, el estudio de los rivales propicie enfrentamientos muy condicionados en los que, por ejemplo, los adversarios del City se expongan menos desde un repliegue más o menos pronunciado y transijan con las posiciones abiertas de los extremos skyblue con tal de no llevar hacia fuera a sus propios laterales. Será entonces, cuando Sterling y Sané ya no sean señuelos, cuando tengan que generar espacios desde la acción directa. Cuando, en la cal, Guardiola deberá lanzar a sus contrarios una amenaza que vaya más allá de una presencia. Mientras tanto Bernardo Silva espera turno. Quizá sea ese su momento.

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– Foto: Oli Scarff/AFP/Getty Images

Comments:2
  • Alf 10 noviembre, 2017

    Un placer leerte Albert! me ha surgido una duda: esas cifras modestas de regate, incluye los desbordes? Se me hace raro, porque tanto Sterling como Sane dejan muchos rivales atrás en cada partido, con sus arrancadas y conducciones. Este caso me recuerda un poco al de Kaka en el Milan,: no hacia muchos regates en corto por partido, pero que duda cabe que ni lo necesitaba, iba sobrado desbordando. ¿Es realmente una cifra baja ese 1,7 si consideramos como acción de desequilibrio una conducción que dejan rivales atrás?

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    • Morén 13 noviembre, 2017

      Hola, muchas gracias 🙂

      El dato lo he sacado de ‘Whoscored’ y sinceramente desconozco el baremo que utilizan para computar las acciones como dribblings. Por eso me pareció buena idea añadir la cuestión de que ninguno de los dos está entre los 10 de la Premier que más dribblings promedian, ya que en todo caso las cifras de todos estarán sujetas al mismo criterio. Yendo a otras ligas, de las cinco principales, sólo en la Bundesliga entrarían en ese top-10, aunque lejos de los 3,5 de Pulisic o 3,3 de Keita. En Italia tendríamos a Gómez con 3,3 y Dybala con 3, y tanto en España como en Francia (encabezan Messi con 6,2 y Neymar con 7,6) se irían más allá del top-20.

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