
Alba, Bale y la distancia
La historia reciente de los Madrid-Barça ha sido también la historia de cómo los merengues han defendido a Leo Messi. Del impacto del falso nueve, de la respuesta de Mourinho, de la utilización del 1-3-4-3 y de Alexis Sánchez, del trabajo de Xabi Alonso, Ramos, Modric o Isco, y del precedente severo de la temporada pasada. Como hilo de unión, cuanto más espacio se le ha concedido al argentino, cuantas más facilidades ha tenido para correr, peor ha sido la suerte de los blancos. Se trata de una circunstancia que el propio Zinedine Zidane ha podido comprobar directamente: con Modric como pivote controló mejor a La Pulga que con un especialista como Casemiro debido al riesgo adoptado por el francés en su planteamiento defensivo. Hace apenas unos días Zizou se marcaba como uno de los grandes objetivos contra el Barça que su equipo mantuviera las líneas juntas, o dicho de otra forma, que Leo Messi no tenga espacios. Que no pueda repetir en el Bernabéu una actuación como la del mes de abril.
Podría, a tenor de lo señalado, plantear una respuesta al argentino de líneas más retrasadas y cercanas a Keylor Navas, que reduzca la separación entre los centrales y el pivote, minimice las transiciones y obligue a los azulgranas a sacar el partido adelante desde el ataque organizado. Las dos contras del plan: la presencia de Jordi Alba y la posible ausencia de Gareth Bale. La primera construye el principal mecanismo de ataque con que cuenta la ofensiva culé, un pase cruzado con posterior descarga hacia la frontal o el pico del área pequeña, que además de ventajas en el juego se ha destapado como un automatismo enormemente productivo para Valverde a la hora de enfocar en el remate a Leo Messi. Con Luis Suárez e Iniesta generando atracciones interiores, y sin más hombre de banda en frente que el lateral, pareciera que los azulgranas pueden volver a activar la jugada que ya les dio la victoria en su visita al feudo blanco la pasada campaña. En cuanto a Bale, desde que se incorporó al Real Madrid el suyo es un nombre relevante a la hora de afrontar los clásicos por distintas razones, siendo una de las más notables su superior capacidad cuando el contraataque madridista tiene que empezar muy atrás. Sus carreras y la ventaja física que ostenta para disputar el juego directo, son la posibilidad de salida y llegada arriba aun cuando la acción se origine más cerca del área del Madrid que de la línea divisoria.
Si el galés no está en el campo, y si Zidane no apuesta en su lugar por alguna carta equivalente en este aspecto como Marco Asensio, corre el riesgo de que protegiéndose de Leo Messi, se aleje demasiado de Cristiano Ronaldo. La alternativa no está exenta de peligro, pues si la premisa sigue siendo mantener juntas las líneas y el plan pasa por no distanciarse en exceso del área culé, la apuesta pasaría por reducir la distancia entre las piezas del mediocampo y entre éstas y los centrales, adelantando la altura de la zaga. Optando por hacer valer la capacidad de corrección de Ramos y Varane, la soledad de Luis Suárez en el ataque barcelonista y, en general, la poca profundidad que encuentran los de Valverde cuando juegan con el rombo en mediocampo. De nuevo, si este es el escenario que se le plantea al Barça, Jordi Alba parece un futbolista señalado, por ser, pese a tratarse del lateral izquierdo, el hombre con mayor capacidad para amenazar al espacio. Buscando la progresión por fuera, con solo una barrera que superar, y protegida su espalda por el integrante extra añadido a la línea medular. Siendo el asidero que acerque al Barça si Zidane lo quiere lejos.
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– Foto: Alex Grimm/Getty Images