
Un sistema para la Champions
No hace ni doce meses que el Chelsea de Antonio Conte dominaba la Premier League con una superioridad táctica que no se recordaba desde los tiempos del United de Ferguson o de la primera aventura de Mourinho en Stamford Bridge. Los blues le formularon preguntas a sus competidores domésticos a las que ninguno pudo dar respuesta a lo largo del curso. La novedad de un sistema de juego con tres centrales, dos carrileros, dos mediocentros y tres delanteros, caía en una competición todavía impactada por la hazaña del Leicester City de Ranieri, y para la cual la fórmula de otro italiano se ajustaba sin fisuras a las singularidades de su idiosincrasia. Fuerte en área propia, contundente en el área rival y efectivo en las transiciones, fue un Chelsea que decidió enfrentarse al campeonato inglés con sólo dos centrocampistas a cambio de sumar efectivos en ambos fondos. Si la Premier era un torneo que se jugaba de lado a lado, el conjunto londinense dispondría de más soldados que su contrincante para librar las dos batallas definitivas. Aquel era un Chelsea que no disputaba competición europea, y cuyos postulados, por lo tanto, no debían ser testados en un fútbol diferente al inglés. El campeonato de Modric, Iniesta, Koke, Verratti, Kroos, Busquets, Hamsik, Xabi Alonso o Isco, no iba a discutirle el discurso todavía. Faltarían varios meses para eso, y Antonio Conte estaba a tiempo de prepararse.
Con respecto a aquel Chelsea que no abandonaba las islas entre semana, la gran novedad de orden táctico del segundo curso de Conte ha residido en el añadido de un centrocampista a su esquema en detrimento de un delantero. El futbolista que la temporada anterior completaba el triángulo ofensivo junto a Hazard y Diego Costa, hoy completa el que en la zona ancha proponen Bakayoko y Kanté. El nombre propio de la evolución es el de Cesc Fábregas, elegido refuerzo para el mediocampo blue y jugador en quien su entrenador ha buscado un extra de maniobrabilidad con la pelota para templar en salida, conectar en ataque y alargar los momentos de descanso haciendo circular el cuero. A menudo situado entre los dos todoterrenos, el catalán ha pasado de actuar como la variante puntual que fue para el campeón, a ejercer como pieza troncal del plan maestro. Del mismo modo que incorporar un tercer central al dibujo implicó la aceptación de un mediocampo menos poblado, recuperando a ese tercer centrocampista ahora Conte ha dado prioridad a unas zonas del campo sobre otras. En concreto, para el Chelsea el cambio ha tenido dos grandes consecuencias tácticas a nivel estructural. Por un lado muchas veces juega con sólo dos delanteros, y por el otro acostumbra a cerrar las bandas con un único efectivo por carril. Mantiene los carrileros cerca del central -relación que ante el Barça de la conexión entre Messi y Jordi Alba puede resultar una protección muy útil-, pero la línea que se coloca inmediatamente por delante, se estrecha.
No es el Barça un adversario al que precisamente se le presuma un especial peligro directo aprovechando esta circunstancia, debido a que habitualmente, y sobre todo como resultado de no haber podido contar con Dembélé, también sus ataques suelen presentar a un único hombre exterior. Sergi Roberto y Jordi Alba librarían así un duelo casi personal con Marcos Alonso y Moses, a la manera de aquel que enfrentaron ante Carvajal y Marcelo en el Santiago Bernabéu. Sin embargo, la participación de Ousmane o la lectura de Messi e Iniesta para buscar recepciones escoradas, supondrían una posibilidad que obligaría a los blues a forzar determinados anclajes de su esqueleto. Bien porque como consecuencia liberaran a su compañero en banda, bien porque extrajeran del interior a un centrocampista inglés aclarando la zona al resto de culés situados en el carril central, o bien porque reclamaran fuera a Azpilicueta, Cahill o Rüdiger generando nuevos espacios para un Luis Suárez en plena forma. A propósito de esta cuestión, una de las variables que será interesante detectar cuando eche a rodar el cuero, será la distribución de los medios del Chelsea si finalmente Conte opta por mantener un dibujo con tres hombres por delante de la defensa. Lo más habitual es que Bakayoko forme como interior izquierdo mientras Kante y Cesc se reparten el pivote y el interior derecho según marque la estrategia, pero dado que el perfil que Messi prefiere para dejarse caer es el derecho, y que probablemente el técnico quiera emparejar al argentino con la capacidad defensiva individual de Kanté, la pizarra en esta zona del campo puede deparar alguna sorpresa.
Más resuelta parece para Conte la cuestión de la falta de un tercer delantero, aspecto que el italiano ha venido compensando con la llegada y participación rematadora de dos de sus hombres de segunda línea. Bakayoko y Marcos Alonso, los dos desde la izquierda, es habitual que busquen finalizar los ataques en las inmediaciones del área, sobre todo cuando la ofensiva londinense transcurre desde la derecha, para aprovechar su poderoso físico entrando al segundo palo. El carrilero español, de hecho, aunque todavía no se ha estrenado en Champions, en la Premier está resultando el tercer delantero del equipo también a nivel numérico, pues con seis tantos en veinticinco encuentros sólo tiene por delante a Morata y a Hazard. Su timming de llegada, su potente disparo, su olfato en el remate y la superioridad física que suele presentar ante los laterales derechos rivales a la hora de imponerse por alto, hacen de él un elemento muy eficaz rellenando el área. También cuando se trata de salir en largo, buena parte de los envíos directos del Chelsea se dirigen a su cabeza, tanto por su influencia directa como por la capacidad de que el rechace caiga en los pies de Hazard, el futbolista más peligroso del equipo. La influencia ofensiva del belga es uno de los aspectos que se han visto potenciados por la entrada de Cesc en las alineaciones, tanto por las relaciones directas que ambos establecen como el desahogo que recibe a nivel de retornos defensivos. Dada su importancia en el enfrentamiento, de sopesar Conte la opción de recuperar su antiguo disfraz para cerrar en la orilla con dos futbolistas, cabe incluso la posibilidad de que ante las dudas sobre Morata sea Eden quien pueda ejercer de hombre más adelantado. El Chelsea lo necesita libre.
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– Foto: Michael Regan/Getty Images