
La oportunidad de Eden Hazard
El Chelsea de Antonio Conte es el Chelsea de Eden Hazard como seguramente no lo ha sido otro antes. Como si aquella primera gran exhibición internacional, ante Gales en la Eurocopa, hubiera dado el pistoletazo de salida definitivo al talento y continuidad del belga, sus dos últimas temporadas como blue hablan no sólo de uno de los futbolistas más determinantes de la Premier League, sino también de uno de los más fiables. Hazard está siempre que se lo espera, en parte por su propia evolución y madurez como estrella, pero también por el abrigo de un sistema que aunque en ocasiones le sea un poco rácano en los socios, parece especialmente pensado para hacer de Eden su buque insignia. De la misma forma que ha sucedido con otros tantos cracks ofensivos del campeonato inglés, el camino que ha recorrido Hazard recientemente es uno que vincula a futbolistas otrora relacionados principalmente con la delantera, con zonas, encargos y efectos propios del mediocampo. Quien fuera un desequilibrador tenaz en los últimos metros del ataque como extremo izquierdo, es hoy un jugador con totales licencias a nivel posicional para aparecer por todo el largo y ancho del campo ofreciendo las soluciones que de él requiera su equipo en cada momento. Los de Conte atraviesan por un tramo de juego y sensaciones no demasiado positivo y se refugian más que nunca el auxilio de su crack. Para hacer frente al Barça de Messi, el Chelsea necesita a Eden Hazard.
El primer reto al que deberá hacer frente el cuadro de Valverde al respecto del belga, tendrá que ver con la volatilidad de su ubicación sobre el terreno de juego. La estrella blue se mueve por todo el campo, amparado por un esquema que no lo requiere fijo en ninguna parte. Con los carrileros ensanchando el ataque, el mediocampo fijando abajo y el delantero peleando con los centrales, el Chelsea estira tanto en el eje vertical como en el horizontal la que en teoría es la zona donde más peligroso resulta Hazard. Situado en tres cuartos, preparado para recibir a la espalda del mediocampo rival, girarse, emprender una carrera con el balón controlado durante la cual juntar adversarios y soltar el esférico en el momento preciso y en lugar justo para habilitar a un compañero libre, Eden representa varias de las cuestiones que menos agradece el sistema defensivo del Barça de Valverde. La opción de desactivar la presión azulgrana con su juego entre líneas, la capacidad de no perder el balón y de esconderlo cuando los culés lancen su acoso, y su habilidad para avanzar en vertical con él en los pies, sorteando obstáculos desde el desborde, y comprometiendo la estabilidad estructural de la que suele hacer gala el equipo del Txingurri, son armas que si el Chelsea logra poner en liza atacarían muy directamente a algunas de las constantes vitales culés. Hazard es, pues, el futbolista al que mirará su equipo tanto para escapar de la presión como para transitar o alargar ataques cerca de Ter Stegen.
A propósito de las salidas que pueda dar Hazard al juego blue, además del ejercicio individual de la recepción, el giro, la conducción y el regate, la paleta del belga cuenta con otras soluciones tales como la devolución de espaldas para que el mediocampo reciba el balón orientado hacia el arco rival, su facilidad a la hora de detectar el agujero por el que mandar el esférico hacia adelante o, incluso, su influencia por delante de la medular del adversario acercándose a recibir el cuero a la altura del interior. Como Messi cuando el Barça está en apuros, no es extraño ver a Eden tomar forma de centrocampista en fases muy tempranas de la jugada para asegurarla desde abajo, tomando la posición del interior izquierdo y haciendo de su precisión en el golpeo el mecanismo de juego más transitado. Destaca, aquí, la forma cómo aprovecha las atenciones que suscita, llevando hacia el carril central al adversario y oxigenando hacia las bandas gracias a un medido y oportuno cambio de orientación. Con Moses y Marcos Alonso clavados sobre la línea de banda, a través de Hazard el Chelsea siempre tiene abierta una escapatoria hacia el costado, a menudo en aclarado para que los carrileros puedan progresar y lanzar el centro al área. Esto cuando la frontal la ve de lejos, pues habitando la corona o cualquiera de los dos picos del área grande, su pericia encontrando al compañero libre es una de las principales fórmulas de que disfruta su equipo para producir ocasiones de gol.
Por bien que esta noche la zona del lateral derecho del Barça pueda ser una presa jugosa para él, ya sea desde la posibilidad del uno contra uno frente a Sergi Roberto o recogiendo los balones divididos que deje el enfrentamiento directo entre el canterano y Marcos Alonso, su juego en los últimos metros del ataque suele orientarse hacia el carril central. Si las alas son el hábitat de los carrileros y el origen de numerosos centros laterales, en el centro, a su alrededor, halla el Chelsea la mezcla. Su relación con el delantero centro es directa, y distinta según quién sea el encargado de coronar el ataque blue. Con Morata o soluciones alternativas profundas, como una eventual utilización de Pedro en punta relevando al ex madridista, la pauta suele consistir en un juego de tensiones que al tiempo que Hazard atrae, dibuja movimientos del punta buscando la espalda de la defensa. Si por el contrario el nueve que presentan los ingleses corresponde a un perfil como el de Olivier Giroud, menos capaz de acercarse a portería si el equipo empieza jugando muy abajo, pero más dotado para la dejada de espaldas, el diálogo entre el delantero y la estrella se vehicula a través de la pared. Hazard ya tiene en su haber las fotos de la Eurocopa y del campeonato inglés, y sabe que para estar para siempre en el álbum de la Champions, no hay nada como quedar inmortalizado venciendo ante Leo Messi.
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– Foto: Mike Hewitt/Getty Images