
Interior después de Dani Alves
Cuando Dani Alves llegó a Barcelona procedente del Sevilla, su hasta entonces entrenador, Manolo Jiménez, describió a la nueva adquisición culé como “un jugador que desde su posición de lateral derecho es capaz de armar el fútbol de ataque de todo un equipo“. En el Sánchez-Pizjuán, el brasileño había ejercido como la gran referencia creativa por detrás del balón de un conjunto hispalense de calado histórico, al calor de un despliegue táctico colectivo que siempre tuvo muy presente la relevancia y productividad de exprimir a un jugador de semejante singularidad futbolística. Barcelona no deparó para él ni el mismo protagonismo troncal ni unas atribuciones en la dirección tan descaradas, pues compartiendo plantilla, equipo y perfil derecho del campo con la definitiva explosión de Xavi Hernández el lateral fue más un brillante acompañamiento en la organización que el encargado último de marcarle el ritmo a la orquesta. Dani fue fundamental por otros motivos. Sin embargo, fue su adiós, hace ahora dos veranos, el que descubrió con más claridad que nunca no solamente su vacío, sino el que antes había dejado el de Terrassa. Dani Alves, así como la sociedad que con Messi vistió ‘de facto’ el interior derecho culé durante la temporada del segundo triplete azulgrana, resultó, aunque de un modo indirecto, el verdadero primer relevo del eterno seis azulgrana. Sin él, la ausencia de Xavi pasó a primera fila.
También con su selección, el carácter especial que como lateral ha representado el ya veterano futbolista del Paris Saint Germain le ha valido a la verdeamarelha para paliar algunos de los déficits creativos en los escalones más retrasados de su mediocampo. En un fútbol brasileño dado a la producción de mediocentros y mediapuntas -de Dungas, Gilberto Silvas, Emersons y Casemiros, y de Rivaldos, Ronaldinhos, Kakas y Coutinhos-, pero con escasos portavoces entre los interiores de posesión de referencia, han tenido que ser dos laterales tan distintos al resto como Dani Alves y Marcelo los hombres encargados de llevar la antorcha a través de las zonas con menos luz del mediocampo de la canarinha. No obstante, recientemente ha surgido en Brasil un centrocampista extraño. Uno de esos que el campeonato carioca no produce porque la singularidad de su fútbol local no los demanda. Arthur Melo, un interior con movimientos y voluntades más frecuentes en Europa que en su propio continente, y en cuyos hombros, a partir de este curso, el FC Barcelona ha decidido hacer descansar varias de las necesidades que el espejo le ha ido señalando a lo largo de los últimos años.
Entre 2014 y 2016, la apuesta del Barça para suplir las lagunas de su mediocampo corrieron a cuenta de un Leo Messi más alejado de la vanguardia e implicado en la sala de máquinas. Un Messi con aroma de centrocampista, hiperdesarrollado en el pase cruzado como llave de arranque de buena parte de los automatismos del equipo, que el club acompañó con un arsenal de interiores más dados a la conducción y la escalada hacia zonas adelantadas que al pase y el protagonismo cerca de la divisoria. Rakitic, Arda Turan, André Gomes o Denis Suárez, serían la réplica vertical con la que compensar las incursiones del 10 en la antigua morada de Xavi Hernández. Sin embargo, la llegada de Ernesto Valverde al banquillo azulgrana la pasada temporada definió desde el inicio dos grandes diferencias sobre esta cuestión al respecto de lo observado los cursos anteriores. En primer lugar, el deseo del Txingurri pasaría por recuperar la presencia adelantada de Messi, aproximando su golpeo a la frontal y, con ello, a la resolución de las jugadas. Y en segunda instancia -y en parte provocado precisamente por esto- en su línea de medios el pase cobraría mayor relevancia. Busquets, Iniesta y sobre todo Ivan Rakitic asumirían más protagonismo en el envío, pues ya no se pretendería que fuera Leo el hombre responsabilizado de hacer avanzar el cuero. El argentino sería el receptor.
Las intenciones del Txingurri, sin embargo, se toparon con una plantilla en la que el número de medios con afinidad para el pase era limitado. La invención de un nuevo Ivan Rakitic le sirvió al técnico para hallar una tercera pieza central con la que lograr el objetivo, pero ante la ausencia bien del croata o bien de Sergio Busquets, el resto de opciones rompían forzosamente la fórmula. André Gomes fue conducción y Paulinho llegada al área, pero ninguno de los dos fue pase. Arthur Melo sí lo es, y lo es de un modo exagerado. Un futbolista que ansía recibir todos balones que viajen desde la defensa al ataque, consagrado al mantenimiento del balón y con tendencia a aparecer allá donde se encuentre la pelota. De centro de gravedad bajo, lo que le permite jugar muy encima del esférico protegiéndolo con su propio cuerpo, ágil en el giro y muy fluido en el control orientado, de Arthur sorprende que, a pesar de no contar con experiencia lejos del fútbol que le vio nacer, su juego insinúe un ritmo mucho menos problemático que el de muchos otros que, antes que él, fueron llamados para dar el salto. La continuidad de sus acciones a lo largo de la jugada favorece el encadenamiento y una presencia en el juego que no se desengancha de su avance. Las intervenciones de Arthur no son cápsulas aisladas que empiezan y terminan según tenga el balón en su poder, sino que se unen a lo que ocurre antes y después de que le llegue el cuero.
Amigo de la base de la jugada, de recibir en paralelo al mediocentro, por delante del mediocampo rival y directamente de la defensa, así como de invadir el espacio central del mediocampo, sus ansias por entrar en contacto con la pelota en ocasiones lo llevan a acercarse demasiado al cuero y a adentrarse en los espacios de un compañero. A, en lugar de esperar el pase, lanzarse sobre los pies del aliado antes de que este suelte el esférico. Al lado de Busquets, un pivote perfecto para intercambiar posiciones con un interior de su tipología y que a diferencia de otros grandes mediocentros ha vivido cómodo junto a un compañero, la contención posicional será uno de los campos de mejora que tanto el brasileño como Valverde deberán marcarse de cara al crecimiento del jugador. Otro será el veneno de sus pases, pues como se ha apuntado más arriba, si algo define hoy el fútbol del nuevo fichaje azulgrana es su empeño en que su equipo no pierda el control del balón. Es por ello que, ante la disyuntiva entre arriesgar en el envío para cosechar una ventaja o conservar para mantener el esférico a buen recaudo, tiende a priorizar lo segundo. A pesar de tener pie y visión para filtrar el pase a la espalda de un contrario, a la espera de que Messi, Coutinho, Luis Suárez o Dembélé le inviten a prodigarse en ello, por el momento sus servicios tienden más a moverse en su misma paralela que a verticalizar hacia el arco rival.
Tampoco él mismo es un centrocampista que por el momento se haya prodigado esperando el balón entre líneas, pero sí que la capacidad que muestra abajo para esquivar acosos desde la conducción, deberían permitirle, con el paso del tiempo, mayor influencia en el escalón más alto de la medular. Más que una limitación consecuencia de sus condiciones, las dificultades de Arthur para activarse correctamente por delante del balón se insinúan más bien como fruto de la falta de hábito, y se traducen en un conocimiento más bien escaso del jugador sobre el posicionamiento y la orientación del cuerpo que permiten jugar con fluidez y comodidad en esta zona del campo. De momento, de todos modos, hasta que este aprendizaje se produzca, la llegada de Arthur le proporciona a Ernesto Valverde un nuevo elemento pasador que enfocar a la base de la jugada, y con el que trabajar como en su momento trabajó con De la Peña, Ibagaza, Banega, Parejo, Ander Herrera o Beñat. Ivan Rakitic es la última prueba de la capacidad del Txingurri para incrementar el sentido de sus centrocampistas más vinculados a las zonas donde se mueven los hilos del equipo. Con respecto al croata, no obstante, hay una cuestión que Valverde deberá resolver a propósito del espacio de Arthur en su Barça: su función sin balón. El brasileño es un medio esforzado, con ritmo y actitudes para la presión y capacidad ara meter el pie y robar la pelota, pero el curso pasado, en el cuadro barcelonista, a la hora de dar forma a la estructura defensiva se priorizó un tipo de refuerzo central junto a Sergio Busquets de mayor envergadura física.
Rakitic, Paulinho o André Gomes ejercieron de segunda torre, siendo utilizados por fuera hombres como Iniesta, Coutinho o Denis Suárez. Por eso, porque los retornos que dibujaba el mediocampo en transición defensiva enfocaban hacia dentro al interior derecho y haca fuera al izquierdo, con tal de que el extremo diestro completara la línea de cuatro abierto a la orilla derecha (Imagen en la parte inferior del texto), la diferencia física de Arthur en comparación a los contrafuertes que utilizó Valverde para Busquets, plantean, al menos, cuatro escenarios diferentes: Uno en el que, cuando Arthur ocupe el interior derecho culé, no se produzcan variaciones tácticas y, simplemente, el tipo de jugador elegido para acompañar dentro al mediocentro sea distinto a los empleados hasta ahora; uno en el que se priorice al brasileño en el perfil zurdo para que su retorno se produzca por fuera; uno en el que, con estructura de rombo, desplace a los dos interiores hacia el exterior abriendo espacio para el descenso central de un mediapunta más fuerte físicamente; o, finalmente, uno en el que, con un esquema más simétrico que el del curso pasado, el retorno por fuera corresponda a dos delanteros de banda quedando vestido el carril central por tres jugadores en lugar de por dos. Arthur era una necesidad urgente pero no será fácil que resulte una solución inmediata. Su adaptación, encaje y crecimiento demandarán tiempo, trabajo y varias respuestas. Para descubrir la dimensión del futbolista que encierra y qué planes tiene el equipo acerca de él.
*Muévete sobre la imagen con el deslizador.
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– Fotos: Pau Barrena y Lluis Gene/AFP/Getty Images
Coronel Fedecker 15 agosto, 2018
Me encanta Arthur. Le veo un gran futuro en el Barcelona. Opino también que tiene que mejorar todo esto que has dicho. Sobre todo el juego posicional. Pero no creo que tenga más problema que el esperar un tiempo. En una o dos temporadas será un jugador ya hecho al tipo de juego del equipo. Es más. Yo creo que esta misma temporada ya habrá asimilado los suficientes conceptos para tener la titularidad asegurada. Le veo muy buena actitud y eso hace mucho. En cuanto al pase “arriesgado” yo creo que es más un tema de coger confianza. Por el momento lo quiere hacer todo y hacerlo bien. Por eso no arriesga. Y el comerse el espacio de los compañeros… El esta acostumbrado a que sus compañeros no tenían claro que hacer con el balón y el tenía que ir a socorrerlos. Cuando vea que Busquets, Rackitic y demás se bastan solos aprenderá a esperar su pase. Otra cosa que me gusta mucho es lo activo que es. Sube, baja, se mueve a izquierda y derecha continuamente… Cuando ajuste esos movimientos al juego del equipo mejorará notablemente.
Lo único que me “fastidia” de su fichaje es que le veo similar a lo que espero que sea algún día Riqui Puig. Pero claro, tampoco se puede estar esperando… Y Riqui aún es muy joven para subirlo al primer equipo. También es verdad que no tienen por qué ser incompatibles. Ahí tenemos el ejemplo de Xavi e Iniesta sin ir más lejos. ¿Crees que podrían ser una pareja similar (en un futuro)? ¿O son demasiado similares?
Coronel Fedecker 15 agosto, 2018
Bueno, pues ya me ha contestado Valverde. Están jugando los dos juntos en el Gamper :p
Riera 16 agosto, 2018
El Joan Gamper ha constatado que, mientras esté Messi sobre el campo, el equipo tiende a replegar sobre el sistema 1-4-4-2. En una rueda de prensa, Valverde afirmó que el conjunto puede defender sobre el sistema 1-4-4-2 o 1-4-3-3, tal como pudimos ver en la segunda parte (cuando Messi no estaba sobre el campo).
En dicha tesitura, mientras el argentino ocupe la posición de teórico extremo derecha en el sistema 1-4-3-3, será difícil que podamos ver a Coutinho de interior izquierda. Si el extremo derecha (Messi) no cierra la banda, deberá ser el interior derecha quien lo haga. Siendo el interior izquierda quien se sitúe al lado de Busquets y el extremo izquierda quien cierre dicho costado.
Ayer pudimos ver a Coutinho ejerciendo la función de cerrar la banda desde la posición de interior derecha con un buen resultado. Pese a ello, su voluntad es jugar en la banda izquierda. Si no hay un cambio de posición de Messi, me temo que ello restará minutos de juego a Dembélé y Malcom.
ElCojo 22 agosto, 2018
Arthur es un futbolista con muy buenas cualidades. Para mí, el Barcelona actual es un magnífico equipo con carros problemas muy claros. Uno de ellos ha sido la gestión de la jugada con balón por parte de Rakitic. Desde luego, ha sido el año en el que ha tenido mayor presencia y su desempeño ha sido bastante positivo considerando la estabilidad que aporta gracias a su recorrido, su fuerza y su disciplina. Sin embargo, ni Rakitic (ni Busquets) son especialistas en aportar balones que puedan superar líneas con facilidad. Ninguno de ellos tiene la capacidad de Guardiola, lo que apuntaba Samper antes de sus lesiones o Jorginho. En ese sentido, la creatividad se limita a que el balón llegue a Messi o Coutinho sin ventajas para que sean ellos los que arriesguen a filtrar un pase desde una posición más adelantada.
Si el Barcelona consiguiera un medio centro capaz de mover el balón con verdadera excelencia y que permitiera mayores ventajas para que Coutinho o Messi pudieran revivir en carrera o libres, y que pudiera filtrar pases de forma directas a la delantera, el equipo ganaría muchísimo.
Sinceramente, no veo en Arthur esa capacidad. Me parece un jugador muy bueno para equilibrar el equipo, sobretodo en un sistema 4-3-3 xo no aprecio esa capacidad para mezclar gestión de juego con pases más verticales que sí tenían tanto Iniesta como Xavi.
Arthur es un futbolista cuyo estilo me encanta pero que deberá mejorar un poco en todo (capacidad de llegada desde segunda línea, capacidad defensiva, pase más vertical) o mucho en uno de esos aspectos si quiere asentarse como titular en este equipo y no limitarse a ser un recambio de calidad.
Lo más positivo es que su actitud parece fantástica y que todavía es muy joven.
Por ahora, puede sustituir a Rakitic en el doble pivote o a Coutinho como interior izquierdo si se busca más físico y mayor control de la pelota. Así irá sumando minutos, acostumbrandose a Europa y al Barcelona y podrá crecer sin presión.
Por mi parte, aunque creo que De Jong le habría ido mejor a está plantilla porque creo que tiene mejor pase largo y una capacidad más interesante para romper en condición y darla con fluidez, Arthur es un fichaje del que espero mucho y al que siempre me apetece ver. Ahora mismo, es el jugador chusta evolución me despierta más ilusión y curiosidad del equipo.