
Mendy y el reloj de Guardiola
Kyle Walker resultó un futbolista de enorme importancia para contar la evolución experimentada por el Manchester City la temporada pasada. Aunque no alcanzara los niveles de trascendencia de compañeros como Kevin de Bruyne o David Silva, el inglés fue uno de los saltos que, con respecto a la primera temporada de Pep Guardiola en la Premier, explicaron el crecimiento citizen y, a la postre, la consecución del título liguero. Relevante en salida para gozar de superioridad técnica y numérica, apoyo interior que permitiera lanzar a De Bruyne sobre la frontal del área, encargado de asumir el carril derecho con tal de que Sterling pesara en zona de finalización y -fundamental- uno de los pilares del equipo en transición ataque-defensa tanto por despliegue físico como por posicionamiento manteniendo compacta la estructura en el momento de lanzar la presión o ganar la segunda jugada, el ex del Tottenham marcó la diferencia como ya antes han hecho otros tantos laterales a las ordenes del de Santpedor. Si en el fútbol actual ya de por sí ésta no es una posición cualquiera, en los equipos de Guardiola los laterales han sido piezas capitales de sus éxitos como entrenador. Abidal y Dani Alves en el Barça, Lahm y David Alaba en Múnich y las variantes con las que durante los últimos años ha sorprendido la pizarra del catalán, dejan poco lugar a dudas.
Por eso, una de las grandes cuestiones previas del tercer curso de Pep en Inglaterra versa acerca de la evolución que pueda tener en el equipo Benjamin Mendy, teórico acompañante de Walker flanqueando a los centrales, y quien se perdió buena parte de la temporada pasada por culpa de una lesión. Además, en su ausencia el campeón de la Premier tomó cuerpo a partir de unas funciones muy particulares del lateral izquierdo, encarnadas por Fabian Delph o incluso por Oleksandr Zinchenko y que, como se deduce del perfil de sus ocupantes, tuvo mucho de centrocampista y de presencia interior. ¿De qué modo va a entrar un lateral como el francés, más bien externo y tendente a recorrer la banda arriba y abajo, en el ajustado entramado táctico skyblue? La pregunta, más jugosa si cabe por aquello que decía Ruud Gullit de que un equipo de fútbol es como un reloj al que si se le cambia una pieza puede que luzca igual de bonito pero ya no funcionará del mismo modo, no quedó ni mucho menos resuelta en el estreno liguero del Manchester City en el Emirates, pero sí que esbozó algunas de las primeras respuestas con las que trabaja Guardiola. Hiperactivo en la pizarra, la libreta del catalán deparó ante los de Unai Emery hasta tres escenarios tácticos distintos con más o menos continuidad.
El inicial planteó una solución insinuada ya el curso pasado, por ejemplo ante el Basilea en Champions y que consistió en reproducir la asimetría posicional de laterales y extremos como si del reflejo de un espejo se tratara. El City que dominó la última Premier League fue un conjunto de reparto dispar en sus dos bandas, empleando en la derecha a un lateral largo y exterior -Walker- para que Sterling se pudiera asomar al balcón del área, mientras en la izquierda Delph adoptaba el ya citado papel interior al tiempo que Leroy Sané se encargaba de mantener activada la amplitud del ataque en ese costado. Siendo Benjamin Mendy un lateral de inclinación externa, sin embargo, la primera prueba de Pep -con cierto parecido a la que presentó contra el Chelsea en la Community Shield– a quien convirtió en un lateral interiorizado fue a Walker. El lateral inglés asumió un lugar de gran importancia estableciéndose a la derecha de John Stones, en un escalón inicial de tres hombres en salida, que permitió a Fernandinho mantener su posición en mediocampo y no tener que perder altura para generar superioridad numérica entre centrales ante la sorprendente posición adelantada de Aaron Ramsey. Paralelamente, si abajo se intercambiaron las tendencias de los laterales, lo mismo sucedió por delante con los extremos. Sterling, el más segundo punta de los extremos de Guardiola la pasada campaña, se cambió de banda para reproducir su rol en el mismo lado que el lateral más profundo -el izquierdo-, al tiempo que, en la orilla contraria, Riyad Mahrez asumía la banda que unos meses antes era entera para un Walker ahora más comedido.
Quienes no cambiaron las alturas fueron los interiores, pues el derecho -Gündogan- permaneció más cerca de Fernandinho que el izquierdo -Bernardo Silva- dando lugar a una de las notas interesantes del dibujo: inicialmente, tanto el interior y como el delantero más relacionados con la zona del 10 coincidieron en el mismo lado del campo. Esto deparó, por ejemplo, un comportamiento bastante más móvil de Bernardo Silva en comparación al que tuvo David Silva el curso anterior, provocando que no fuera extraño encontrar al portugués, por momentos, cayendo hacia la orilla derecha por delante de Gündogan (Imagen abajo a la derecha).
La segunda alternativa del City ante el Arsenal resultó mucho más conocida, pues se trató de la misma disposición empleada la temporada pasada cambiando únicamente el nombre de alguno de sus protagonistas. Walker, sin dejar de pesar en los primeros escalones de la jugada, volvió a asumir el carril derecho ahora compartiéndolo con un Sterling de regreso a la diestra para intervenir por dentro, mientras Mahrez se abría a banda izquierda por delante de un Mendy con tintes de interior. Las funciones del francés, normalmente más dado a pisar zonas de extremo que de organizador, no fueron tanto en la dirección de acercar sus toques a la zona de máquinas, sino en la de construir un carril despejado para que el balón llegara fácil al extremo izquierdo. Sujeto éste pegado a la cal, tanto la presencia como las llegadas del lateral a través de los pasillos interiores le sirvieron al City para lanzar sobre él las atenciones del lado derecho de la defensa del Arsenal, barriendo así las líneas de pase que debían concluir en los pies de Mahrez o de Sterling. Como se viera ya con Delph y David Silva, además, el recorrido hacia dentro del lateral resultó un trampolín para que Bernardo Silva conquistara definitivamente la mediapunta (Imagen arriba a la izquierda), moviéndose por delante del balón y aclarando los escenarios previos a la fase de finalización.
De hecho, con el paso de los minutos, lo asentado tanto de la posición del portugués como de Benjamín Mendy dio al dibujo citizen apariencia de 1-3-4-3, con los dos teóricos laterales por dentro pero a diferentes alturas, una referencia posicional clara en tres cuartos de campo y dos extremos ensanchando el ataque, esperando abiertos a recibir el balón y en ventaja para que, una vez recibido, pudieran encarar en el uno contra no o pausar la acción juntando al equipo en las inmediaciones del área de Petr Cech. El reloj de Guardiola, aún cambiando algunas piezas, arranca la temporada igual de puntual.
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– Foto: Ian Kington/IKIMAGES/AFP