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Ter Stegen y el botín de Wembley

Ter Stegen of Barcelona warms up during the La Liga match between Valencia CF and FC Barcelona at Estadio Mestalla on October 7, 2018 in Valencia, Spain. (Photo by Manuel Queimadelos Alonso/Getty Images)

Ter Stegen y el botín de Wembley

El partido que disputó el Barça en Wembley contra el Tottenham Hotspur es, sin lugar a dudas, uno de los capítulos más relevantes del arranque de curso azulgrana. Principalmente por dos motivos. En primer lugar, porque Arthur Melo, con su actuación, se postuló como una pieza competitivamente fiable para Ernesto Valverde, y en segundo lugar porque las consecuencias que se derivaron de la alineación del brasileño le permitieron al entrenador hallar una estructura alternativa y aparentemente efectiva, distinta a la que había estado buscando hasta entonces. Cambiando a Arthur por Dembélé, el Txingurri cambió bastante más que el nombre de uno de los hombres que integran su once, y descubrió un camino nuevo que por el momento se ha evidenciado más positivo que el que trataba de seguir hasta ese momento. A raíz de Wembley, por eso, el Barça no siempre mantuvo el equipo -en Mestalla jugó Vermaelen donde Lenglet- pero sí el mensaje, aferrándose a los puntos claves de su estrenado plan para asentarlo y darle continuidad en distintos tipos de escenarios. El último al que tenía pensado de enfrentarlo era el Sevilla de Machín, un conjunto igualmente firme en sus intenciones, en su caso a partir del esquema que le valió a su técnico para sobresalir la temporada pasada y que ahora reproduce en Nervión.

MachinUn sistema arraigado al soriano y que el cuadro hispalense ya ha hecho suyo, que con respecto a su Girona presenta una única diferencia organizativa, pues si los catalanes formaban con una línea de cinco defensas, un cuadrado por delante formado por dos mediocentros y dos mediapuntas, y Stuani a modo de solitaria referencia en punta conectada con la zona de tres cuartos gracias a la alternancia posicional de Portu, este Sevilla el cuadrado lo forma por delante del pivote en lugar de por detrás del nueve (Imagen de la derecha). André Silva tiene la compañía de Ben Yedder y a dos interiores por detrás, quedando Ever Banega como único cierre de la medular. En el Camp Nou, sin embargo, y entendiendo que el mayor porcentaje de posesión correspondería a los locales, en fase defensiva el cuadrado sevillista mutó en rombo, con Silva emparejado con Busquets, Vázquez y Sarabia con los interiores del Barça y Banega a modo de hombre libre para salvaguardar la zona de tres cuartos, quedando libres los laterales azulgranas a ambos lados del rombo.

Así, puesto que los culés enfrentaban a un rival con una única referencia defensiva en cada una de las bandas, y lo hacían proponiendo un ataque simétrico en el que Messi y Coutinho, al menos de partida, iniciaban desde el costado, la primera ventaja para los de Valverde fue exterior. Por lo desarrollado en el encuentro, la idea de Machín a propósito de esta cuestión se guardaba dos variantes, una cuando los laterales del Barça recibieran abajo y otra cuando lo hicieran arriba. En el primer supuesto el Sevilla llevaría su defensa hacia ellos transformando a André Silva en uno de los interiores y pudiendo desplazar hacia fuera o bien a El Mudo o bien a Pablo Sarabia, mientras que en el segundo serían Navas y Arana los encargados de salir al encuentro del lateral culé, reajustando la cobertura con el central más próximo a la espalda del carrilero.

sevilla

-A la izquierda, el rombo del Sevilla en mediocampo durante la fase defensiva. A la derecha, las opciones de los extremos del Barça en el apoyo interior.-

No obstante, el Barça fue capaz de aplicar soluciones con cierta facilidad y fluidez, en parte gracias al desempeño de Jordi Alba y de un Semedo mucho más entonado en ataque que en los últimos partidos, y en parte debido a la libertad que encontraron Messi y Coutinho a la hora de lanzar el apoyo por dentro. Con los carrileros visitantes fijados fuera por los laterales del Barça, y los interiores atraídos por la posición baja de Rakitic y Arthur lejos de la zaga, entre la espalda de Vázquez y Sarabia y la línea defensiva se abrió una gran franja con Banega como único obstáculo, que ninguno de los tres centrales rellenó con regularidad y que aprovecharon Leo y Philippe para desequilibrar en la frontal del área. Junto a ellos, Luis Suárez abrió caminos, combatió centrales y devolvió balones con gran acierto. Fue un tramo de superioridad muy productivo, resuelto con dos goles de ventaja antes del primer cuarto de hora y que concluyó con la lesión del capitán barcelonista. Sin Leo Messi el partido del Barça perdió control, pases y pausa en tres cuartos de campo, y ganó cierto exceso verticalizador en los últimos metros, más idas y venidas, y una creciente intención de finalizar jugada para reducir las posibilidades de un contraataque sevillista. Un nuevo guión con un nuevo protagonista principal: Pablo Sarabia.

*Muévete sobre la imagen con el deslizador.

El madrileño fue creciendo en el partido hasta convertirse, con permiso de Marc-André ter Stegen, en el futbolista más brillante de la segunda mitad. Su interpretación del juego y del lugar que debía ocupar dentro de él en cada momento para ayudar a su equipo fue excelente, erigiéndose en parte fundamental de las principales ventajas que supo construirse el Sevilla para apretar a un Barça de menos control. Lo logró, sobre todo, a partir de dos situaciones. La primera tuvo su origen en la presión de Arthur sobre el inicio de la jugada de Banega. Así, con el brasileño adelantado, Sarabia en todo momento buscó una ubicación sobre el campo, a su espalda, que reclamara la atención de Busquets extrayéndolo del centro, y habilitando así el pase de un compañero hacia el apoyo del punta en tres cuartos, sin el obstáculo del mediocentro culé. La segunda situación de superioridad activada por Sarabia, por contra, arrancaba cuando era Coutinho quien adelantaba su defensa, en este caso para tapar la salida del Sevilla a través de su central derecho. Ahí, la atención que reclamaba el canterano madridista era la de Jordi Alba, a la espalda de Coutinho pero en una zona de influencia más o menos centrada, de modo que por fuera Navas disfrutara de la banda libre para llegar hasta el lateral del área sin la persecución del extremo ni la barrera del lateral. Ter Stegen, Piqué y Suárez fueron la respuesta local a la actuación de Sarabia, el primero con dos intervenciones dobles de museo, el segundo reforzando el área y sus inmediaciones y el tercero pesando a campo abierto, desde el pase y la dirección, para interrumpirle el ritmo al contrario.

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– Fotos: Manuel Queimadelos Alonso y Lluis Gene/AFP/Getty Images

Comments:3
  • Iniesta10 23 octubre, 2018

    Albert, muy buen análisis, Se entiende todo. Gracias..

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  • Kalamarc 23 octubre, 2018

    Muy buen análisis. Añadiría por completar que lo que fue un partido con más control por parte del Barça en la primera parte desembocó en un intercambio de golpes en la segunda. Especialmente desde que Arthur dejo el campo, se sucedieron las ocasiones por ambos lados. Si bien el partido acabó 4-2 podría haber sido perfectamente un empate si el Sevilla hubiese tenido algo más de acierto. Además este escenario provoca mucho desgaste físico en los jugadores. Sobretodo de cara a las eliminatorias de la champions, dónde los goles recibidos en casa pesa mucho, el barça debería tratar de minimizar estas fases de ida y vuelta.

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    • Morén 24 octubre, 2018

      Sobre esto escribía hace poco en twitter, porque creo que en estos lances el Barça está extrañando algo más de pausa de sus delanteros. Coutinho, Suárez cuando está de cara o Dembélé tienden a ir siempre hacia adelante, parándose muy poco y apenas apoyándose en el pase atrás. El pase atrás es una herramienta fundamental para juntar al equipo, porque da tiempo y espacio a la línea que viene inmediatamente por detrás para acercarse a los hombres que tiene por delante. Eso Messi sí lo tiene, y por eso sin él, creo, aún con Arthur sobre el campo, es más fácil ver al Barça jugar un partido de idas y venidas.

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