
Murillo contra la incertidumbre
Dada la composición de la plantilla del Barça, una lesión de Umtiti vale por dos. A pesar del perfecto rendimiento con el que ha respondido Clément Lenglet desde el once en ausencia de su compatriota, la intermitencia con la que se ha teñido hasta la fecha la temporada de Big Sam, y la incertidumbre a propósito de cómo se desarrolle a partir de ahora, han depositado sobre Vermaelen una carga que atendiendo a su historial no es prudente encomendarle. El belga es un central que cuando puede estar disponible demuestra buena parte de las virtudes que le valieron, en su momento, para convertirse en uno de los zagueros referencia de la Premier League y para labrarse su aterrizaje en el conjunto azulgrana, pero desgraciadamente para el Barça, para Valverde y, principalmente, para el propio jugador, Thomas tiene esa disponibilidad comprometida. Con él, las ausencias por problemas físicos, más que una cuestión estadística parecen una cuestión de tiempo. Por eso, combinada su alternante condición con la función de recambio que desempeña en el equipo, una simple interrupción de un mes ha servido para convencer a la F.C.Barcelona de la necesidad de un refuerzo. A lo largo de los próximos meses, tan normal será que el Txingurri tenga en sus manos alinear al belga como que no pueda hacerlo, y si una de sus bajas coincide con un periodo de ausencia de Umtiti, la plantilla sólo contará con dos centrales sanos para afrontar las tres competiciones.
Para ocupar el espacio indeterminado que, dependiendo de la salud del resto de piezas, va desde el once al último escalafón, el Barça contará hasta el 30 de junio con Jeison Murillo. Procedente del Valencia, donde la consolidación de la pareja Garay-Paulista y la irrupción del joven Diakhaby copan los minutos que unos meses antes aspiraba a que fueran suyos, el acercamiento al colombiano abarca una paleta tan amplia como el de su hipotético protagonismo a las ordenes de Valverde. Del mismo modo que no sería de extrañar ni que la competición le depare titularidades en plazas importantes a poco que el cuadro azulgrana junte problemas en alguno de sus centrales, ni que despida el curso con una participación testimonial si al Barça todas las monedas le caen de cara, lo ambivalente de su juego en los últimos tiempos y lo escaso de sus apariciones con la camiseta che esta temporada, invitan a un ejercicio descriptivo lleno de matices y estancias cerradas cuyo interior se encargarán de iluminar los meses siguientes. Una proyección optimista de su incorporación debería hacer mención, forzosamente, a su experiencia en la Liga y a su parentesco con varias de las características del Barça de Valverde, como dos vehículos para imaginar un aterrizaje familiar en el engranaje barcelonista. Pero un acercamiento más prudente debe ir de la mano de su momento de forma después de la lesión de pubis que le alejó de los terrenos de juego la anterior campaña.
Jeison es un central diestro pero muy hecho al perfil zurdo de la zaga y que, por lo tanto, podría ser utilizado, en caso de necesidad, tanto al lado de Piqué como haciendo pareja con Lenglet, Umtiti o Vermaelen. De hecho, en el Granada, el Inter, el Valencia y en la selección colombiana, ha tendido a ubicarse más a pierna cambiada que en su perfil teóricamente más natural, lo cual, por ejemplo, lo ha llevado a desarrollar notablemente el uso de la pierna izquierda. Maduro, sobrio y, hasta su última lesión, con un físico imponente, se trata de un central de mucho ímpetu en la acción, predilección por encimar sobre el contrario y poder tanto en los recorridos verticales como en la disputa aérea. Vive, por lo tanto, cómodo lejos de su portería, corrigiendo por velocidad, deteniendo en el cuerpo a cuerpo y acortando el campo si el rival busca una salida directa por alto. En este sentido, como Piqué, Lenglet o Vermaelen, es un tipo de central que para equipos con ánimo presionante contribuye a encerrar el juego en pocos metros, devolviendo el balón de cabeza -como si de un frontón se tratara- a la mitad del campo de la que se pretende no salir. Jugando lejos del área, si bien es un central notable en las carreras rectas -de atrás hacia delante y de delante hacia atrás- resulta menos frecuente verte acudir con comodidad a banda, a la espalda de su lateral, sobre todo en situaciones que demandan un tipo de solución no tan directa. Su giro es menos ágil que su zancada, siendo esto algo que su reciente inactividad ha acentuado.
Menos flexible, explosivo y exuberante tras su recuperación, ya sea por una nueva limitación a su juego o, simplemente, debido al escaso rodaje, sus pocas actuaciones este curso han tendido a ser más posicionalmente refugiadas y, sin el colchón de la corrección física, más desordenadas. Si bien la caída a banda no constituye su lance defensivo predilecto, sí es más frecuente, en cambio, verle recorridos cruzados para lanzar la cobertura a su pareja en el centro de la zaga, tanto socorriendo su espalda como ocupando el espacio si su compañero ha salida fuera de zona. También cerca del área, su hábitat habitualmente se circunscribe al carril central. Metido atrás, Murillo es un baluarte aéreo, un central con imán en los bloqueos y los despejes, velocidad metiendo el pie y propenso a lanzarse al suelo. De hecho, su principal contraindicación en esta zona, trasladado su fútbol a un contexto como el que vivirá a partir de ahora, es, valga la paradoja, su excesiva actividad. A medida que crece el peligro, Jeison ejecuta más que mide, lo cual en ocasiones le impide una resolución limpia de la jugada y una mayor exposición al fallo. Hasta cierto punto, podría decirse, defiende por arrastre, momento del análisis en el que cabe volver sobre su rendimiento post-lesión ya que una menor capacidad física incrementa las opciones de una intervención a destiempo. Será, por ejemplo, el central del Barça que más probabilidades tendrá de desviar un disparo rival, para lo bueno y también para lo malo.
Con el balón en los pies no se trata de un futbolista especialmente creativo, si bien no le quema el esférico. Posee temple, cierta jerarquía, soltura con ambas piernas y si se el abre pasillo puede conducir y tiene capacidad técnica para activar al compañero por delante con un pase vertical más o menos tenso. Lo más común, sin embrago, es que, en salida, Murillo sea más un apoyo que una ventaja. Un futbolista por el que puede pasar el cuero durante su camino, más que uno que le indique una nueva y más productiva dirección. Un perfil de central diferente al de su nueva competencia, de mayor actividad, recorrido y marca, que si logra rendir como ya ha sido capaz de rendir antes debería proporcionarle a Valverde una tranquilidad en la posición con la que ahora no cuenta. Una incertidumbre resuelta.
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– Foto: Eduardo Muñoz Alvarez/AFP/Getty Images
Agus 27 diciembre, 2018
Gran artículo Albert.
Moviéndonos en los parámetros del 4-3-3, sería como bien dices el suplente de Piqué y una alternativa más al central zurdo debido a la poca fiabilidad en la lesión de Big Sam (de ahí la opción de compra) y las lesiones de Vermaelen. También y aunque EV solo lo haya utilizado una vez debido a las lesiones de S.Roberto y Semedo, es una buena alternativa en la defensa de 3 centrales en la que Piqué pueda ejercer de libero.