El fútbol, como deporte colectivo, es cuestión de relaciones, y como entenderse entre dos suele ser más sencillo que hacerlo entre muchos, las sociedades en forma de pareja acostumbran a adquirir un gran peso en él. Alianzas como las de Albelda y Baraja en el Valencia, Xavi e Iniesta en el Barcelona, Cristiano Ronaldo y Benzema en el Real Madrid o Dani Alves y Jesús Navas en el Sevilla, son algunas de las más icónicas de entre tantas otras que en un momento u otro caracterizaron al fútbol español. Base sobre las que empezar a construir en colectivos con problemas, o para potenciar los limitados recursos de un competidor teóricamente más modesto que su rival, en el arranque de Liga las parejas vienen formando parte estructural de los esqueletos de Real Madrid y Valladolid. En el estreno liguero de los de Zinedine Zidane, sin ir más lejos, los madridistas buscaron el entendimiento por fuera de extremos e interiores como un camino amable y poco comprometido para llegar a campo contrario.
Ya en el Santiago Bernabéu, el planteamiento del técnico galo mantuvo dos de los pilares de su presentación en Vigo, repitiendo desdoblamientos exteriores para avanzar, y proponiendo un esmerado ejercicio de presión en campo contrario para no alejar el juego del área visitante (Imagen arriba a la izquierda). En esta ocasión, sin embargo, el once de Zidane presentó dos novedades destacadas de cara a paliar alguna de las cuestiones que más margen de crecimiento mostraron contra el Celta, pues con la inclusión de Isco en el equipo sumaba capacidad en la zona de la mediapunta y con la de James Rodríguez, además, un mayor impacto resolutivo en la finalización. En principio como extremo izquierdo el primero y como interior derecho el segundo, lo cierto es que con el balón en juego ambos se integraron en el mediocampo madridista a partir de un dibujo de dobles parejas que dio forma a un cuadrado en la medular blanca, con Casemiro y Kroos en la base y James e Isco en tres cuartos de campo (Imagen arriba a la derecha).
– A la izquierda, el mapa de calor de Benzema durante el primer (arriba) y el segundo tiempo (abajo), en el centro la posición de Karim antes y después de la entrada de Vinicius, y a la derecha el mapa de calor de James Rodríguez durante el primer (arriba) y el segundo tiempo (abajo). –
La contrapartida del ajuste para el Real Madrid, no obstante, fue que con su lateral menos presente en ataque, tanto Bale como James aumentaron su vínculo con la amplitud del costado, lo que sumado al juego de Benzema por banda izquierda por momentos dejó a Isco como única referencia central por delante de Casemiro y Kroos, algo que en muchos momentos llevó al Madrid a insistir, sin suerte, en el centro lateral. Los de Zidane tuvieron el balón, el dominio y las oportunidades, pero no un acceso al gol lo suficientemente claro. De cara al segundo tiempo, así pues, buscó soluciones el francés, de entrada liberando las incorporaciones de Carvajal por banda para que, a su vez, James cortara su relación con la orilla y pudiera ganar peso por dentro. Ni el colombiano ni el lateral consiguieron revertir su nuevo estatus en el ataque de su equipo, y a cambio la exposición de los centrales blancos frente a Guardiola y Ünal le restó mando a los de casa.
– Foto: Gabriel Bouys/AFP/Getty Images
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