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Portero con pies y manos

Portero con pies y manos

Marcelo Bielsa hacía hincapié en el valor del juego sin balón señalando que, durante un partido, el futbolista vive la mayor parte del tiempo sin la pelota en los pies y que, por lo tanto, existe un número mayor de posibilidades de aportar al juego de su equipo sin el esférico que con él. Un razonamiento similar podría hacerse en conjuntos como el FC Barcelona a propósito de la figura del guardameta y de sus tareas en la distribución y la atajada, puesto que será en lo primero en aquello que, por norma, invertirá más tiempo y tendrá mayor presencia a lo largo de un encuentro, de no ser porque con Marc-André ter Stegen lo uno no invalida lo otro. Noventa minutos del alemán actuando como un futbolista con guantes pueden ser coronados con una intervención trascedente sobre la línea de gol para evitar el tanto del rival. Compagina a la perfección el empleo de último defensor con el de primer atacante.

De ello se aprovechó el Barça este fin de semana en su victoria ante el Getafe de Bordalás, tanto por el impacto final de sus apariciones salvadoras como por la huella de su juego con los pies en el planteamiento y evolución del enfrentamiento. El duelo, como la gran mayoría que cuentan con el conjunto azulón como uno de sus protagonistas, arrancó definido por una batalla concreta y localizada a modo de contagio general: sobre el césped del Camp Nou se dieron cita la salida de balón azulgrana y la presión adelantada getafense. Una es la fase en la que los culés buscan el refugio de una jugada decantada a su favor desde el inicio, desde la que definir contextos favorables tanto en materia ofensiva como defensiva. La otra es la piedra en el zapato con la que el Getafe siempre pretende que pisen sus adversarios, con el objetivo de provocarles un andar incómodo que les emborrone el camino.

En este sentido, lejos de señalar una única pauta tanto en lo que respecta a la ejecución como al éxito, la batalla alternó momentos, fórmulas y vencedores, reflejo en parte de un conjunto local en proceso de asentar lo que poco a poco incorpora a su propuesta. Así, una de las notas más singulares y llamativas de la tarde por parte del FC Barcelona tuvo que ver con el saque de meta, acción que tradicionalmente ha recaído y recae en los guardametas y que, en esta ocasión, con mucha frecuencia corrió a cuenta de ambos centrales (Imágenes de arriba). Fruto del inicial emparejamiento por pares que planteó el Getafe en el nacimiento de la jugada de ataque barcelonista, y a que, como consecuencia, el único futbolista culé liberado de antemano fuera el portero, los de Setién iniciaron juego de pies de Piqué o Umtiti con el propósito de que, en un primer momento, el esférico viajara hacia Ter Stegen. El portero, de este modo, sin marcador, podía tomarse más tiempo para detectar la mejor opción de pase, factor que en un primer momento aprovechó para activar los apoyos centrales de Antoine Griezmann de espaldas a portería contraria (Imagen abajo a la derecha).

Situados los centrales a la misma altura que el alemán en el borde del área pequeña, con Sergio Busquets en la frontal de la grande y ambos interiores atrayendo a la medular del Getafe para alejarla de la defensa, dibujó el Barça una enorme zona de recepción para su delantero. No la pudo aprovechar demasiado el Barça para juntarse alrededor de la recepción de Antoine debido a la distancia del galo con respecto a los interiores y a unos extremos inicialmente abiertos, pero sí para buscar ataques más definitivos atacando con el desmarque de un azulgrana la espalda de la adelantada zaga visitante. Aún con todo, como la conexión entre Ter Stegen y Griezmann amenazaba con desplazar el foco de la batalla que quería librar Bordalás, el técnico alicantino intervino para matizar el funcionamiento de la presión de su equipo. Rompió el emparejamiento hombre a hombre, sujetó a un segundo futbolista cerca de Antoine para que la anticipación sobre los servicios hacia el francés pudieran estar más protegidas y dispuso al resto de piezas defendiendo sobre intervalos, es decir, de manera que un mismo jugador del Getafe pudiera saltar sobre dos jugadores del Barça según fuera la orientación del inicio de la jugada barcelonista.

Encontró entonces el Barça un problema en el posicionamiento previo al pase de sus laterales e interiores, pues ni los unos ni los otros obligaban a que el defensor se decantara lo suficiente como para abrir uno de los dos caminos que inicialmente custodiaba. Cucurella, Maksimovic y Etebo, pese a su inferioridad numérica, mantenían a Sergi Roberto, De Jong, Arthur y a Jordi Alba enredados en su red. Volvieron a hacer uso aquí los azulgranas de su as en la manga, apoyándose en Ter Stegen para desemparejar en el primer escalón y permitir la salida en conducción de Busquets o de uno de los centrales (Imagen abajo a la izquierda). Como consecuencia, llegaron las salidas más prometedoras del Barça, continuadas ya en campo contrario con repetidas circulaciones ricas en movilidad y triangulaciones. Con los laterales asumiendo el control de ambas esquinas, Ansu centrando su amenaza al espacio y el tándem Messi-Griezmann orbitando en la mediapunta y cruzando sus caminos con las ascensiones de Arthur y De Jong por dentro. En este sentido, iba a resultar fundamental que la posesión diera el tiempo necesario a Busquets para ganar metros desde una posición inicial muy retrasada, con tal de conectarlo a la jugada tanto en lo que respecta a la distribución como a la presión tras pérdida.

Tal fue el impacto de Ter Stegen sobre los mejores tramos de juego culé que de cara al segundo tiempo Bordalás volvió a cambiar la forma de defender al guardameta del Barça: el Getafe dejó de saltar sobre el portero cuando éste tuviera la pelota. A cambio, centraría su defensa algunos metros por detrás, basando su estrategia en lograr una discontinuidad tal en el juego y desempeño de su adversario que el Barça se viera obligado a reiniciar una y otra vez los ataques. No obstante, el aire que había ganado la salida de balón barcelonista permitió a Quique Setién ajustar la posición de los interiores y los laterales, separándolos del primer escalón y utilizando a Sergio Busquets para abrir los caminos hacia ellos. Según se moviera lateralmente el mediocentro culé, el pase encontraba a De Jong o a Arthur Melo (Imagen arriba a la derecha). A través de ellos dos y de los acercamientos de Messi hacia el mediocampo trataron los locales de esconder la ventaja del marcador en el balón, por bien que, como en el resto de tramos del partido, la autoridad de su receta fuera intermitente. Para esos momentos también puede contar el Barça con Ter Stegen. Cuando, contra su voluntad, tiene que verlo gastando los guantes y no las botas.

– Foto: Maja Hitij/Bongarts/Getty Images

– Gráfico: as.com

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