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El futuro de Leo Messi

A nadie se le escapa que la planificación del Barça 2021-22 estará marcada por la decisión que tome Leo Messi a propósito de su futuro en el club. Lo estará, además, desde muchos puntos de vista tanto de calado deportivo como económico o emocional. Tras dieciséis temporadas, un FC Barcelona sin el argentino sería un FC Barcelona diferente a muchos niveles. Centrando la cuestión en la vertiente futbolística, un primer aspecto a tener en cuenta a propósito de Messi es su condición de atajo. La posibilidad que brinda a los proyectos culés de contar con un tiempo extra para crecer garantizando puntos. En el día a día, Messi puede acercar al equipo a la victoria mientras no sea capaz de hacerlo como conjunto. En este punto, además de su juego cabe reparar en su impacto anotador, ese que le asegura más de veinticinco tantos en Liga a los suyos desde hace más de una década. Leo es garantía de goles, y los goles el camino directo a la victoria. Por eso, también, por norma son el bien más valorado en el mercado. Perder a Messi y su caudal anotador obligaría al Barça a fichar gol, pero desde un margen económico muy comprometido.

Sin posibilidad de sustituirlo individualmente y con las opciones mermadas a la hora de paliar la pérdida de su impacto goleador, la tercera pata de la ecuación con respecto al argentino, y a lo condicionante que resulta su futuro próximo en el diseño de la planificación, tiene que ver con la vertiente táctica del equipo. Leo no es un jugador cualquiera, y tampoco lo es su encaje si se pretende aprovechar toda su dimensión sobre el campo. Messi no juega siguiendo las guías de una posición, sino los principios de su juego. Al respecto, hace tiempo que su zona más frecuentada se localiza en el mismo espacio independientemente de cual sea su demarcación inicial: la mediapunta derecha. Desde ahí accede al área, se acerca al mediocentro, se abre a la cal o se traslada al sector contrario. Es por ello que la posición que sobre el papel se le asigna al argentino más que hablar sobre él -ya sea desde el extremo, la punta o la mediapunta el 10 pisará las mismas zonas- apunta a la colocación de los demás. Si parte como el mediapunta de un 1-4-2-3-1, el equipo jugará con dos centrocampistas, si la pizarra lo viste de extremo derecho no se atacará con un delantero abierto en ese sector, y si el esquema lo ubica como falso nueve rellenar el área será una tarea compartida.

Sobre esto, las últimas temporadas han insistido en una misma cuestión: tanto la comodidad de Messi como la estabilidad táctica del conjunto mejora cuando el equipo distingue un atacante a su derecha. Un jugador que mantenga activo el carril aunque el 10 se mueva por dentro, que le ofrezca un socio al lateral derecho propio, una distracción al lateral izquierdo rival, y que estirando del contrario hacia la esquina le genere espacios a Leo en su zona del campo predilecta. Ernesto Valverde recurriendo a un 1-4-3-3 de ataque asimétrico en el que jugadores como Dembélé o Deulofeu se situaban en el extremo derecho y en el que Messi y Suárez habitaban el centro, Setién haciendo lo propio con Ansu en el carril diestro, o Koeman recuperando para la tarea a Dembélé u optando un 1-5-3-2 con el que liberar al carrilero derecho para que cumpla como extremo, en diferentes momentos de sus etapas en el Camp Nou han recorrido caminos distintos para llegar a un lugar similar.

De cara al diseño del Barça 2021-22, pues, aclarar la continuidad de Leo y, una vez hecho esto, conocer el modo en que se espera rodearlo, se antoja una de las carpetas más decisivas. Y es que, si la idea de la dirección deportiva y del cuerpo técnico es la de apostar por un 1-4-3-3 con el argentino en punta, el espacio para la incorporación de un nueve titular se dibuja mucho más confuso. Por contra, en el caso de optar por un dibujo asimétrico con un único extremo en la derecha, la entrada en el equipo de ese pretendido nueve atacaría directamente la hipotética plaza de Ansu Fati. Más directo parecería su encaje en fórmulas como el 1-4-2-3-1 o el 1-5-3-2, a cambio de renunciar a un centrocampista en primer término o a un delantero en segundo lugar. En una dirección u en otra, desde su ausencia o desde su continuidad, el próximo será también el verano de Leo Messi.

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– Foto: Imago Images

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