Socio para un mago

VIGO, SPAIN - MAY 5: Williot Swedberg of Celta Vigo in action during the LaLiga EA Sports match between Celta Vigo and Villarreal CF at Estadio Balaidos on May 5, 2024 in Vigo, Spain.(Photo by Octavio Passos/Getty Images)

Socio para un mago

Decía Juan Carlos Unzué que en el fútbol actual, tan marcado por la lucha directa entre las salidas de balón y las presiones adelantadas, cuando tu equipo tiene la pelota es el futbolista rival que salta a la presión el que te enseña el camino. Que sabiendo detectar qué futbolista es y qué zona desocupa para adelantar su posición, el poseedor del balón encontrará al compañero libre. Por eso, uno de los deberes más urgentes que deben atender tanto los jugadores como los entrenadores tras el pitido inicial es responder a esta cuestión. Tener localizado al futbolista rival que, con su salto a la presión, desvela la ruta. Un claro ejemplo de esto pudo verse el viernes durante el partido que enfrentó al Celta y al Alavés en la jornada uno. Salieron los locales luciendo lo que en apariencia era un 1-4-4-1-1 con Aspas por detrás del punta Douvikas, pero que, en realidad, con balón para los vigueses lucia más próximo a un 1-3-4-2-1. Manquillo debía ejercer como tercer central en salida, Hugo Álvarez y Mingueza hacer las veces de carrileros, y Bamba y Iago moverse en tres cuartos de campo por delante de Damián y Fran Beltrán.

Los hombres de Giráldez, sin embargo, no detectaron el camino que les brindaba el planteamiento del Alavés hasta verse por detrás en el marcador. Y es que, para que el 1-4-2-3-1 babazorro pudieran presionar en igualdad numérica la salida de balón del Celta, Luis García Plaza había optado por lanzar sobre los tres centrales rivales al punta, al mediapunta y a Luka Romero, el volante derecho. Como quien salta te da el camino, los recorridos del argentino desde la banda al centro le abrían la posibilidad a los celtistas de jugar con Mingueza en banda izquierda, que el canterano del Barça pudiera progresar hasta fijar la atención de Carlos Vicente y que a la espalda del lateral visitante se abriera el agujero para lanzar la carrera de Bamba (Imágenes arriba). Fue el camino a través del cual, ya antes del descanso, el Celta logró un gol que finalmente no subió al marcador, y algunos de sus acercamientos más peligrosos. Los locales habían detectado la grita, y a Luis García Plaza le tocaría corregir la descanso.

Lo hizo de inmediato, primero cambiando las tareas de Luka en defensa, pues no saltaría sobre el central sino que permanecería fuera con Mingueza, y después dando entrada a Hugo Novoa en su lugar para formar prácticamente un doble lateral en esa zona del campo (Imágenes arriba). No era para menos. Giráldez también había movido sus fichas en el entreacto redoblando la amenaza sobre este sector del campo con la entrada de un Williot Swedberg más punzante si se trataba de atacar la espalda del lateral contrario: »Creíamos que la energía de Williot yendo al espacio nos podía hacer mucho bien, como así ha sido. Él está más cómodo corriendo que Bamba, que juega más situaciones entre líneas. El Alavés metía a mucha gente a defender a Iago y a Bamba y era muy difícil cuando queríamos jugar al pie, y hemos buscado la profundidad con Williot en situaciones de campo abierto o cuando había espacio a la espalda de la defensa. Él es muy bueno en esos cortes desde segunda línea y ha hecho daño».

Si la corrección de García Plaza no sólo no pudo conservar la ventaja sino que tampoco pudo evitar la victoria local fue porque, junto a ella, en el partido cambiaron otras dos cosas. La primera es que, en la manta corta que es el fútbol, que el volante derecho defendiera por fuera significaba tapar mejor a Mingueza pero también dar más aire a los primeros pases del Celta, que a través de sus centrales y mediocentros pudo hilar más pases por dentro y cortar hacia la mediapunta. La segunda, que en esa mediapunta Swedberg y Aspas demostraron entenderse a las mil maravillas. El primero yendo de fuera hacia dentro y de abajo hacia arriba, y el segundo descolgándose hacia la frontal para contactar con el balón y sacar de zona a los centrales. Las atenciones se las llevaba Iago, mientras Williot se separaba lo suficiente de Carlos Vicente para que el lateral no pudiera seguirle sin comprometer su espacio en banda, hasta la espalda de los mediocentros (Imágenes arriba). Está por ver si El Mago de Moaña tiene un aprendiz. De momento, el viernes, tuvo un socio.

 

– Foto: Octavio Passos/Getty Images

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