
La sed de venganza se respira en el entorno y los jugadores pueden tener la tentación de pensar más en la goleada que en la victoria, olvidando que un uno a cero valdrá lo mismo que una manita. El objetivo es dejar al Madrid a 12 puntos. Ese será el trabajo del entrenador, mentalizar a sus futbolistas de que el objetivo es ganar el partido, sin más, hacerles ver que el marcador debe ser el resultado del juego y no al contrario. Si transcurren los minutos y el gol no llega, el equipo no debe precipitarse y debe tener claro que seguir haciendo bien las cosas será el camino para llevarse el choque. El éxito de Guardiola será encontrar el punto de equilibrio. Tampoco debe contagiarse el equipo del triunfalismo que se respirará en la grada, un clásico es un clásico y cualquier pronóstico previo basado en el momento de juego y resultados que atraviesan ambos conjuntos puede saltar por los aires. El Barça no se enfrentará al Madrid en crisis, quinto en la tabla, con un técnico recién aterrizado y una afición que sacó pañuelos en su último partido de Liga, se enfrentará al Real Madrid, y eso sean cuales sean las circunstancias es suficiente para que los jugadores pongan los cinco sentidos y la máxima concentración en el choque.
Para Guardiola, un entrenador que tiene más en cuenta al rival de lo que en apariencia podría parecer, otra dificultad reside en el hecho que el Madrid de Juande es totalmente desconocido, ya que apenas una primera toma de contacto contra el Zenit no es suficiente para aventurarse en pronósticos sobre las ideas que intentará desarrollar en el equipo. Por este motivo, el técnico blaugrana tirará de vídeo para observar el comportamiento de los equipos del manchego cuando se han enfrentado al Barça. Así pues, verá que Juande gusta de jugar con dos puntas que fijen a los centrales y un mediapunta que retrase la posición del mediocentro rival. De cara al partido de mañana no esperamos una reproducción fija de este comportamiento, pero si prevemos que Higuaín, pese a partir de banda derecha, actuará durante muchas fases del partido como segundo punta. Pep sabe que este planteamiento obliga a retrasarse al mediocentro, arrastra a los interiores hacia posiciones más cercanas a la defensa, los desgasta obligándolos a un gran recorrido y sitúa al equipo más atrás de lo que el técnico persigue. Es por eso que ante rivales que presentan dos puntas, hasta la fecha ha optado por un sistema de marcas en que Piqué y Puyol actúan como marcadores y Márquez queda como hombre libre. Esto obliga, primero, a que el capitán se sitúe como lateral izquierdo, y en segundo lugar, a que Márquez ejerza como central por la izquierda y Piqué por derecha.
Guardiola seguramente planteará el partido con el objetivo de sobrecargar las bandas, ya que en estas zonas es donde más problemas presenta el Madrid. Sin volantes específicos y con muchas bajas en los laterales, centrar la ofensiva por los costados puede ser la mejor manera de llevar peligro a la portería de Casillas. Para lograrlo, será importante abrir el campo en todo momento con la presencia de uno de los hombres situados al lado opuesto por el que circula el balón, pegado a la cal. A favor de este punto estará la posibilidad del Barça de lanzar una diagonal a cualquiera de las dos bandas, ya que mientras Alves o Piqué podrán realizar el envío a Henry, la alineación de Márquez en el central izquierdo permitirá al técnico contar con la diagonal del mexicano sobre Messi o, sobretodo, buscando a Alves. Cuando el Barcelona juegue el balón en su línea defensiva, sería muy interesante que Messi ocupara la zona de la mediapunta, lo que desencadenaría una serie de reacciones que favorecerían el juego combinativo de los culés. Por un lado, la presencia del crack argentino entre líneas obligará a la media del Madrid a cerrarse sobre él y, por lo tanto, se minimizará su capacidad para recuperar y robar en zona de creación. A su vez, si finalmente el lateral izquierdo recae en Míchel Salgado, debido a que se trata de un jugador con tendencia a abandonar la línea y seguir a su par -más si este es Messi-, con este desplazamiento del 10 azulgrana a la mediapunta el equipo logrará habilitar un enorme pasillo para Alves que puede ser aprovechado mediante el desplazamiento diagonal de Rafa Márquez.
En la construcción, así miso, será frecuente que tal y como ha sucedido a lo largo de la temporada uno de los dos centrales se sume con balón al centro del campo, posibilitando una superioridad numérica que empuje a Xavi a recibir más arriba, dominando, junto a Messi, la zona de tres cuartos de campo. Con Alves abriendo la banda derecha, Márquez o Piqué manteniendo el equilibrio en la medular, Henry y Eto’o estirando a la defensa blanca desde la izquierda y Messi atrayendo a los centrocampistas, Xavi podrá recibir con mayor libertad y, a partir de esta situación, el Barça empezará a construir juego.
Así, partiendo de una delantera con Messi por la derecha, Henry en la izquierda y Eto’o por el centro, podemos encontrar situaciones en las que Messi se empareje con Metzelder en el lateral izquierdo o que Eto’o caiga a banda derecha aprovechándose de un lateral a pierna cambiada como Salgado, obligando a abrirse a Cannavaro y habilitando el segundo palo para Henry y las llegadas del interior izquierdo. Ésta puede ser otra de las claves del planteamiento de Guardiola, ya que se preve un partido en el que la segunda línea culé tendrá espacios para llegar a situaciones de remate, sobretodo en banda izquierda, por lo cual, más que para Busquets o Hleb, el de mañana es un partido para Gudjohnsen o Keita -nosotros optaríamos por el primero-, que tendrán la misión de pisar área buscando ganar los balones al segundo palo y defensivamente taponar la opción más clara del Madrid para construir juego desde la defensa, la salida por Sergio Ramos.
