
Este es el caso del Real Madrid. El equipo merengue, a doce puntos de la cabeza de la clasificación -faltándole aún el partido ante el Villarreal para completar el Tourmalet– y fuera de la Copa del Rey, se encuentra con que la Champions es posiblemente la única tabla de salvación, si no para la temporada, si para la junta directiva y veremos si para el nuevo técnico. El nuevo objetivo del equipo blanco, pues, debe ser llegar lo más lejos posible en la máxima competición europea, ya que imaginarse a un Madrid fuera de la lucha por los títulos desde febrero, es encontrarse a una institución a la que la temporada se le puede hacer muy larga, con un clima prácticamente insostenible y un referéndum a la figura del presidente en cada partido disputado en casa. Así pues, el poder alargar la participación en Champions lo máximo posible, serviría para ofrecer al aficionado algo con lo que ilusionarse y continuar remando a favor.
No hablamos de que Juande deba tirar la Liga, pero si debe ser consciente que en el campeonato doméstico, para lograr el título deberían darse demasiados condicionantes, que si bien no puede decirse que sean imposibles, si parece difícil que puedan llegar a producirse. En cambio, «sólo» tres eliminatorias separan a los blancos de la final de la Champions, un recorrido que si bien no puede calificarse de accesible, si es cierto que con un equipo con calidad concentrado en una única competición y un técnico especialista en las competiciones con sistema de eliminatorias, la Champions, hoy por hoy, parece el objetivo más realista para los blancos. El primer escollo, no obstante, será el Liverpool de Benítez, otro especialista en la competición, pero de lograr salir victoriosos del emparejamiento la plantilla merengue podría recibir una inyección de moral capaz de convertir al Madrid en un serio aspirante a la máxima corona continental.
De este modo, disponiendo dos líneas de cuatro bien juntas, con Gago como escoba por delante de la zaga, Diarra o Guti saliendo sobre la presión al poseedor del balón y el trabajo del punta y el mediapunta sobre la salida del balón del contrario, Juande tratará de encontrar un sistema que le permita dejar su portería a cero, algo que en una competición como la Champions puede resultar definitivo. Especial atención deberá prestarse a la defensa sobre los costados ya que puede ser uno de los puntos débiles del equipo. Para controlarlo serán importantes las ayudas de los volantes y la agresividad que pueden ofrecer dos laterales como Ramos y Heinze, que a su vez, permitirán al equipo vigilar de manera más efectiva los balones al segundo palo.
Asegurada la defensa es el momento de sacar el máximo provecho a los jugadores que pueden resultar más decisivos, es decir, Raúl, Sergio Ramos, Sneijder y Robben. El capitán, si bien es cierto que ya no está en su mejor momento y que no es el jugador más importante del equipo, si es cierto que en un partido de Champions es un activo al que no se puede renunciar ya que su idilio con esta competición provoca que pueda resolver cualquier partido con un gol de oportunismo o en una jugada aislada. Sobre el césped, lo situaríamos tirado a banda izquierda, ayudando en defensa a Heinze y buscando la diagonal en ataque, participando poco en la elaboración, pero siendo una pieza importante en la finalización, formando en muchas ocasiones prácticamente como segundo punta. Sergio Ramos, por su parte, sin Diarra ni Marcelo, debe ser una pieza importante en la salida desde atrás y comandar junto a Pepe el inicio de las jugadas de ataque. En ataque será importante que sus llegadas sean por sorpresa, por lo que es necesario que el peso ofensivo del costado recaiga en un jugador específico de banda al que las subidas del sevillano permitan irse hacia el centro, y la solvencia defensiva del lateral descargue de responsabilidades defensivas. El hombre idóneo para este papel será el holandés Robben, el desequilibrio de este equipo, jugando más adelantado de lo que lo haría un volante para sacar el máximo provecho a su desborde en el uno contra uno, situación que debe favorecer las incorporaciones de Ramos.
Así pues, a partir de ahora el Madrid deberá tener muy claras sus prioridades. En la Liga es momento de rotar jugadores, fomentar la adaptación de los nuevos y construir nuevas sociedades como las de Sneijder y Huntelaar, Ramos y Robben o la diagonal de Pepe a Raúl, mientras que en Champions deberá jugarse el todo por el todo. Son únicamente seis partidos para llegar a la final, el equipo tiene calidad y experiencia, y no sería la primera vez que el Madrid cierra una mala temporada levantando el trofeo más importante a nivel de clubs de Europa.
