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La semana del Clásico (I): Los precedentes

La temporada pasada nos brindó hasta cinco enfrentamientos entre F.C.Barcelona y Real Madrid. En ésta, los de Guardiola y Mourinho ya se han visto las caras en la Supercopa de España, pero debido a las fechas en las que esta competición se disputa, nos resultará mucho más útil volver la vista atrás hasta la temporada 2010-11.

La primera vez que Pep y Mou se vieron las caras al frente de los dos grandes de la Liga, fue en el 5-0 del Camp Nou. Como evidenció el marcador -y aún más el juego- el Barça fue el absoluto dominador del partido y superó en todo al Madrid. En ese partido, pudimos ver repetida una constante cuando Guardiola se ha enfrentado a Cristiano Ronaldo, como es la doble marca al portugués. Ya sea planteando un doble lateral derecho o -lo más habitual- el apoyo interior de uno de los centrales, Pep siempre ha repetido este planteamiento cuando Ronaldo ha actuado en banda. Formando con la pareja de centrales PiquéPuyol, siempre ha sido el capitán el encargado de esa doble marca junto al lateral, de manera que el técnico no ha dudado en intercambiar el perfil de los centrales dependiendo de la banda que ocupase Ronaldo, incluso con el partido en marcha. 

Tanto en la final de Copa como en la ida de las semifinales de Champions, Mourinho modificó la posición del crack portugués y lo ubicó en el centro del ataque durante muchos minutos. La doble marca, entonces, recayó sobre los centrales, los cuales eran arrastrados por los desmarques a bandas de Ronaldo. Para aprovechar ese espacio que se generaba en el carril central, Mou contaba con hasta dos interiores llegadores, el alemán Khedira y el reconvertido Pepe. Así consiguió girar el sistema defensivo del Barça en la final de Copa, y por eso en las semifinales de Champions Guardiola trató de contrarrestarlo anclando la posición de Dani Alves. El brasileño, mucho más contenido a la hora de subir la banda, ocupaba el espacio hacia donde se dirigían las diagonales de Cristiano y de esta manera permitía a los centrales azulgranas seguir tapando el centro del ataque blanco. Este nuevo rol de Alves, no obstante, abrió otro escenario en su enfrentamiento con Di María. Ambos jugadores atacan mejor que defienden, y por eso, sujetando a Alves, el escenario se invirtió, pasando Di Maria de defender a Alves a atacarlo, y como ambos atacan mejor que defienden, lo que a priori debía proporcionar mayor seguridad defensiva al equipo de Guardiola, se convirtió en un problema. El Barça tuvo que aceptar esa concesión a cambio de hacer más efectiva la defensa sobre Ronaldo.

Con ese trivote en mediocampo que empujó a Özil a la posición de falso extremo derecho, Mourinho pretendía, además, tapar al triángulo XaviIniestaMessi alrededor del cual gravita el juego azulgrana. Dar libertad a la espera de una emboscada a Busquets, Alonso ocupando el espacio de Messi, agresividad en la anticipación de los centrales y apoyos interiores de los laterales, sobretodo de un Arbeloa que se hizo con la plaza en defensa que dejaba la nueva demarcación de Pepe. La respuesta de Guardiola a ese planteamiento se dio en el segundo tiempo de la final de Copa, cuando Pedro y Villa se intercambiaron las bandas. Como hemos comentado, para el planteamiento de Mourinho eran muy importantes las ayudas interiores que desde el lateral pudiera realizar Arbeloa, teniendo en cuenta que en el perfil izquierdo del ataque del Barça se localizaba el duelo más desigual del partido, un Iniesta vs.Khedira en el que el manchego podía sacar mucha ventaja de su desequilibrio como sucedió en el 5-0 del Camp Nou.

Para que esto sucediera, Pep buscó el aclarado para Andrés situando a Pedro como extremo izquierdo. A diferencia de Villa que con su tendencia central se convertía en una referencia para el central y no para el lateral blanco, el canario podía fijar a Arbeloa lejos del duelo IniestaKhedira, dibujando un uno contra uno entre interiores muy favorable al Barça. Villa, por su parte, buscando la diagonal fuera-dentro desde banda derecha, atacando el cierre de Marcelo y presentando una amenaza en el área que limitase las oportunidades de los centrales del Madrid de salir en la anticipación sobre el triángulo clave del juego del Barça.

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