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Un buen resultado y dos grandes noticias

Partido grande de Champions que tuvo de todo. La primera noticia la dio Ancelotti con la sorpresa de la entrada de Beckham. Todo el mundo se puso a imaginar sus parábolas dirigidas a las cabezas de Ibra, Thiago Silva, Alex o Matuidi. Y lo cierto es que durante la primera fase del partido fue así. Empezó mejor el PSG, bien asegurado en sus dos líneas de pase, sin girar al mediocampo y con un Thiago Silva imperial para solventar cualquier desajuste. Con Pastore y Lucas por fuera, el Barça tenía ventaja, pero como la portería está en medio y la custodiaba el mejor central del mundo, era una situación asumible. Así se explica que el Barça no masacrara desde el baile de Dani Alves a Pastore. El argentino sólo restó. 

Como el PSG llevaba la iniciativa desde la defensa, el Barça concedía salidas en ventaja, ya fuera con el indefendible juego de espaldas de Ibra o la poderosa conducción de Lucas escondiendo el balón. Fueron las principales armas para llevar el balón arriba y también para encontrar las ansiadas jugadas de estrategia que justificaran la entrada del icono Beckham. La presencia del inglés, eso sí, también podía llevar consigo desventajas, la principal, su teórico emparejamiento con Iniesta en el que además no contaría con el apoyo de un volante sacrificado en la derecha. Ancelotti se movió bien e intercambio perfiles entre el inglés y Matuidi. El francés en el duelo con Andrés y Beckham sobre la mitad en la que estaba un Villa que se iba a dentro y un Xavi que no desborda en parado.

Para revertir la situación, el Barça empezó a mandar los interiores arriba. A espaldas de los mediocentros. Sin balón. Thiago Silva llegaba siempre o casi siempre, pero ahora había dos referencias a defender tanto en altura como en amplitud. Busquets, Mascherano y Piqué, amparados por el poco trabajo defensivo de la pareja Ibra-Lavezzi, aguantaban más el balón, tomaban más la iniciativa, y Xavi e Iniesta se movían a la espalda de Matuidi y Beckham. El Barça ganaba tiempo y espacio que utilizaron los laterales para proyectarse. Alves en su particular sangría contra Pastore y Alba dando profundidad al ataque posicional culé y permitiendo que Alexis se convirtiera en otra posible recepción por dentro. El Barça se construyó el escenario que le convenía, y sin una posición de ventaja para salir, al PSG no le quedó ni el recurso de la estrategia.

Hasta el descontrolado tramo final del choque, el Barça se sintió soberano, incluso tras la lesión de Messi. La baja del crack -posible- y de Mascherano -segura- marcaran la vuelta. De la ida, a parte de un marcador positivo, Vilanova se lleva dos grandes noticias: Una, que la capacidad competitiva de este grupo no tiene equivalente, la segunda, que para esta Champions podrá contar con Víctor Valdés.

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