
Preparados para cuando vuelvan
Decía Guardiola tras caer en el Santiago Bernabéu aquello de “La pelota, cuando más rápido va, más rápido vuelve“, y si una cosa está clara hasta ahora, es que Luis Enrique quiere que su Barça vaya rápido. Por eso, en cada una de las tres jornadas que llevamos de Liga, sorprendentemente, el técnico más alocado del curso pasado, ha priorizado el apartado defensivo al ofensivo a la hora de plantear los partidos. La posición de los interiores en el estreno ante el Elche, de los acompañantes de Messi en el Madrigal y, el sábado, de los laterales culés, son las tres consecuencias más visibles de esta sobre-atención que está poniendo Luis Enrique en lo que sucede cuando el Barça no tiene el balón. El mismo técnico azulgrana lo reconocía tras el pitido final: “Para conseguir algo en lo que son nuestras aspiraciones a lo largo de la temporada, debemos ser consistentes y compactos en los dos aspectos. En el ofensivo, con la calidad de los jugadores y la organización, se consigue con relativa facilidad. En el aspecto defensivo está claro que, en principio, es una cosa que cuesta más“.
El conjunto azulgrana, ataviado el sábado con su equipación reserva, saltó al césped del Camp Nou con la voluntad de jugar muy lejos de Bravo. Plantando la línea defensiva lejos del área conseguiría, por un lado, minimizar el peligro de la acción potencialmente más dañina de los visitantes -el centro lateral hacia Aduriz-, y por el otro, tener a los centrales cerca de Busquets por si, en la zona más vulnerable del cuadro culé, el mediocentro requería la ayuda. Por una razón y otra se entiende la elección de la pareja Mascherano-Mathieu en el centro de la zaga: la que más anticipa y mejor corre hacia atrás, dejando en el banquillo a un Piqué que no viajó con la selección y en la grada a un Marc Bartra que sí lo hizo. También faltó Dani Alves, en este caso no por decisión técnica, y la ausencia tuvo consecuencias sobre el juego. Principalmente dos, y en ambas direcciones. En ataque el Barça añoró ese instante de pausa que da el brasileño cuando recibe arriba y toca hacia dentro para asociarse, y en defensa porque, ya que Montoya no iba a dar lo mismo que Dani con balón, Lucho optó por enfocar al canterano al trabajo de contención, fijando su posición atrás para cerrar el carril por donde se movería Iker Muniain.
De hecho, ambos laterales se sujetaron bastante más de lo que estábamos viendo en este inicio liguero, y de formar alineados con Messi, Pedro y Munir, ante el Athletic jugaron a la altura de la línea de medios. Como consecuencia, vimos a un Rakitic posicionalmente muy abierto, en zona de volante, y a un Barça con pocos hombres por delante del balón en los compases iniciales del partido. La mayor sensación de peligro, en este tramo, vino por las recepciones de Messi en tres cuartos, en las que ahora encuentra espacios y opciones por delante a las que mandar el pase. Pedro y Munir eran los desmarques a la espalda de una zaga bilbaína muy adelantada dirigida por Laporte, pero ninguna de las opciones llegó a cristalizar.
En el ecuador del primer tiempo, sin embargo, Iniesta ganó peso en el mecanismo de salida del Barça, y el discurso del partido cambió ligeramente. El sábado, el equipo catalán no inició jugada con Busquets entre centrales, y además destinaba para esta fase del juego, seguramente, a sus opciones menos capaces. Montoya en lugar de Alves, Jordi Alba en lugar de Adriano, Mascherano y Mathieu en lugar de Piqué, Bartra o Vermaelen, más un mediocentro que entre sus enormes virtudes no tiene la maestría en el primer pase. Iniesta, pues, empezó a alternar juego a espaldas de la presión con recepciones cerca de la base recogidas directamente de los pies de los centrales. Andrés en estas zonas tampoco pierde el balón y permitió a su equipo avanzar junto, y a Jordi Alba adelantar algo más que dos pasos para jugar por delante de la línea del balón. El Barça ganó profundidad y hombres en campo contrario, situación a partir de la cual llegaron las posesiones más largas de los locales en la mitad del Athletic.

El delantero del lado por el que el rival salía, no tenía la misión de seguir al lateral, sino que replegaba sobre una posición centrada, siendo el interior el encargado de salir a banda.
En el segundo tiempo entró Neymar, el Socio, y como apuntaban la palabras de Luis Enrique que hemos reproducido al inicio, se impuso la calidad. Justo en el momento en que los de Valverde ganaban aire, el Barça diversificó atenciones, acompañó a Leo y sumó calidad determinante en el último tercio del campo. El sistema de Luis Enrique, en primer lugar tiene en cuenta a Messi, y en segundo a Neymar y Luis Suárez. Sin estos tres, probablemente el dibujo sería otro, por lo que resulta lógico que, más allá del enorme salto de nivel, el mecanismo cobre más sentido a medida que coincidan los delanteros sudamericanos. El Barça 2014-15 está pensado para eso. Se atacará y se defenderá con la vista puesta en ellos. En este último aspecto, es interesante reparar en el comportamiento defensivo del trío de delanteros del Barça el sábado, y observar si se repite en próximas fechas. El delantero del lado por el que el rival salía, no tenía la misión de seguir al lateral, sino que replegaba sobre una posición centrada, siendo el interior el encargado de salir a banda. Otra novedad que apuntar en un líder que suma tres de tres y cero en su portería, mientras se prepara para que vuelvan.