
Muniain con o sin lateral delante
Ahora que el Barça, en lo que llevamos de 2015, ha encontrado un plan estable desde el que competir, seguramente el Athletic de Bilbao sea el conjunto con más problemas colectivos de Primera División. Situados en el ecuador de la tabla, los de Valverde han acusado en exceso la marcha de Ander Herrera, su organizador de juego las últimas tres temporadas. No es el único cambio de los bilbaínos, que por otro lado no sufrieron en verano ninguna otra salida importante más allá de la del hoy centrocampista del United, pues son varios los futbolistas que permaneciendo en plantilla han rendido por debajo de lo esperado y soluciones como la de Beñat tampoco han fructificado. Si el Txingurri no reserva a nadie pensando en la Copa -cosa que está por ver-, ahora mismo y de cara al domingo, los principales activos de los locales para doblegar al Barça en el nuevo San Mamés, pasan por lo que pueda producir Aduriz contra la pareja de centrales culé y por el acierto de los leones a balón parado.
Es de esperar, pues, que Luis Enrique se esté planteando a estas horas la incursión de Mathieu junto a Piqué en el centro de la zaga azulgrana, pues es la opción más solida de que dispone para cuerpear en las inmediaciones del área con el robusto ariete de San Sebastián. A Mascherano le faltan centímetros y salto vertical, y a Marc Bartra contundencia en el choque como se apreció en Elche ante Jonathas. También Rakitic podría recuperar su puesto como interior en lugar de uno de los dos titulares el fin de semana pasado, en la izquierda para completar el triángulo en banda junto a Jordi Alba y Neymar, o en la derecha para hacer lo propio con Messi y Dani Alves. El brasileño, que ya se perdió el duelo de la primera vuelta, es duda y ayer entrenó al margen del grupo, y en caso de llegar a la cita, puede ser el protagonista de una de las batallas adjuntas del encuentro. Tanto si el Barça logra desactivar la opción del balón directo hacia Aduriz como si no, el punta encontrará un aliado a su izquierda en la figura de Muniain. Aunque el del navarro es uno de esos casos cuyo rendimiento esta temporada ha estado lejos de su mejor versión, ya sea recogiendo el balón descolgado como volcando el ataque hacia su sector, Iker puede ser un foco de peligro no tan inesperado a poco que el Barça no consiga cerrar su banda. Si no llega Alves y el lateral es Martín Montoya, el reto será más técnico que táctico, pero de formar el brasileño como titular en el lateral, probablemente la pizarra tenga bastante más que decir.

A la izquierda, dos capturas del Barça-Villarreal en las que se observa a Dani Alves actuando en banda mientras Messi ocupa el carril central. En las capturas de la derecha, sin embargo, ante el Atlético la banda es ocupada por el argentino mientras el lateral permanece por detrás del balón.
Lo hemos ido comentando las últimas semanas: el papel de Dani Alves ha cambiado. De carrilero encargado de ocupar solo todo el carril durante la primera fase del curso, a iniciador del juego por la banda derecha en la que se ha reubicado Messi. El brasileño, ahora, únicamente de forma esporádica abre la banda que fija Leo al comienzo y la diagonal dentro-fuera del interior después. Alves equilibra el triángulo, y por lo general tiene más presencia por dentro, casi como un centrocampista al uso, que cerca de la cal. Además de un socio para Messi cuando el argentino busca un aliado centrado, el nuevo rol de Dani Alves implica también que la transición ataque-defensa del Barça gana a un hombre por detrás de la pérdida. Cuando el rival contragolpea, la banda derecha en la zaga culé está ocupada.
Hace menos de siete días, sin embargo, la poca paciencia de Leo en banda ante el eficaz sistema defensivo que preparó Marcelino con el Villarreal, nos hizo ver de nuevo al Dani Alves más de banda, siendo el encargado de compensar el dibujo cuando el 10 se establecía en el carril central. Hasta que en el segundo tiempo Luis Enrique encontrara en Rafinha y Luis Suárez alternativas para mantener la estructura, el lateral recuperó la función que ha desarrollado las últimas temporadas en Barcelona. Ocupó la banda, fijó la amplitud pero también restó ese futbolista extra por detrás del balón en transición defensiva, algo que aprovechó el Villarreal para salir a la contra por su sector como en la jugada del primer gol amarillo. Pese a que las temporadas de Muniain y Cheryshev desprenden sensaciones opuestas, el cuadro catalán puede pagar cara la libertad del rojiblanco en banda. Le regalaría a un equipo con problemas de juego como es del Athletic, la opción de encontrar un balón de oxigeno sólo a la espera de la inspiración de su extremo.
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