Perdió distinto

Perdió distinto

En un partido que mantuvo el signo pero rompió la norma, el Barça B de Jordi Vinyals cosechó una nueva derrota, esta vez ante el Mallorca, que lo hace entrar, ahora sí, en los puestos de descenso a 2ªB. Mantuvo el signo porque se perdió como en Palamós, y rompió la norma porque en sus primeros dos partidos dirigiendo al equipo, el filial había encajado poco (únicamente un gol, y tan extraño como el que le endosó el Llagostera) y todavía no había logrado marcar. El 2-4 final refleja un escenario distinto, y eso que en el once del de Cardedeu no hubo demasiadas caras nuevas. El esqueleto defensivo se mantuvo respecto al último partido, con José Aurelio Suárez en la puerta y Juste haciendo pareja con Bagnack. El camerunés volvió a dejar en el banco a Edgar Ié, aunque todavía es pronto para saber si, como Eusebio, Vinyals ve en él a uno de sus hombres fuertes o si su reciente protagonismo obedece a las características de sus rivales, pues al igual que Alavés o Llagostera, el Mallorca de Miquel Soler también presentaba en punta a una referencia aérea. En este caso Xisco, apoyado por las incorporaciones de Yuste para peinar el envío directo. En mediocampo regresó Juan Cámara al interior izquierdo, mientras a la derecha de Sergi Samper se mantuvo el reciclado Patric. Finalmente, arriba, sin Munir ni Dongou, Sandro hizo las veces de ariete, con Adama de vuelta al extremo derecho y Joan Roman como principal novedad en la banda izquierda.

Hasta el gol en contra que tanto daño hace al ánimo de este joven y castigado Barça B, se vislumbró un intento por encontrar mayor equilibrio entre defensa y ataque de lo que se había conseguido en los dos últimos encuentros. Adama, espoleado por la derecha, y la conexión intuida entre Cámara y Joan Román en la banda contraria para mover con fluidez el balón, eran amenazas algo más maduras, aunque el hombre que con su profundidad, perseverancia e intención más olió el peligro fue Sandro. En todo caso, el bagaje ofensivo fue escaso, y sólo tras el segundo gol mallorquín que obligaba al Barça B a desbocarse, se merodeó con continuidad la zona más peligrosa. Fue Adama, con su habitual desborde y potencia por el costado, el que estiró la jugada y a los rivales hacia línea de fondo, y el encargado de forzar la pena máxima que hacía entrar de nuevo en el partido al filial culé.

En el segundo tiempo el técnico catalán movió el banquillo, ya desde el inicio con el casi imperceptible cambio de Babunski por Cámara. Como el segundo gol no llegaba y la necesidad apremia, a falta de veinte minutos Vinyals agotó las sustituciones con un doble cambio que agitó el dibujo. Bicho entró por Joan Roman y Gerard Gumbau por Diagne para disparar a Grimaldo hacia arriba y fijar a dos referencias abriendo el campo. Se hace difícil afirmar con rotundidad si el Barça B pasó a jugar con defensa de tres o mantuvo línea de cuatro atrás, pues además del casi inmediato tanto del empate obra del hasta entonces lateral izquierdo, las posiciones de Patric y Gumbau fueron difusas. El primero, por momentos carrilero con Juste haciendo las veces de central derecho en una salida de tres, en defensa ocupaba su antiguo puesto de lateral derecho, mientras la navaja suiza del filial cerraba como central izquierdo cuando el Barça B tenía el balón, y se abría como lateral cuando lo perdía. Con Bicho en la mediapunta y un Adama que ahora contaba con el apoyo exterior de Patric, se alcanzó un tramo de apenas diez minutos en que la victoria local se sintió más cerca, pero si en la primera parte un penalti había metido al filial en el partido, en la segunda también una pena máxima lo sacó de él. Segunda derrota consecutiva para un Barça B de Vinyals que por fin vio puerta pero que encajó más. Próxima parada Lugo.