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Bastian, Pep y el estilo

Bastian, Pep y el estilo

Análisis de lo que supone la salida de Bastian Schweinsteiger del Bayern Múnich.Josep Guardiola aterrizó en Múnich con un encargo más ambicioso que el de hacer que un equipo campeón siguiera ganando. Al de Santpedor se le encomendó una revolución. La impronta imborrable de su Pep Team en Barcelona impregnaba todo el plantea fútbol, hasta el punto de que incluso un coloso con la identidad tan clara y marcada como el Bayern, pretendiera para si el fútbol de autor del catalán. La previa incógnita sobre quién se adaptaría quien, pronto quedó resuelta, y bajo la batuta incontrovertible de Guardiola el cambio llegó a Baviera. De cuantas novedades introdujo el apasionado técnico en el conjunto alemán, las más significativas seguramente sean las que tuvieron lugar en mediocampo, la sala de máquinas del juego que sus equipos, por norma, pretenden. Toni Kroos, mediapunta complementario con Heynckes, se convirtió en un centrocampista dominante, director del tiempo y de mucha presencia en el juego desde la base, mientras Phillip Lahm, hasta entonces referencia desde el lateral, fue redescubierto como un interior de los que gustan a Guardiola, de los que no pierden el balón y mantienen su posición en la pizarra.

Como en los casos de Xabi Alonso y Alaba después, esta obediencia posicional es una de las principales virtudes que pretende Guardiola en sus futbolistas y más especialmente en sus centrocampistas, algo que casaba muy poco con las características del gran centrocampista del Bayern tricapeón. Bastian Schweinsteiger había comandado un año antes al mediocampo muniqués a partir de un despliegue sin parangón. Teóricamente formaba junto a Javi Martínez la pareja de mediocentros del equipo, pero en la práctica su movilidad le llevaba a aparecer entre centrales en la salida, caer a banda o llegar al área. Su comportamiento posicional era perfecto para la identidad futbolística de aquel equipo, pero obedecía muy poco al que cabría esperar en un centrocampista de Guardiola. De hecho era el opuesto. Para que ambos caminos se encontraran, los dos debían cambiar mucho, o uno de los dos hacerlo del todo. Aun así, estaban obligados a intentarlo. Primero el alemán, cohibiendo sus ansias de movilidad para darle al esquema esa referencia en el círculo central que pretendía, y posteriormente el entrenador, acomodándole una plaza de interior adelantado que diera más vuelo a su juego sin balón. Ninguna de las formulas funcionó. En la primera Bastian era medio Bastian, y en la segunda el mecanismo de Pep una nota fuera de tiempo. Ahora el alemán ha regresado con quien le cambiara la carrera, y el catalán lo volverá a intentar con otro medio que no para quieto.

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